La estabilidad macroeconómica es la principal contribución que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) hace a la sociedad, mediante una inflación baja y estable, lo cual protege el poder adquisitivo de las personas. El logro de esa estabilidad implica propiciar que el resultado de la cuenta corriente de la balanza de pagos sea compatible con los flujos de capital externos de mediano y largo plazo.
Adicionalmente, el Banco procura brindar a la sociedad un sistema de pagos eficiente y promueve un sistema financiero estable. Estas condiciones permiten que los agentes económicos tomen decisiones sobre ahorro, inversión y consumo con menor incertidumbre y, de esa forma, se pueda lograr una asignación eficiente de recursos y se promueva el desarrollo económico, la generación de empleo y un mayor bienestar para la población en general.
Para cumplir con estos objetivos, el BCCR da seguimiento cercano y continuo al comportamiento de aquellas variables, locales e internacionales, que puedan poner en riesgo la estabilidad macroeconómica. Entre otras cosas, el Banco le da un estrecho seguimiento al mercado cambiario.
Como parte del seguimiento a este mercado, el BCCR identificó que el rendimiento de los instrumentos de ahorro en colones era inferior al rendimiento de los instrumentos de ahorro en dólares, razón por la cual el Banco inició un proceso de ajuste gradual tanto en su tasa de política monetaria (TPM) como en las tasas de los bonos de estabilización monetaria, de forma tal que se restituyera el premio por ahorrar en colones, con respecto al ahorro en dólares.
A pesar de dichos ajustes, los ahorrantes en colones y los deudores en dólares decidieron acelerar la conversión de moneda de sus activos y pasivos. Este movimiento se intensificó a partir de la última semana de abril de este año, y se manifestó en una mayor demanda de divisas en el mercado cambiario.
Como ocurre en todo mercado –del cual no escapa el mercado cambiario del país–, una mayor presión de demanda que no estaba acompañada de mayor oferta de similar magnitud generó un alza en el precio, en este caso, en el tipo de cambio.
Hecho atípico. Durante la cuarta semana del mes de mayo, apenas transcurridas pocas semanas del inicio del ajuste gradual de las tasas de interés en colones, el mercado cambiario mostró un comportamiento atípico: en pocos días se duplicó la variación interanual del tipo de cambio (de 5,2% en términos interanuales el 2 de mayo, pasó a un crecimiento interanual del 10,2%, el 24 de mayo), lo cual no resultaba coherente con la trayectorias a mediano y largo plazo que muestran las variables económicas que determinan este macroprecio.
Esas variaciones cambiarias exacerbaron las expectativas que los agentes económicos tenían sobre el rumbo que iba a tomar la cotización de la divisa estadounidense en el mercado cambiario nacional, lo que incrementó el deseo de la mencionada conversión de moneda, fenómeno que a su vez reforzó la presión de demanda por dólares.
Remarcamos que este fenómeno fue considerado atípico por el Banco Central porque el mayor tipo de cambio, en vez de moderar las cantidades demandadas y propiciar una mayor participación de los oferentes de dólares, causó lo opuesto.
Los agentes incrementaron la expectativa de que en el futuro cercano el tipo de cambio sería aún mayor, y, por ende, se estimulaba el movimiento con incrementos en la demanda, lo que se traducía en un aumento en el tipo de cambio.
Esta situación no se resolvió con los movimientos naturales del mercado, lo que llevó al BCCR a adicionar elementos a las medidas antes tomadas. Concretamente, aceleró la velocidad de ajuste en las tasas de interés y recurrió a una modalidad de intervención en el mercado cambiario (conocida como interdía), que si bien estaba autorizada desde inicios del 2014, no fue hasta este periodo que se puso en práctica.
El propósito de la modificación de la forma en que el BCCR decidió participar en el mercado cambiario no fue para promover o fijar un valor específico del tipo de cambio, ni para interrumpir la tendencia de largo plazo, sino para alinear la cotización del dólar conforme el comportamiento de las variables fundamentales que lo determinan.
Bajo el régimen cambiario actual, el tipo de cambio se incrementa o disminuye dependiendo del comportamiento de dichas variables, como se ha visto desde que se implementó el régimen. Está claro que lo sucedido en esos días analizados no respondía a cambios en esas variables, lo que obligó al Banco Central a actuar de forma contundente.
Adicionalmente, como parte de esas acciones, el Banco Central definió un compromiso con la sociedad en concordancia con su objetivo de estabilidad macroeconómica, al indicar que estaba dispuesto a participar por varios días en el mercado cambiario como oferente de divisas y, para ello, decidió poner a disposición $1.000 millones de sus reservas internacionales con el fin de promover una dinámica del tipo de cambio coherente con sus determinantes de mediano y largo plazo.
Como se informó ampliamente en los medios, y como se puede constatar, luego de ese anuncio y de la posterior participación del Banco en el mercado cambiario bajo la nueva modalidad, el tipo de cambio mostró una corrección y en lo que transcurre de junio el mercado se comporta con mayor orden que en la última semana de mayo.
Es pertinente mencionar que este tipo de ajustes han ocurrido en otras ocasiones, incluso de magnitud mucho mayor a la experimentada este año, la más reciente en marzo del 2014.
Otras acciones. El Banco Central es consciente de que el efecto de las medidas no se ha completado y que en particular los ajustes en la TPM se transmiten con rezago variable. Por ello, con el fin de acelerar la transmisión de estos cambios, decidió, a partir del 8 de junio, ofrecer al público en general la opción de ahorrar en moneda nacional directamente en el Banco Central, bajo la figura de depósitos electrónicos a plazo (DEP), mediante su plataforma electrónica “Central Directo”.
Con esta medida se pretende, en primera instancia, ofrecer un instrumento de ahorro competitivo con respecto a lo que existe en el resto del sistema financiero y, además, poner a disposición del público una opción de ahorro en colones que ayude a restituir el premio por ahorrar en moneda nacional.
El Banco Central de Costa Rica reafirma su compromiso con el cumplimiento de sus objetivos, concretamente con su objetivo primordial de mantener una inflación baja y estable, la cual, a mayo del presente año, alcanza una variación interanual de 1,67% (por debajo aún del límite inferior de la meta).
Finalmente, el Banco Central entiende que la estabilidad macroeconómica requiere de un conjunto armónico de políticas, tales como fiscal, monetaria, cambiaria y comercial, entre otras. No se puede negar que en este momento la principal amenaza para esta estabilidad es la ausencia de un acuerdo social sobre cómo hacer sostenibles en el tiempo las finanzas públicas, razón por la cual no se descarta la hipótesis que esta sea una de las causas que subyacen en el reciente episodio cambiario.
En esta oportunidad, el adecuado nivel de reservas internacionales le permitió al BCCR ordenar el ajuste del mercado, pero debemos recordar que estos recursos son finitos y debemos también entender cómo actúa el mercado cambiario y la manera en que este afecta positiva y negativamente a los agentes económicos (exportadores, importadores, deudores, entre otros). Por ello, para evitar los costos de un ajuste desordenado de la economía ante los problemas estructurales de las finanzas públicas, es impostergable que como sociedad busquemos una solución acorde a nuestra realidad.
El autor es presidente del Banco Central.