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Nadie pudo haber imaginado, especialmente los ciudadanos estadounidenses de esa época, el impacto que tendría en su país el asesinato del entonces presidente John F. Kennedy, el 22 de noviembre de 1963.
Prueba de esto, es que 50 años después de su desaparición, aún se siguen debatiendo las circunstancias que rodearon su muerte. La más reciente muestra de esta permanente discusión viene de las manos de Nat Geo, con la película ¿Quién mató a Kennedy? ( Killing Kennedy ), protagonizada por el polifacético actor –en su juventud considerado uno de los chicos rebeldes de Hollywood– Rob Lowe que, a sus 49 años, lleva más de tres décadas de carrera actoral.
Teleguía tuvo la oportunidad de conversar de forma exclusiva con este ejemplo poco frecuente de un actor que logró sacudirse de su imagen de veinteañero roba corazones tanto en su vida pública como en sus actuaciones en cintas como The Outsiders (1983) y St. Elmo’s Fire (1985), para alcanzar papeles tan importantes como el de Sam Seaborn en la serie The West Wing (1999-2006) y del excéntrico cirujano plástico Jack Startz en el filme Behind the Candelabra (2013) que narra la vida del talentoso y extravagante pianista Liberace.
¿Quién mató a Kennedy? se centra en dos personajes cuyas vidas –y muertes– quedaron unidas para siempre luego de ese fatídico día en Dallas, Texas. Por un lado, está John F. Kennedy, el bien parecido líder de la potencia norteamericana, y por otro, Lee Harvey Oswald (Will Rothhaar), el infame verdugo.
La cinta, dirigida por Nelson McCormick ( ER y The Good Wife , entre otros), busca profundizar acerca de estos dos hombres y sus conflictos internos y externos, y en especial en lo que a Oswald se refiere; la narración se basa en el exitoso libro del mismo nombre, del 2012, de los autores Bill O’Reilly y Martin Dugard.
Acá, un extracto de la conversación con Rob Lowe.
¿Por qué interpretar a un personaje que ha sido encarnado tantas veces en el pasado?
Es un personaje muy complejo, como salido de una obra de William Shakespeare. Lo veo como Hamlet o Romeo. Este personaje ya ha sido encarnado muchas veces y sé que cobrará vida muchas veces más. Y creo que así debe de ser. El reto para mí fue qué elementos nuevos le lograba aportar a este papel tan icónico y maravilloso y yo quería enfocarme en mostrarlo como un hombre verdadero, de carne y hueso.
Este protagónico parece marcar una nueva era en su carrera en la que forma parte de producciones de carácter histórico. ¿Cómo se siente en estos momentos de su carrera?
Es una estapa muy importante sobre todo en el aspecto creativo, pues he tenido el placer de trabajar en dos proyectos históricos durante este mismo año – Behind the Candelabra (la biografía del pianista Liberace) y ¿Quién mató a Kennedy? –. No hay nada más frustrante que un actor que tiene mucho que ofrecer pero al que no se le presentan las oportunidades correctas ni el chance de interpretar a personajes tan variados. A mí sí se me están presentando estas opciones. Creo que me ha tomado 30 años llegar hasta este punto y por eso me considero muy afortunado.
Es magnífico contar con el espacio para dar mi propio punto de vista sobre los acontecimientos relacionados con la muerte de Kennedy.
¿Cómo cree que hubieran sido las cosas si Kennedy hubiera vivido en la era actual?
Sabes, era una persona realmente encantadora e inteligente, además de ingeniosa y que se adaptaba con muchísima facilidad. Era un hombre curioso y carismático. Sé que le hubiera ido bien, lo que no puedo asegurar es si hubiera sido extraordinario y si hubiera triunfado en la política. Esto lo digo porque era amigo del consenso, era muy práctico y era un destacado ideólogo y la verdad es que no sé si en el clima político de nuestros días hubiera logrado subir peldaños.
¿Qué fue lo que más disfrutó de haberle dado vida a un hombre como Kennedy?
Es una de las voces y caras más reconocidas de la historia. Fue un inmenso reto tratar de cumplir con las expectativas que se crean alrededor de un personaje de este calibre. Tenía que actuar como él, hablar como él. Pero si uno se limita a eso lo que termina es únicamente imitando a quien encarna en la pantalla. Y lo que uno persigue como actor es realmente “habitar” al personaje y eso requiere de muchísimo trabajo en el plano emocional.
¿Por qué cree usted que el público debe ver esta versión de los hechos? ¿Qué aporta esta producción a lo que ya se ha dicho y mostrado?
Soy un gran admirador de todo lo relacionado con Kennedy. He visto, creo, todo lo que se ha mostrado sobre él: películas, documentales, reportajes. Además, a través de los años, he visto a muchísimos actores que lo han interpretado. Desde JFK del cineasta Oliver Stone hasta los documentales que transmiten de madrugada en la televisión por cable. Y lo que me ha parecido extraordinario en cuanto a esta versión ( ¿Quién mató a Kennedy? ), a la forma en que se narra e incluso en el libro en el que se basa la cinta, es que el público ya ha manifestado su gran aceptación sobre este abordaje de los hechos.
En la reconstrucción de la historia, se estudia con lupa a dos hombres que no podrían ser más diferentes: a Lee Harvey Oswald (a quien se le atribuye el asesinato de Kennedy) y a John F. Kennedy, partiendo del mismo momento, en 1959, cuando Oswald se preparaba para desertar a Rusia y Kennedy estaba a punto de anunciar que postularía su candidatura a la presidencia. Quizás en ese momento apenas un puñado de personas en todo el mundo hacían algo remotamente similar a esto, sin saber que cuatro años después este magnicidio tendría tal impacto a nivel mundial. Es una historia realmente irresistible y dinámica.
Por ser un personaje tan icónico, ¿sintió mucha responsabilidad al darle vida ante las cámaras?
Sentí una gran responsabilidad en cuanto a la forma de representar su legado pues sabía que esta producción atraparía mucha atención y en efecto, así ha sido. Además, debido a que lo admiro mucho y conozco a varios de sus familiares, quise que fuera interpretado de manera muy respetuosa pero también honesta. Además, quería formar parte de la producción, pues este año es el 50 aniversario de su muerte. Aún para las personas que creen que saben todo acerca de Kennedy, es importante tomar un momento para recordarlo. Además, sé que es importante que las generaciones que no lo conocieron aprovechen este filme pues los dejará un tanto perplejos: no podrán imaginarse cómo era estar vivo en el momento de la muerte de este líder. Es que no existe nada que se le acerque desde un punto de vista cultural, excepto quizás lo sucedido el 11 de setiembre del 2001.
