El destino de uno de los villanos más populares de la televisión de Estados Unidos será revelado el domingo, en el febrilmente esperado gran final de la serie Breaking Bad, estrella de los recientes premios Emmy, equivalentes a los Óscar de la Academia.
Sin embargo, los fans que quieran esperar un día más para verlo, podrán disfrutar de ese capítulo el lunes 30 de setiembre en el Teatro Espressivo, donde, a partir de las 6 p.m., se proyectará gratuitamente en pantalla grande.
El objetivo es reunir a los fanáticos de Breaking Bad para que compartan la emoción de este final en un solo lugar con todas las comodidades que ofrece ese teatro ubicado en el Centro Comercial Momentum Pinares.
A los asistentes se les obsequiará una bebida. Además, se rifarán entradas a la obra Un mundo feliz, que se encuentra actualmente en cartelera en este teatro.
Aclamada por la crítica, la serie tiene millones de fans en Estados Unidos y en el resto del mundo gracias a su cóctel de fina trama, buena actuación y excelente trabajo de cámara, además de la perfecta metamorfosis de un hombre común y corriente, interpretado por Bryan Cranston, en un verdadero monstruo.
La revista The Economist calificó el programa como "uno de los mejores estudios disponibles sobre la dinámica de los negocios modernos".
De su lado, la revista Forbes señaló que las empresas pagaron $250.000 por transmitir un comercial de 30 segundos durante el último episodio.
Trama. La trama de la serie eleva numerosas preguntas éticas.
Su protagonista se convierte en un productor de metanfetamina -y es legendariamente bueno en ello- porque es diagnosticado de cáncer terminal a sus 50 años y su cuenta bancaria está vacía.
El profesor de química lo hace para pagar su tratamiento, pero además porque quiere dejar a su familia en una situación económica decente.
Su esposa Skyler está embarazada de un niño no planificado a los 40 años y su hijo adolescente Walter Jr. tiene parálisis cerebral.
Pero, a medida que el nuevo negocio de White prospera, se empiezan a acumular cadáveres de rivales y de gente inocente, lo que le dificulta mantenerse enfocado en su misión original.
Además, aunque amasa una enorme riqueza bajo las propias narices de su cuñado Hank, un agente antidrogas, no puede disfrutar de la fortuna que se apila en efectivo en un local alquilado.