En este instante, Jorge y Maritza están en un hotel de playa en Puntarenas, celebrando su segundo aniversario y la luna de miel que habían postergado desde su boda.
Se casaron el 14 de febrero del 2012 en el albergue donde se conocieron, tras cuatro años de ser novios.
Ambos son pacientes del servicio de hospital diurno del Manuel Antonio Chapuí.
El viaje de este fin de semana lo han esperado con ansias, y no era la playa ni la piscina lo que les resultaba más atractivo, sino la posibilidad de compartir el paseo juntos.
Jorge Campos tiene 24 años y Maritza Baltodano, 40, pero la diferencia de edad nunca fue siquiera un tema de conversación.
Ellos cuentan que el amor fluyó de forma natural. Al principio, como novios, vivían en un albergue en Rohrmoser junto a otros seis pacientes del mismo centro médico. Luego de contraer nupcias, se pasaron a un apartamento que pagan con un subsidio que les brinda el Consejo Nacional de Rehabilitación y Educación Especial.
Fue con la pensión que les da esa entidad que lograron ahorrar para disfrutar de su luna de miel, ya que ninguno de los dos trabaja de forma remunerada, a causa de su condición mental.
Maduros
Jorge y Maritza hablan con mucha seriedad y derrochando sabiduría cuando se les pregunta sobre el matrimonio. "Se trata de aprender en cada momento", dice ella. "La idea es compartir; estar juntos", dice él.
"Hay que hablar las cosas, no guardárselas", añade ella.
Ambos parecen haber entendido que la relación la deben construir juntos, día a día, paso a paso.
Narran que casi nunca pelean, que "no pierden el tiempo en eso"...
El muchacho recuerda que, como muchos hombres, enfrentó dudas y nerviosismo antes de casarse, pero que logró superarlos.
No solo lo alegra la compañía y el amor que le da su esposa, sino que él mismo –cuenta– se ha vuelto una mejor persona. "Yo antes era 'perrillo', pero ahora ando bien portado", narra el muchacho, quien es muy conocido en los pasillos del Hospital Psiquiátrico por sus bromas y su carisma.
Tanto Maritza como Jorge son fervientes aficionados de la Liga Deportiva Alajuelense, por lo que una de sus actividades favoritas como pareja es ir al estadio a apoyar a su equipo junto a la barra 12.
Más adelante, les gustaría tener hijos, aunque prefieren no hacer planes, pues consideran que "solo Dios sabrá" si les conviene o no.