Revista Dominical

Un samurái atrincherado en la selva

En 1944, el teniente de la inteligencia japonesa había recibido la orden de boicotear la isla filipina de Lubang y asumió el mandato con tanto fervor que, 15 años después, no pensaba todavía en rendirse.

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La rendición oficial del teniente Onoda se dio frente al entonces presidente filipino, Ferdinand Marcos. Onoda le entregó su espada samurái y luego Marcos se la regresó. (JIJI PRESS)







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