Una vez en Yucatán, definieron su música como “trova creyente” y a Martín Valverde le encantó porque esa fue su escuela musical. “En el 2000, canté Nadie te ama como yo durante la canonización de los mártires mexicanos en la plaza de San Pedro y, para hacerlo, mi canción pasó por no sé cuántos filtros. La ironía es que en ese momento estaba vetada en la misa de una diócesis”.El costarricense nacionalizado mexicano lidera una organización para mercadear empresarialmente a artistas católicos en el multimillonario mercado de la música religiosa. “A nosotros nos cuesta mucho entender que somos el producto y que hay que moverlo”, añade el músico, quien hoy dará dos conciertos en el país.
Desde hace 27 años, está casado con la psicóloga Elizabeth Watson, tiene tres hijos –Martín, Daniela y Pablo– y acaba de cumplir los 50 años.
–Ha hablado de la soledad del Martín adolescente. ¿Existía Dios?
– Sí, porque la soledad es una búsqueda dado que no encuentras gente que empate contigo.
No hay que sentirse mal, no es falta de fe; es parte de la maduración y se encuentra, porque Dios es búsqueda.
– ¿En qué se diferencia aquella soledad de la de los adolescentes de hoy?
– La bronca sigue estando en el alma, pero ahora se le agrega la parafernalia tecnológica. Están conectados, pero no comunicados, ¡Y algunos les dan a los niños un iPad para que no frieguen, como si fuera una niñera!
– ¿Qué tipo de padre fue?
– Como muchos, yo no tuve papá; así que cada hijo ha sido un aprendizaje. Martín también es artista, Daniela es psicóloga, y tener a un niño especial como Pablo cataliza todo. He sido de ver pelis , de compartir tecnología, de darles confianza.
– ¿Fue con ellos de línea dura sobre relaciones prematrimoniales, píldora del día después y todo eso?
– Lo fácil con los hijos es decirles “no”. Pero nosotros no les hablamos de las diferencias entre lo bueno y lo malo, sino entre lo bueno y lo mejor. Con mucho respeto, jamás les inyecté a Dios.
–¿Lo que ahuyenta a los jóvenes de las religiones son todos los “no”?
– La palabra “religión” es muy pesada; para mí, es espiritualidad. Les dicen “no matarás”, pero no les dicen “dile sí a la vida”, y les están dando una verdad muy pobre. Las familias, cada una con su fe, deben colaborar para que los jóvenes sean hombres y mujeres de buena voluntad.
–Familias hay de muchos tipos. ¿Cómo maneja usted las familias de dos mamás o de dos papás frente a los jóvenes?
–Frente a los diferentes tipos de familia, en vez de rasgarme las vestiduras, lo que toca es mostrar a un Dios amoroso. A veces, hablo con gente que extraña a la Inquisición, como queriendo mandar a algunos a ser torturados hasta que entiendan; pero no va por ahí la cosa. Cuando te radicalizas, te pones en contra de todos, como si todos los demás fueran malos.
– Usted “se inició” a finales de los 70. ¿Fue con los carismáticos o con el movimiento Juventud nueva?
–Se dice, pero nunca estuve con los carismáticos. Crecí con los salesianos y de ellos tengo la onda histriónica, porque don Bosco decía que una iglesia sin música era un cuerpo sin alma. Juventud nueva llevaba el mensaje con campamentos ecuménicos y esa es mi onda. Ahora, el chiste del ecumenismo no es perder la identidad sino afirmarla. No puedo ser ‘catogélico’ o ‘evancólico’. Soy católico con amigos evangélicos. La parte evangélica del grupo estaba muy abierta a la música, pero la católica estaba todavía de agarrar machete y empezar a romper selva.
–Se acercó a la religión cuando su mamá se enfermó. ¿Es entonces el refugio cuando las cosas marchan mal?
– Cierto, es uno de los refugios. Pero lo importante es acercarse, tanto por sanación como por ofrecimiento de sacrificio. Y yo viví las dos experiencias: mi mamá estaba desahuciada y se salvó de un cáncer terminal, pero seis años después, mi hermana murió por cáncer en menos de un mes.
–La enfermedad de su madre y de su hermana, y luego la llegada de su hijo con parálisis... ¿Cómo asimiló las pruebas?
– Entendí que ser felices no es tenerlo todo; es vivirlo todo. Cuando pasan tormentas tan fuertes, es inevitable preguntar: ‘¿por qué?’, pero falta hacer la pregunta que complementa: ‘¿para qué?’ Pablito tiene problemas para caminar, ver y pensar, pero nos ha puesto a nosotros a hacerlo por él.
– ¿Cuán grande era la música evangélica comparada con la católica cuando llegó a México?
– Yo creo que la música se divide entre buena y mala, no católica o evangélica. Estábamos tablas , pero en Estados Unidos la música gospel ya era una empresa total.
– ¿Es la música cristiana arte o propaganda?
–Debe ser arte, pero no niego que algunos hagan propaganda.
– ¿Cómo pasó la música cristiana de gueto a la multimillonaria industria actual?
– Desde que Estados Unidos empezó a usar el marketing ; por ejemplo, con el sello Sparrow que pertenece a Emi (Universal), aunque este no aparezca. En Brasil, se usó la misma fórmula. En los casos de Marcos Witt, Jesús Adrián Romero y los evangélicos, el secreto es que su empresa es su iglesia. En nuestro caso, no funciona así.
– Pero usted fundó la Red Magnificat (músicos católicos) y Producciones Dynamis...
– Se volvió una herramienta para conseguir fondos. Como profesional, hago un buen concierto, cobro entrada y estoy obligado a dar un evento que valga la pena. En mi caso, soy un católico que canta música con mensaje, mi lenguaje no es de ‘hermanos’, ‘aleluya’ y tal, soy de la escuela de Facundo (Cabral), de Alberto (Cortez), de Rubén (Blades) y de Les Luthiers.
– ¿Trova católica?
– Sí! En Yucatán me pusieron “trova creyente” y me gustó mucho.
– ¿Por qué artistas como ‘El Puma’, Yuri, Juan Luis Guerra y otros, se pasaron a la música cristiana y después se devolvieron?
–También los salseros Richie Ray y Bobby Cruz. Para mí, la verdadera conversión, más que cambiarte el formato, te cambia el fondo. Hay otros músicos que no cacarean, por ejemplo, Bono (de U2) ha cerrado sus conciertos con Yaveh, dejando un rosario colgado del micrófono. ¡Eso dice más que 50.000 predicaciones juntas!
– ¿Le da igual que a sus conciertos vaya gente de cualquier religión?
– Hice una encuesta en Costa Rica y en México y, de cada 100 personas en el concierto, 50 no paran en ninguna iglesia, pero manejan alguna espiritualidad. El chiste es estar dando una buena noticia, pero ¡ojo!, yo no escondo ni las luces ni las sombras de mi iglesia.
– ¿Con qué cara defender esas sombras?
– Las sombras no se defienden, se denuncian. No se puede defender a un cura pedófilo; hay que mandarlo a la cárcel y se acabó. Pero tampoco decir que todos los sean.
– ¿Deberían permitirles casarse?
– Quizá tendrán que revisar el punto; hay escasez de vocaciones y los curas no salen en los Corn Flakes , pero también hay que fomentar alguna pastoral en que los casados participen más. Espero ser la prueba de que puedo funcionar en la Iglesia sin necesidad de andar cuello blanco.
– ¿Teoría de la Liberación?
– Me parece que no se trata de discursos de derecha o de izquierda. Hay que lanzarse a realizar la opción preferencial por los pobres' punto.
–En su sitio web se habla de “533 conciertos en 23 países”. ¿Cuál tuvo la mayor asistencia?
– 100.000 personas en Bahía, Brasil.
– Fue el primero en su área con un ‘app’. ¿Cuántas descargas lleva?
– En 1991 grabamos nuestro Concierto uno. A esta altura, llevamos –entre ventas, descargas y piratería– unos 9 millones de copias. En Internet, a diario, hay entre 5 y 10 descargas de todos los álbumes.
– En el 2011, la música religiosa vendió 35 millones de canciones. Es un mercado cautivo.
– La estadística que le escuché a los evangélicos era que 3 ó 4 de cada 10 consumidores, pirateaban. Soy fiel admirador de Steve Jobs y creo que si les haces llegar tu música, la van a adquirir. Y estamos en Amazon, iTunes y Google.
– Usted se egresó de un conservatorio. ¿De dónde salió el planificador estratégico?
– ¡Dice mi mujer que tenía el monstruo dormido! Confieso que ayudó tener amigos evangélicos que manejan la economía sin ninguna culpa, porque a nosotros nos cuesta muchísimo entender que somos el producto y que hay que moverlo.
– Marcos Witt y Jesús Adrián Romero han ganado el Grammy. ¿Son ellos su norte?
– Para nada. El Grammy no te lo dan si no tienes una gran disquera atrás. Pero no me quita el sueño, porque ya no tienes que andar anunciando que existes; hay otras estadísticas. En mi Face hay unos 249.000 seguidores.
– ¿Hay posibilidad de trabajar juntos?
– Es uno de mis deseos más esperados; quizá en Costa Rica, Colombia, Estados Unidos o Puerto Rico. Me llevo muy bien con Alex Campos y admiro a Marcos Vidal. Una vez hicimos Enredados , inspirado en El gusto es nuestro –Serrat, Belén, Ríos– y quedó muy bien.
– ¿Cuánto cuesta un concierto suyo y uno de Marcos Witt o de Jesús Adrián Romero?
– En mi caso, $6.000 más viáticos; el de ellos, unos $60.000. A ellos, Ocesa les organiza los eventos.
– ¿Con quién compararlo en Costa Rica? ¿Con Chavela?– Yo no sé. Mi hermano del alma, Bernardo Quesada, alguna vez me dijo que yo era el músico costarricense que más se ha movido en el extranjero. Chavela Vargas es Chavela Vargas; pero quizá si quitamos el tinte religioso, sí.
– ¿Ha recurrido a músicos costarricenses?
– Sí, varios, por ejemplo Bernardo (Quesada) me produjo el último trabajo; también con mi amiga María Pretiz y otros.
– Leí en Internet que usted tuvo una demanda por paternidad de cuando era soltero. ¿Es cierto?
– Es la primera vez que escucho eso. No es cierto. Es más, con toda transparencia para el periodismo abierto: la primera mujer que yo conocí es mi esposa.
– Lo usual es ver a católicos volverse evangélicos. ¿Hay posibilidad de que usted “se vuelque”?
– No me volcaría. Si me saliera de la Iglesia, sería porque me corrieron; pero me quedaría en un punto neutral dando lo mejor de mí. Como dicen en México, en todas las casas se cuecen chicharrones.