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Miles de cristales Swarovski, madreperlas y un velo de 20 metros de largo: Charlene de Mónaco deslumbró con un vestido de novia color marfil, creado por el italiano Giorgio Armani, para su boda religiosa con el príncipe Alberto II, celebrada ayer en el patio del Palacio Gribaldi.
Charlene, de 33 años, que guarda de sus años de campeona de natación una espalda fuerte y hombros anchos, debió soportar el peso de 40.000 cristales Swarovski, 20.000 madreperlas en forma de lágrimas y 30.000 “piedras en tonos de oro”, indicó el Palacio.
Kilómetros de hilo color plata fueron utilizados para bordar el espectacular vestido de novia, que llevó 130 metros de seda color marfil, precisó el Palacio monegasco, que agregó que los cristales y perlas fueron bordados formando diseños florales.
El vestido llevó 2.500 horas de trabajo, de las cuales 700 fueron consagradas al bordado del traje de novia Charlene.
El velo, para el que se usaron 20 metros de tul, también color marfil, requirió 100 horas de trabajo en los talleres Armani, agregó el Palacio.
Alberto II, de 53 años, vistió el uniforme de verano, blanco, de la compañía de carabineros.
Sorpresa. La actual princesa de Mónaco sorprendió a todos en la boda civil el viernes, cuando lució un sencillo traje largo color cielo y un chaqueta diseñada por ella misma, que no encantó a todos.
“Su Alteza Serenísima la princesa Charlene ha sorprendido con un elegante traje pantalón de gasa en color azul aguamarina, que ha combinado con un cuerpo de encaje y una chaqueta de manga larga a pesar del calor que reinaba hoy en Mónaco”, señaló la revista Hola .
La princesa al parecer es muy sencilla: en ambas ceremonias (civil y religiosa) llevó su pelo en un sencillo moño, optó por un maquillaje muy natural y escogió no usar joyas, a excepción de unos pendientes el viernes.