La grama del Estadio Nacional, en La Sabana, está cubierta de una capa de grueso plástico. En una mitad, miles de sillas esperan a que sus usuarios de turno arriben al recinto y calienten la base del asiento; en la otra mitad no hay sillas, sino espacio libre para quienes adquirieron sus boletos en el área de gramilla de pie.
Atrás y a los lados se vislumbran las graderías y los palcos que tendrán la misión de sostener en los aires las emociones de otros tantos miles de fans, quienes en su gran mayoría observarán, por primera vez, el espectáculo de cinco estrellas que Paul McCartney presentará esta noche en Costa Rica.
Al frente, un escenario monumental aguarda la llegada de un británico que ha logrado hasta lo imposible en sus 71 años de vida, y que lo digan las consecuencias de su trascendental historia, que sigue causando reacciones en melómanos de todo el planeta. Su efecto es y siempre será horizontal.
Con su música, Macca ha sido capaz de penetrar en lo más profundo del ser, sin importar si se trata de quien pagó por su entrada lo que pagaría por un carro de segunda; si compró la gramilla de ¢30.000 o si piensa disfrutar el concierto desde las rejas del estadio, escuchando el eco del eco del eco de las canciones.
Los recuerdos que se producirán esta noche, empezando a las 7 p. m., y durante casi tres horas, no cabrían en todas las bibliotecas del mundo; habría que dividirlos entre los casi 40 temas que podría cantar el artista, recorriendo tanto su prolífica carrera de solista, así como su paso por Los Beatles y Wings.
Serán cinco décadas de historia de música popular, condensadas en tres horas de concierto. Todo el peso de una leyenda viva, en carne y hueso, a lo largo de un repertorio de ensueño. La investidura de un cancionero espeluznante alumbrando en alma y cuerpo a miles de personas congregadas a lo largo y ancho del Estadio Nacional.
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Punto y aparte. Esta noche será histórica, por más vacía que se lea tal afirmación. Por primera vez, un ex-Beatle asomará su esplendor y talento en Costa Rica, en el marco de la gira Out There!.
La gira, emprendida por McCartney desde el 2013, no solo ha visto al músico darle la vuelta al mundo, sino que, según han registrado medios de otros países, lo presenta tan activo, enérgico y efectivo como nunca, demostrando que la mejor forma de describir al artista es llamándolo por lo que es: un incansable del rock.
La segunda etapa de la gira comenzó este año, con un concierto en el estadio Centenario, en Montevideo, Uruguay, el 19 de abril. Luego del concierto, el diario uruguayo El País reseñó: “La narrativa del espectáculo rara vez pierde el vínculo directo con lo que, en definitiva, son cinco tipos tocando rocanrol, a veces sofisticado pero también muchas veces sencillo, sin muchos más atributos que la simpatía”.
El País complementó con la siguiente frase, entre muchas otras: “(El de McCartney) será un espectáculo al más alto nivel técnico, pero las alegrías básicas y originarias del rock (y otras músicas, claro) del que se nutrieron Los Beatles siguen siendo la materia prima, el punto desde lo cual casi todo parte”.
Tres días después, el británico tocó en el Movistar Arena de Chile, y los elogios no se hicieron esperar.
La revista Rocknvivo publicó: “A sus 71 años de edad, McCartney parece haber encontrado en la música una fuente de eterna juventud. El ex-Beatle logra que la tarea parezca sencilla cuando en realidad hace las cosas más extraordinarias: desde su conexión inquebrantable con el público, hasta la perfecta sintonía que mantiene con su banda y con la compleja puesta en escena de la gira Out There!”.
Perú fue el siguiente destino de la gira. Allí, el diario El Comercio resaltó la interpretación de Blackbird, de Los Beatles, como uno de los puntos máximos del concierto.
“Los cuatro súper músicos que lo acompañan desde inicios del 2000 abandonan el escenario y lo dejan solo frente a las cerca de 40.000 personas que llegamos al Estadio Nacional para verlo en Lima. El tipo toma su guitarra acústica y empieza a cantar Blackbird.
“Todo el estadio canta con él y su voz se pierde entre la de todos nosotros, que nos empezamos a trasladar imaginariamente a diferentes episodios de nuestra vida gracias a una misma canción, su canción”, publicó El Comercio.
El lunes de esta semana, McCartney se presentó en Ecuador, y El Comercio de ese país resumió la velada de esta manera: “Fue un show sonoro, visual y emocional disfrutado por miles de fanáticos que se inscriben en distintas generaciones, pero que hablan un mismo idioma: la música de Macca”.
Ahora, Paul está en Costa Rica. De hecho, lo está desde la madrugada del martes. “La gente paga para ir a vacacionar a Costa Rica y yo puedo ir y disfrutar del país, de la gente y de la música. Para mí es como ir de vacaciones”, dijo en una entrevista con este medio publicada a mediados de abril.
Él quizá lo sabe, pero la gran mayoría de quienes disfrutarán el concierto de esta noche también estarán de vacaciones en un lugar soñado, con el mejor anfitrión deseado. ¡A aprovecharlas, pues!