Por Ana María Parra A.
Luis Montalbert-Smith
Cantante de Gandhi
¿Por qué hacer de Cri-Cri?
Hacía mucho tiempo que quería hacer algo donde pudiera actuar. Y todos los proyectos que me habían ofrecido, cortos o filmes, no cuajaban por alguna razón. De repente, apareció este ofrecimiento; primero, solo me dijeron que era un musical y luego me soltaron que era hacer de Cri-Cri.
“Me pareció interesante. No solo implica actuar, sino también otras disciplinas y un ritmo de entrenamiento muy diferente al de ensayar con una banda”.
Entonces, ¿es un reto?
Sí, claro. Implica que tengo que ir a un taller de actuación y, además, hay hasta acrobacia. Yo también soy un bailarín frustrado; cuando estaba en la Escuela de Bellas Artes quise, en un momento, entrar a danza pero por esas “carajilladas” de uno, no me lo permití.
¿Este reto lo hace feliz?
Totalmente. Tener que adaptarme a nuevos ritmos de trabajo es algo que me hace bien, y que yo necesito. Este es un entrenamiento duro, como para cuando tienes que hacer algo en televisión. Hay partes donde tengo monólogos y esa parte que es lo infantil me tiene feliz. Especialmente con Tomás (su primogénito) he aprendido a sacar ese niño que uno lleva a dentro; con él, juego y, a veces, soy Mickey Mouse o soy Robert Plant; he aprendido a tirarme al suelo a hacer de un papel un avión.
¿Le viene bien el tiempo de descanso de Gandhi?
Esas son las coincidencias de la vida. Ya habíamos barajado lo de darnos una vacaciones con Gandhi; apareció esto y a mí me hace bien. Tengo un break con Gandhi, pero no dejo de trabajar. Ya me prometieron los Gandhis que van a ir a verme. Con el Arigato no (disco de Gandhi) le llegamos a gente muy joven ahor; yo voy a poder conectarme con chiquitos de 5 y 7 años, y con abuelitos al mismo tiempo.