Una reunión de amigos, dos voces, dos guitarras, los rostros icónicos del maravilloso Tropicalismo , 100 años de trayectoria en conjunto... Así es como Caetano Veloso y Gilberto Gil se reencontraron para celebrar su historia.
El disco Dos amigos, un siglo de música es el trabajo que publicaron ambos representantes de la música latinoamericana –específicamente la brasileña– en el que hacen un recorrido por las canciones más importantes de sus carreras (cada una con 50 años de historia) y, de paso, rememoran aquella época en la cual, como una forma de rebelión en contra del régimen militar dictatorial del Brasil de finales de los 60, levantaron sus voces.
En intimidad, los artistas realizaron una gira de presentaciones que quedaron plasmadas en dos discos y un DVD que salieron a la venta el 22 de enero.
Así, con lo que podría considerarse un lujo de producción, es como estos amigos le hacen un reconocimiento a aquel movimiento que formaron junto a otros grandes artistas brasileños con el fin de causar una revuelta cultural en protesta a la oscuridad política que atravesaba su país.
Tropicália (como también se le conoce a este movimiento), fue un conjunto artístico que se hizo fuerte para darle imagen a los inconformes en medio de una época turbulenta para la libertad brasileña. Sus padres, inspirados en otros artistas y teorías, fueron Veloso y Gil .
Tiempos de cambio. La primera instancia de Tropicália fue hacer una variación a la tradicional música que sonaba por todo Brasil: el bossa nova , el cual a su vez fue una metamorfosis entre la samba y el jazz .
Pero, fieles a sus raíces, los brasileños rechazaron esta idea nueva y Veloso y Gil tuvieron que luchar hasta con los dientes para hacerse sonar.
Bajo las ideas del Manifiesto Antropófago (que el dramaturgo y poeta Oswald de Andrade publicó en 1928), los compositores hicieron suya la idea de “comerse como un caníbal” las expresiones artísticas foráneas, ingerir las propias y crear nuevas.
A ellos se les unieron otros antropófagos como lo fueron la banda Os Mutantes, la cantante Gal Costa, el multiinstrumentista Tom Zé, el compositor Rogério Duprat y el poeta Torcuato Neto; con la convicción de modificar el bossa nova con sonidos de guitarra eléctrica, rock and roll , rumba, bolero, balada y pop. El resultado de este acoplamiento tomó forma con la publicación del disco Tropicália: ou Panis et Circencis (1968).
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La propuesta fue sincrética, reveladora, vanguardista e irreverente; el disco es la declaración de la doctrina del movimiento.
Sumado a la música, a la instrumentación y las letras, Tropicália también dictó pauta en la imagen y las artes plásticas; la asimilación de la cultura hippie , la moda del pelo rizado y la ropa colorida fueron fundamentales en su bandera representativa.
Estaban fuera de control, en contra del régimen y no temían en hacerlo ver. Poco a poco, aunque con muchas piedras en el camino, Tropicália fue ganando adeptos y eso no les gustaba a los burgueses, universitarios o al propio gobierno, porque efectivamente, las letras poéticas y los sonidos poco ortodoxos del material expresaban una efusiva crítica al golpe de estado de 1964.
Aunque les costó marcar una huella, los músicos lograron consolidar su movimiento tras la presentación que tuvieron en la tercera edición del Festival de Música Popular Brasileña (1968). Esa presentación fijó un hito luego de que Veloso interpretara su desdeñosa É Proibido Prohibir y declamara un discurso mientras que Gil lo acompañaba en el escenario. A partir de ahí, la mirada dictatorial se posó en ellos.
“¿Esta es la juventud que dice que quiere tomar el poder ? Si usted está en la política como en la estética, hemos terminado”, fue una de las frases más tajantes que expresó en ese momento Veloso.
Caetano habló sobre la necesidad de decir la verdad, tanto por parte de los gobernantes como por parte del pueblo y así se logró el cometido de ambos: llamar la atención.
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El resultado, como era de esperarse, fue el exilio de los cabecillas del Tropicalismo. Caetano y Gilberto fueron arrestados luego de que la dictadura suprimió las libertades artísticas; seis meses después, tras su liberación a Gil y a Veloso se les permitió ofrecer un concierto de despedida. Pocos días después de este recital fueron encerrados en un cuartel militar del que saldrían con la condición de que abandonaran el país; su destino: Europa.
Tropicália apenas duró poco más de un año, pero sembró la semilla de la inconformidad en una época de lucha y rebelión contra la dictadura brasileña.
Carreras y disco. Gilberto y Caetano continuaron con sus trabajos, por separado y una que otra vez encontrándose.
Tropicália fue su punto de partida y aunque su música ha evolucionado con los años, ellos continúan aplicando el fundamento antropófago: han sabido tomar influencias, sonidos, ritmos e instrumentos contemporáneos para su propósito. Han cambiado, pero poco.
Con 52 álbumes editados, Gilberto Gil tiene 12 discos de oro, cinco discos de platino y siete premios Grammy. Caetano tiene un legado de música de 400 canciones y más de 2.000 grabaciones, además de dos premios Grammy y 10 Grammy Latinos.
Este 2016 los amigos vuelven a encantar, a cantar y a remover la memoria de muchos. Con este tributo a las cinco décadas de trayectoria de cada uno, muestran que la música no tiene fecha de expiración y con la interpretación de sus más grandes piezas le dan a las nuevas generaciones una oportunidad de echarle un vistazo a lo que cambió de forma radical la manera de hacer música en América Latina: lo foráneo es útil y puede ser aprovechado con lo local para generar innovación.
Pluralidad artística
El cantautor folclórico Dionisio Cabal explicó que la nueva canción brasileña fue una expresión de altísimo valor literario que se hizo sentir en la América Latina de habla hispana por la calidad musical que es fruto del denso mestizaje que posee el país. Brasil además le aportó al resto de países una modernidad y vanguardia en el campo estético e influenció a los autores académicos y empíricos para crear más nueva canción. Eso, aunado al contexto del área que estaba plagada de dictaduras, se convirtió en una voz interesante ya que a partir de Tropicália se tocaban temas de fondo sin panfleto con una voz muy culta.