Madrid
La veterana escritora mexicana Elena Poniatowska, conocida por un compromiso político que reflejó en obras como La noche de Tlatelolco, fue galardonada ayer con el Premio Cervantes, el más importante de las letras hispanas.
Poniatowska, de 81 años, suma este premio a otros galardones como el Rómulo Gallegos, uno de los más prestigiosos de la literatura latinoamericana, con el que Venezuela la recompensó en el 2007, y la Legión de Honor, concedida en el 2003 por Francia, su país natal.
El jurado del Premio Cervantes la galardonó por su brillante trayectoria literaria en diversos géneros, de manera particular en la narrativa, y por su dedicación al periodismo, desde la crónica y el ensayo, afirmó el ministro de Cultura español, José Ignacio Wert.
“Su obra destaca por el firme compromiso con la historia contemporánea”, agregó al anunciar un premio, creado en 1975, y dotado con 125.000 euros (¢84.2 millones).
Al conocer la noticia, desde su casa la artista calificó este premio como “un regalo del cielo”.
“No me lo esperaba y para mí es una gran sorpresa. Me despertaron con esa llamada y ha sido una enorme alegría, desde luego”, aseguró.
La escritora está sacando estos días una biografía sobre Guillermo Haro, su esposo, fallecido en 1988, y un hombre dedicado a la astronomía y a la física.
“Yo espero que él me lo esté enviando porque él está cerca del cielo. Y supongo que puede sacar un premio como este, pues es un regalo del cielo”, apuntó Poniatowska.
Con causa. Conocida por su postura crítica ante los abusos de poder, Elena Poniatowska afirmó en el 2005 a diferentes medios de comunicación: “Yo no he sido rebelde en lo personal, sino en lo que escribo. Pero sí tengo capacidad de protesta ante las injusticias sociales, quizás para escapar de esa incapacidad de protestar en lo personal”.
Nacida en París el 19 de mayo de 1932, de padre aristócrata de origen polaco y madre mexicana exiliada, Poniatowska tenía 10 años cuando su familia emigró a México a raíz de la Segunda Guerra Mundial.
Sus padres la enviaron después a estudiar a Estados Unidos, y a su regreso comenzó en 1953 en México una carrera en el periodismo, que la llevó a trabajar en Excélsior, Novedades y La Jornada .
Descubrió, paralelamente, una vena literaria que tras su primer libro, Lilus Kikus (1954), la llevó a convertirse en una de las escritoras mexicanas contemporáneas más comprometidas y una de las voces más poderosas de la literatura en español en estos días, según el jurado del Cervantes.
En 1971 obtuvo el reconocimiento internacional con el libro La noche de Tlatelolco , una recopilación de crónicas y testimonios sobre la matanza de estudiantes ocurrida el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en la capital mexicana.
Premiando a Poniatowska, el jurado del Cervantes cumplió con una tradición por la cual el galardón, testimonio de admiración a la figura de un escritor que, con el conjunto de su obra, haya contribuido a enriquecer el legado literario hispánico, es entregado alternativamente a escritores españoles y latinoamericanos.
La escritora recibirá el galardón el 23 de abril –fecha de la muerte de Miguel de Cervantes (1547-1616)– de manos del rey Juan Carlos I o de su hijo el príncipe Felipe en una ceremonia en Alcalá de Henares, ciudad natal del autor de El Quijote .
Alegría. El galardón para Poniatowska se celebró también en Centroamérica.
En Nicaragua, su amigo el escritor Sergio Ramírez aseguró: “Me parece excelente, ella es una escritora de gran tradición en las letras mexicanas; como cronista fue una de las pioneras, una de las que más se acerca a la narración popular y mejora la mezcla con la antropología, con una visión muy profunda del habla popular mexicana”.
El poeta y ensayista venezolano Rafael Cadenas calificó a Poniatowska de gran escritora y celebró que fuera la galardonada, pese a admitir que no comulga con sus ideas políticas progresistas.
En tanto la filóloga costarricense Amalia Chaverri aseguró: “En varias ocasiones la academia costarricense de la lengua la había propuesto; ella es una de las mejores escritoras mexicanas en este momento. Su trabajo con la denuncia de los problemas de México ha hecho historia”.
Un criterio muy diferente expresó el escritor Carlos Cortés: “Me parece que este premio relega una vez más la importancia de la literatura centroamericana; creo que hay escritores mucho más relevantes en el istmo como Ernesto Cardenal o Sergio Ramírez, quienes han estado a punto de ganar y que por consideraciones como el poco peso que tiene nuestro país en la industria cultural no han llegado”.
Añadió: “Con todo el respeto a una carrera tan larga, Elena Poniatowska me parece una narradora de segunda fila, pero uno respeta esa decisión del jurado, aunque sabe que hay otros escritores latinoamericanos más relevantes. Su obra no me parece determinante para la literatura de las últimas décadas”.