El Rey reconoció este miércoles el compromiso humano, y en particular con las mujeres, de la escritora mexicana Elena Poniatowska, a quien se le hizo entrega del Premio Cervantes, considerado el Nobel de las letras hispanas.
La humanidad es el centro de gravedad de la obra de la autora de 81 años, dijo el Rey Juan Carlos.
“La necesidad de dar voz a los desfavorecidos, de poner en evidencia las contradicciones del progreso, de denunciar la discriminación social y toda clase de injusticias, conforma el espíritu de su producción literaria”, destacó el monarca.
La obra de Poniatowska ha defendido la igualdad como requisito esencial del desarrollo social y humano, la educación como derecho universal y la trascendental relevancia de la mujer en las nuevas realidades sociales.
“Elena Poniatowska hace que las mujeres se eleven con voz propia y encuentren espacios que por justicia les corresponden”, remarcó el Rey.
También ha constatado cómo en su obra la conquista de la libertad y la igualdad aparecen como una “aspiración universal” que trasciende “los límites de la clase y el género”.
Por eso, se considera que el premio fue un homenaje a todas las personas que, como la propia galardonada, han sembrado el camino para alcanzar la promesa de un futuro mejor.
Otro rasgo de la obra de la escritora es el haber echado mano del periodismo, como ventana para conocer el mundo.
“Conjugando lo real y lo literario en una zona intermedia entre la crónica y la novela, nuestra galardonada aproxima la realidad a nuestras vidas”, añadió don Juan Carlos.
Esto le permite al lector adoptar una visión crítica para que viva en compromiso con el ser humano.
Por su parte, al recibir el premio la escritora mexicana se describió como una “Sancho Panza femenina” que habla de “andariegos comunes que no puede hablar de molinos porque ya no los hay”.
Con una gran sonrisa, la escritora no quiso empezar a hablar sin recordar antes al recientemente fallecido Gabriel García Márquez, que, en su opinión, dio alas a América Latina.
Vestida con el traje indígena rojo y amarillo, regalo de unas mujeres de Juchitán (en el estado de Oaxaca), la escritora hizo una encendida defensa de los pobres, de las mujeres, de los migrantes que buscan un mundo mejor, de la igualdad como requisito esencial del desarrollo social y humano y de la educación como derecho universal.
Poniatowska, que estuvo acompañada por sus hijos y sus nietos en la ceremonia celebrada en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, la cuna de Miguel de Cervantes a unos kilómetros de Madrid, también recordó a sus padres y figuras como Luis Buñuel, Alvaro Mutis o los cuatro mexicanos galardonados antes que ella con el Cervantes: Octavio Paz en 1981, Carlos Fuentes en 1987, Sergio Pitol en 2005 y José Emilio Pacheco en 2009.
La entrega del premio, acto principal de las celebraciones en España del día del libro, culmina tres días intensos para Poniatowska, que donará los 125.000 euros del premio a una fundación para promover la cultura en México.