¿Cuántos memes son demasiados memes? ¿Hasta cuándo seguiremos viendo la viñeta del uruguayo Luis Suárez convertido en vampiro? El Mundial de Brasil 2014 será recordado el Mundial de los Memes: lo ven los brasileños cada día y, con ellos, el resto del mundo.
Los memes de humor gráfico ha invadido la cancha con todas sus armas de montajes rápidos y faltas de ortografía intencionales. Si vio el partido de Costa Rica y Grecia esta semana, también vio a la sombra de Costa Rica blandiendo la guadaña del “Grupo de la Muerte”. Si hay partido, hay una serie de memes.
Esa carga de humor negro y ácido inagotable adereza pérdidas y victorias de equipos. Para México, ver un partido del Tri también es esperar la próxima reacción del dírector técnico, Miguel Herrera, que se pueda convertir en GIF animado – y es muy fácil encontrarla –. Messi es Messi, y cualquiera de sus gestos se convierte en meme.
Explosión. ¿Cree que ve demasiados memes en su página de inicio de Facebook? La razón es que nunca antes se habían compartido tantos, en tantas partes del mundo, y a la vez.
La presente edición de la Copa Mundial de Futbol podría convertirse en uno de los megaeventos más comentados de la breve y frenética vida de las redes sociales. Aunque es difícil medir con precisión la cantidad de memes compartidos, basta con echar un vistazo al timeline de Facebook o Twitter.
Según la revista Forbes , desde junio del 2013 hasta que empezó el torneo se habían hecho más de 19 millones de menciones al término “World Cup” en redes sociales. Ahora, con partidos que han generado más de 16 millones de tuits , el evento es realmente ubicuo.
La mayoría del tráfico de memes se genera en el país anfitrión, Brasil, que tiene más de 200 millones de habitantes y el quinto mercado de Internet más grande del mundo. Como destaca The Wall Street Journal , Brasil está entre los primeros cinco mercados de las redes sociales mayoritarias: Facebook, Instagram, YouTube, y Twitter, que hace cuatro años, en el Mundial anterior, tenían muchísimos menos usuarios.
El resto del mundo sigue, minuto a minuto, los mismos partidos, reacciones de sus protagonistas y caras enfocadas en el público del estadio. El fútbol siempre fue experiencia compartida; hoy, lo es en memes.
Con pocas habilidades de edición fotográfica y una frase ingeniosa, se ridiculiza al enemigo o se consuelan las pérdidas; se alienta al equipo amado y se menosprecia al siguiente rival. Cada vez se oye más en la calle: “¿Ya viste el meme del Chunche?”. Es una parte más del espectáculo.
En todas partes. En su definición original, un meme es una idea o conducta esparcida de persona a persona en una cultura. En Internet, se ha entendido como un concepto, frase o pieza de información que se copia una y otra vez, usualmente, por su humor. Para casi todos los usuarios de redes sociales, un meme es una pieza de humor gráfico sin autor, que se comparte sin cesar. Nadie sabe de dónde vienen ni cuándo pasarán de moda.
Un día aparecen y todos entienden su lenguaje... o no, lo cual provoca desafortunados chistes sin ninguna gracia. Para que un meme pegue, debe ser conciso, preciso y más alusivo que explicativo.
Viral, una exposición en la galería ArtFlow (Avenida Escazú), apunta a un primer estudio del fenómeno en Costa Rica. Es una muestra para reírse y entender, con más de 160 piezas de humor político, deportivo y popular.
“Es un terreno difícil de cartografiar y es por eso que da tantas sorpresas y toma giros inesperados”, dice Rolando Faba, artista invitado a la charla inaugural.
Para existir, el meme debe estar libre de controles. Algunas empresas se atreven a publicar uno en sus redes y, a veces, la reacción de su audiencia es hostil. No es fácil ser gracioso: uno puede quedar como el papá que llega tarde a los chistes de sus hijos. Para Faba, la libertad es lo que da energía a los memes. “La pelota está en el campo de la ciudadanía y la mueve como le da la gana”, comenta.
Si el arbitraje es horrible, ¿cómo se defiende el impotente público? Asegurándose de que su cara aparezca en un millón de efímeras y divertidísimas viñetas. La pequeña venganza del espectador es también burlarse de las lesiones mal fingidas.
Desde antes del Mundial de Fútbol, el lenguaje de los memes no dejaba de crecer. Hoy, una audiencia de millones lo hace global.