La pareja de estrellas estadounidenses Kanye West y Kim Kardashian hizo una fiesta privada en el palacio de Versalles (Francia), antes de viajar a Florencia (Italia) para casarse.
Poco a poco, llegaron sus invitados a bordo de automóviles, quienes fueron recibidos por jinetes sobre caballos empenachados y redobles de tambor.
Kim, de 33 años, vestida de blanco y con el cabello recogido en un moño, y Kanye, de 36, con un traje crema, visitaron el lugar en compañía de sus amigos.
Bajo la mirada de unos 20 periodistas y de un centenar de curiosos se llevaron a cabo los preparativos, varios empleados descargaban material de sonorización y enormes ramos de flores. También llegaron caballos adornados de vivos colores, caballeros con sombreros de plumas, mosqueteros con pelucas y extras vestidos a la antigua.
"Habrá pequeños conjuntos de música barroca", dijo uno de los mosqueteros.
Atraídos por los rumores de que estarían presentes superestrellas como Justin Bieber, Beyoncé o Jay Z, numerosos adolescentes intentaron acercarse al castillo, dispuestos a todo para ver a sus ídolos.
"No vamos a salir de aquí hasta que no los hayamos visto. Estamos dispuestos a escondernos en el parque", declaró Jeanne, de 15 años.
Antes, a comienzos de la tarde, habían ofrecido un brindis a unos cincuenta invitados en el castillo de Wideville, cerca de París, en la primera etapa de una maratón nupcial y mediática que debía llevarlos, tras el castillo de Versalles, a Italia.
Kayne West y Kim Kardashian habían intentado desde hace meses mantener en secreto su boda. Los sitios previstos para las festividades, entre Francia e Italia, dieron lugar a numerosas especulaciones en la prensa.
Después de Versalles, la pareja viajará a Italia en un avión privado. Su boda podría reportar a la pareja hasta $21 millones gracias a los patrocionadores que aceptaron asociarse a esta unión, pero igualmente gracias a la venta de fotos exclusivas de la ceremonia, según las informaciones de prensa.