En 2010, durante una charla en la escuela de leyes de la Universidad de Chicago, donde Harvey Levin estudió cuando era joven, el creador de TMZ dijo: “Siempre me interesé mucho en si en el sistema judicial trataban a las celebridades mejor o peor que a los civiles”. Con ello, Harvey resumió el motor ideológico que impulsa su compañía de $55 millones por año.
“En TMZ queremos reportar las vidas de las estrellas, no la ilusiones que sus agentes crean”, añadió. A sus 65 años, Levin se sabe capaz de probar un punto: cuando la empresa comenzó a operar, los medios tradicionales no publicaban sus primicias pero le pedían sus fuentes. Ahora, TMZ ha crecido tanto que Buzzfeed la nombró la organización mediática más importante e influyente de la última década.
“Los medios tradicionales no deberían de decirnos lo que queremos, deberían escuchar lo que queremos” dijo Harvey en una entrevista con The Telegraph. “No deberían decir: ‘Esto no es bueno para ustedes a pesar de que lo quieren’. Este es un negocio y el consumidor debería recibir lo que quiere. Y si la gente está interesada en este lado de las noticias, sería ridículo no cubrirlas”.
Coherente, elocuente y siempre respaldando sus acciones y palabras con teorías bien analizadas, Levin es la cabeza de un imperio que ideó luego de trabajar durante años como reportero de farándula para numerosos programas de televisión, con los que construyó una carrera en la que no utilizaría su título de derecho dentro de las cortes, sino en la pantalla.
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Con las estrellas
Harvey nació en 1950, en Reseda, California, cerca del glamour de Hollywood pero sin formar parte de él. Buzzfeed informó que Levin era bajito, inteligente y despabilado. Una de sus primeras influencias fue ver a su padre manejar una licorera y darse cuenta de que, mientras su padre evitaba venderle licor a menores, los policías no hacían cumplir esas leyes en bares privilegiados a los que asistían celebridades.
“Esta experiencia motivaría y estructuraría su carrera, al trabajar para exponer la hipocresía de aquellos en el poder, fueran policías, celebridades o los aparatos que los protegían”, escribió Buzzfeed en 2014. Cuando joven, Harvey quería ser político, y sacó un bachillerato en ciencias políticas en la Universidad de California.
Luego, de forma fortuita se dio cuenta de que alguien se había salido de la escuela de leyes de Chicago, mientras él estaba de viaje en la ciudad, a punto de regresar a California. Ese día, sin tener donde dormir y sin dinero, Levin decidió estudiar leyes, y se graduó en 1975.
Harvey fue abogado en California durante 20 años, y también empezó a experimentar con la prensa, dando consejos en radio, escribiendo columnas en periódicos, y participando en programas de televisión, saltando a la fama moderada en los 80.
Luego de retirarse por completo de la abogacía, Levin creó el programa Celebrity Justice, con una línea ideológica similar a la de TMZ, pero siempre se sintió limitado por los horarios del programa televisivo y los tiempos de transmisión.
En 2005, cuando buscaba la forma de centralizar en un solo medio todas las primicias a las que tenía acceso, sin tener que respetar los límites de los medios tradicionales, Harvey tuvo una reunión con AOL, empresa que quería hacer un sitio web dedicado a la farándula. A Levin le brillaron los ojos: había encontrado su casa.
Con el respaldo financiero de la corporación y el talento de un constantemente cambiante equipo de reporteros, fotógrafos y camarógrafos, TMZ transformó la manera en la que consumimos entretenimiento y se convirtió en el medio que periodistas de todo el mundo revisan para retransmitir sus noticias.
Harvey, por su parte, sigue siendo adicto al trabajo. Le dedica 12 horas diarias a TMZ, duerme de 9:15 p. m. a 2:30 a. m., y el resto del tiempo lo utiliza para hacer ejercicio y comer arándanos. No se expone mucho, y ha manifestado que es homosexual.
Todas las mañanas se reúne con sus empleados –a quienes, según algunas fuentes que conversaron con New Yorker y Buzzfeed, a veces no trata de la mejor manera– para conversar sobre las polémicas de turno. Alrededor de él, todos sus periodistas bromean sobre la última locura de las celebridades, mientras él trata de mantenerse al día.