En la escuela nos enseñan que el folclor costarricense proviene en su mayoría del Pacífico. Muestran bondades de Guanacaste, del Caballito nicoyano, de la Tica linda... Hasta donde llegan los textos educativos, la cultura de Costa Rica se construyó a partir del estereotipo del sombrero, el pañuelo y las chancletas, dejando de lado a otros actores importantes en la construcción de la identidad colectiva de la nación.
“En Costa Rica no tenemos música folclórica; tenemos música típica. Creo que el único lugar que puede dar música folclórica en este país es Limón”, manifiesta el músico Johnny Dixon, nacido en la Barra de Colorado de esa provincia y constructor de una carrera artística que supera los 40 años, y en la que se le ha escuchado entrarle al calipso, al blues, al jazz, al reggae y más.
“Aquí no tenemos algo que nos identifique, como merengue, cumbia, tango o salsa, y creo que el aporte de la cultura negra en este país ha sido mucho. Yo soy de la tercera generación de caribeños, tengo 72 años y sé que no hay investigadores que se dediquen a buscar qué hay y qué ha habido gracias a Limón, porque nuestra cultura ha aportado bastante”, infiere Dixon.
Lo que comenta el músico tiene sentido: es difícil encontrar a jóvenes colegiales bailando calipso en actividades culturales. Lo que nos enseñan de Limón se limita a la actividad bananera y al ferrocarril. Para peores, las noticias de Limón normalmente son sobre crimen y pobreza. El desempleo no escatima en la zona y las infraestructuras permanecen descuidadas.
Existe desde hace muchos años la percepción de que hay un distanciamiento palpable entre Limón y el resto del país, y las razones de ello normalmente tienen que ver con artimañas políticas. Esa cuasi segregación social afecta no solo a la economía de la provincia, sino también a su exquisita cultura.
La ironía radica en que Limón –al igual que cualquier otro lugar con fuerte descendencia africana– es un semillero de talento que con el paso del tiempo se ha visto cada vez más reflejado en el arte, el deporte, la política y, prácticamente, todos los campos profesionales.
¿Cuál ha sido el aporte de la cultura afrocaribeña en el país? ¿Cuáles han sido los sacrificios que los líderes culturales del Caribe han tenido que hacer para sacar adelante sus carreras? ¿Cómo se vive esa separación cultural a sus habitantes? ¿Quién mejor para responder estas preguntas que ellos?
Abandono. “Una de las cosas que no me agradan es cuando celebran el 15 de setiembre con trajes típicos pero sin esencia de la cultura afrocaribeña”, dice la boxeadora Hanna Gabriel, heroína de la nación nacida en Alajuela, de madre limonense y abuelo turrialbeño.
“Este país se construyó gracias a la gente del Caribe y se nota cómo se ha aislado a Limón, que es la provincia que más carece de trabajo y oportunidades, y la señalan como la más violenta y peligrosa, cuando hay otras provincias con peores índices. Sin embargo, Limón suele ser el foco, entonces en momentos se torna molesto”, alega Gabriel.
El rapero y cantante Shel Dixon –primo de don Johnny– considera que hay “un mar de diferencia” en cuanto a las oportunidades en Limón y en el resto del país. “Se sabe que es la provincia más abandonada. ¿Cómo es posible que una provincia que ha brindado tantas semillas tenga las peores canchas? En cada barrio de Chepe usted puede encontrar una buena cancha”.
“Con todo, siguen siendo los máximos exponentes de ese deporte. En atletismo hasta que salió Nery Brenes se empezó a invertir, lo cual es algo que considero un poco tonto por parte del Gobierno. En Limón no hay escuelas de música públicas, no hay un Castella; los artistas tienen que pasar por los mismos estudios que los demás cuando tal vez esa no es su vocación”, añade Shel.
El campeón nacional de surf Gilbert Brown nació en Puerto Viejo, pero tuvo que irse a Jacó, Puntarenas, para levantar su carrera, pues los recursos y patrocinios en Limón eran inviables. “Si yo no hubiera salido de Puerto Viejo no hubiera tenido el equipo para competir a buen nivel”, argumenta.
“En Limón la vida es muy difícil. Los trabajos son escasos, los negocios los abren y tienen sus días contados, entonces cuando la gente habla de que Limón es peligroso no es cierto. Hace falta más apoyo para que la gente, en vez de dedicarse a negocios menos favorables, pueda tener otra opción, de optar por créditos e hipotecas”, añade Brown.
“Son varios cientos de miles de personas las que viven en esa ciudad; personas capaces de cualquier cosa, educadas, de mucho corazón, y yo creo que es nada más de darles la oportunidad para que podamos ver una mejor provincia para este gran país”, concluyó el surfista.
Riqueza. Luis Carlos Córdoba, mejor conocido como Luisk, es uno de los más emblemáticos bajistas de la escena musical costarricense actual, conocido por su trabajo en agrupaciones como Un Rojo y Ojo de Buey (a la cual ya no pertenece). Luisk es colombiano, pero llegó a Costa Rica hace 14 años, y durante dos años se instaló en Puerto Viejo, donde se acercó a la música.
“Cuando llegué quedé asombrado”, recuerda Córdoba. “Gracias a esa experiencia comencé a explorar un poco acerca de la música, luego un músico me invitó a tocar en la Trinity Roots Band y así fue como comencé mi carrera: de manera fortuita. (...) yo nunca había estado en un lugar caribeño con esa particularidad por el calipso”.
“Llegar a Limón fue un choque fuertísimo, porque yo venía buscando un lugar donde pudiera aprender a tocar un poco más de reggae y me encontré con un lugar tan rico con una cultura hasta cosmopolita. No esperaba una riqueza tan grande. Las costumbres, la gente en la calle, la sonrisa constante de la gente; fue un choque encontrarme con una cultura tan rica en ritmo, comida y lengua”, añadió.
Su compañera de Un Rojo, la cantante Kumary Sawyers, nació en San José pero su familia proviene de Limón, y considera que su trabajo en el arte incluye la necesidad de investigar raíces culturales para luego expresarlas en canciones.
“Lo que ha hecho Limón es aportar esa parte africana a Costa Rica, con su calipso, su reggae, y no solamente eso sino también esa vibra que ha aportado todo limonense y toda esa gente de etnia afrodescendiente, y eso nos ha hecho un país rico culturalmente, gracias a sus comidas, arte, fuerza de carácter y educación”, aclamó Sawyers.
Gabriel aporta: “Limón ha aportado grandes deportistas. Es el lugar donde los atletas tienen mayores condiciones atléticas, por su biotipo, pero trabajan con las uñas, se les ayuda a unos y no a otros, y es una cuestión como para salir del paso. No se le da el interés para que pueda influir más en los jóvenes, que salgan de las calles, que aprendan valores como disciplina y constancia, e incentivos como formar parte de un equipo o una comunidad rodeada de cosas positivas”.
Rescate. La periodista Mishelle Mitchell –actual comunicadora del Banco Nacional y otrora figura de Teletica y Monumental– considera que la celebración del Día de la Persona Negra y la Cultura Afrocostarricense no es suficiente.
“Hay una especie de invisibilización de manifestaciones culturales y también del aporte de esta población al país, y la forma más elocuente de invisibilizarnos ha sido con menciones marginales en los libros de historia y el hecho de que solamente se nos conceda un día del calendario”, comenta la periodista.
“La mejor forma de celebrar esta cultura es incorporándonos a la historia y dimensionando nuestra participación en todos los aspectos. Yo fui a la escuela, pasé por el colegio y también en la universidad y la referencia a afrodescendientes era muy pobre; se reducía a un par de episodios de la vivencia nacional, y creo que los afrodescendientes han sido centrales en la construcción de la cultura costarricense.
“Esta población vino a trabajar al país y su aporte fue en la construcción de lo que es hoy Costa Rica. El problema es que el sistema actual causa que el limonense que vive en Limón no puede ser próspero en su propia tierra, y por eso creo que el aporte sería todavía mayor y más significativo si la provincia tuviera los medios para poder vivir dignamente”, remató Mitchell.