Mientras un cine entero se estremece en las butacas, el alpinista nacional Warner Rojas está como si nada, no parece inmutarse.
En ese momento, el Cine Magaly es sede de la premier de Everest (2015), nuevo filme de supervivencia en el cual un grupo de alpinistas enfrenta fríos de miedo, cruza abismos mortales e, incluso, arriesga la vida en la cima.
Todo lo que cuenta la cinta sucedió en la vida real y eso hace que las situaciones sean más sobrecogedoras.
En silla de honor, Warner está presente en la función especial y le brillan los ojos desde el minuto cero de la nueva aventura fílmica. A pesar de su afable apariencia, ojos de niño y sonrisa fácil, ¡créanme!, este hombre oriundo de Escazú tiene sangre fría y alma de acero.
Tiene que ser así, pues, a juzgar por las fuertes imágenes mostradas en la nueva película, de no haber sido Warner un ‘duro’ de la montaña, nunca se hubiera convertido en el primer tico en alcanzar la cima del mundo.
Everest , cinta que se estrena este jueves 24 en los cines de Costa Rica, está basada en un caso ocurrido en mayo de 1996, cuando ocho alpinistas fallecieron debido a una tormenta que los azotó tras haber conquistado la cima.
Ascendiendo la bella y traicionera montaña, el filme cuenta cómo la rivalidad entre dos expediciones, lideradas por Ron Hall (Jason Clarke) y Scott Fischer (Jake Gyllenhaal), llevó a los escaladores a cometer desaciertos garrafales en el ascenso.
Hasta mayo del 2015, cuando 22 alpinistas murieron durante el devastador terremoto de Nepal, la del 1996 era la mayor cantidad de muertos registrados en el Everest en solo un día.
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“Nada es más peligroso que bajar de allí, por lo que al subir es importante cuidar muchos detalles. Por la rivalidad que tenían esas expediciones, se cometieron errores que les costaron la vida”, explicó Rojas durante los primeros minutos de la película.
¿Quién podría contradecirlo? De nosotros, solo él ha estado allí y su palabra está más que autorizada. En el cine, a oscuras y luego de haber complacido con decenas de autógrafos, el público ve a Warner como si fuera el único tico en haber pisado la Luna.
En mayo del 2012, con toda Costa Rica siguiendo sus pasos vía satélite, Rojas escaló los 8.848 metros del monte Everest. El tico alcanzó la cima a las 6:52 a. m. (hora de Nepal) .
“¡Ayyy, que chiva! Ese es Warner, se va a sentar cerquita nuestro, vea”, exclamó Carolina Alfaro, amante de caminar en la montaña y cuyo mayor logro es haber visto San José desde la Cruz de Alajuelita. Admira a Warner y pudo ver la cinta a su lado.
Ascenso virtual. ¿Cómo está la película? Warner lo resumió así: Everest “es la mejor forma de llegar a la cumbre sin cansarse tanto”.
El filme, que también cuenta con las actuaciones de Josh Brolin, Keira Knightley y Sam Worthington, describe paso a paso el proceso que conlleva subir la montaña más alta del mundo.
A Warner le encantó ese enfoque, pues, de inmediato, comenzó a recordar su increíble aventura.
“Ese trayecto lo resumen como en dos días, pero para llegar a ese lugar donde están yo tuve que caminar como una semana”, comentó entre risas el alpinista, quien, para cumplir su objetivo, tuvo que concentrarse 10 semanas en Nepal.
Antes de la función, le dije a Warner que me interrumpiera cuando viera algo que le llamara la atención de la película. No tardó en hacerlo.
Cada secuencia del largometraje, sobre todo las que tratan acerca de las duras etapas de preparación, fue explicada por Warner con la emoción de un niño. Con él a la par, estar en el cine es conocer dos relatos al mismo tiempo: el que vemos en pantalla y el que revive en su cabeza.
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“Ese pueblo (Namche Bazaar) es hermoso, lo recuerdo bien, ¡qué lindo!”. “¡Que vacilón! El aeropuerto de ese lugar es así de chiquitillo; es un caos”. “Ese es el campo base, claro, es igual, ahí hace demasiado frío”. Estas fueron algunos de los comentarios que le iba agregando a la acción en la pantalla.
Con especial atención se refirió a La Puja, ritual en el que se pide el favor de los dioses para la escalada y que se muestra en la gran pantalla.
“Eso siempre se hace; es tradición. Además, la gente se lleva una especie de banderín a la cima y cuando regresa lo deja pegado en un puente como agradecimiento a la montaña”, explicó.
Aunque ya han pasado cuatro años desde que Rojas subió el Everest, sus recuerdos le permitieron ubicar lugares por el relieve de las montañas y la forma de algunos peligrosos senderos.
Así le pasó con la Pared de Lhotse y con Escalón de Hillary, que guardando las muchísimas diferencias, son una especie de Cuesta de los Arrepentidos para quienes han subido el Cerro Chirripó. Son dos puntos retadores dentro de un trayecto difícil.
“Es así, es muy duro, muy muy duro. Cuando yo la subí, eso sí, no había tanta nieve o era un poco mas bajo”, comentó el alpinista sobre el Escalón de Hillary.
Según Warner, la recreación de escenarios es fiel en un 80% de los casos, lo que habla bien de la investigación y de los efectos visuales de la cinta.
Sin embargo, no pasaron muchos minutos para que Warner comenzara a desnudar varios yerros del filme.
Un ejemplo claro: un personaje sin camisa no es concebible en un sitio con tanto frío, comentó el experto. También se sorprendió cuando vio a un escalador quitarse los anteojos a 8.000 metros de altura. “Eso jamás; se quedan ciegos. No se puede hacer”, agregó.
Hasta pudo notar, con su mirada de especialista, que las botas usadas por varios de los protagonistas no eras las adecuadas para esa altura.
Además, Rojas marcó el inicio de la desgracia fílmica: “Están en la cima a las 4 p. m., eso es una sentencia de muerte. A esa hora, yo tenía varias horas de estar ya descansado en el campo base”.
Talón de Aquiles. Reitero: Warner tiene la sangre fría, pero hasta los más duros tienen sus puntos débiles.
En una de las escenas más dramática de película –cuando uno de los protagonistas se despide de su esposa–, se llevó las manos a la cabeza y cambió su posición en la butaca. ¡Estaba conmovido!
“Es duro, es duro ver esto. Es que vea, así es la montaña y uno sabe que puede suceder eso. Uno piensa en la familia y eso pega bastante ”, confesó.
Además, mientras un diálogo de la cinta hace referencia a que el Everest se puede convertir en un separador de familias, Warner no pudo negarlo. “Es cierto. Cuesta mucho que una pareja pueda aceptar esto”, agregó.
Él tiene suerte, pues su esposa Thessa Rienhart lo apoya por completo y estaba allí para ver la cinta.
“La verdad no me ayuda ver estos filmes, pero me gusta acompañarlo. Cuando él estaba en el Everest, yo tuve que poner un bloqueo en mi mente”, dijo Thessa.
Seguramente, al ver la escena, Warner no solo pensó en su esposa, sino también en sus tres hijos y de fijo en su mamá, una señora muy religiosa que no dejó de bajar santos mientras su retoño estaba escalando la montaña.
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Como héroe. Aunque los críticos no han catalogado Everest como la mejor película sobre tragedias naturales, a Rojas sí le gustó. “Está espectacular”, fueron sus palabras exactas.
Para él, la cinta le hizo revivir su epopeya en la nieve y, para los espectadores, el filme los hizo comprender la magnitud de la hazaña. “Es increíble lo que sucede allí arriba. Uno sabe que es peligroso, pero ver todo lo que pasa en pantalla grande es impactante. ¡Qué bárbaro, Warner! Es increíble”, dijo Daniel Díaz, quien asistió a esta función especial.
No habían terminado de caer los créditos cuando Rojas comenzó a recibir una oleada de abrazos y felicitaciones. Tal parecía que Warner era uno de los sobrevivientes del drama fílmico.
Como todo un héroe, así despidieron al alpinista tico en el Cine Magaly.