Con los hombros desnudos, el sonido del agua cayendo y un vaporoso vestido negro, Anita Ekberg le hizo la competencia a Marilyn Monroe como uno de los símbolos sexuales de la gran pantalla. Hace 53 años, el cine perdió a Monroe; ayer, se despidió de Ekberg.
La voluptuosa actriz sueca, quien alcanzó la cima de la fama al bañarse en la emblemática Fontana di Trevi en el filme de La Dolce Vita (1960), falleció a sus 83 años.
Una serie de enfermedades la llevaron a la cama de un hospital días después de Navidad, informó su abogada.
Su peregrinaje por el sétimo arte comenzó a sus 20 años, cuando acababa de ganar el título de Miss Suecia. También probó suerte en este tipo de concursos en Estados Unidos, donde no tuvo demasiado éxito.
Fue el magnate Howard Hughes el encargado de abrirle las puertas de la meca del cine y de pedirle matrimonio, sin éxito.
En 1955 obtuvo un papel secundario en Artists and Models , en la cual comparte plantel con actores como Jerry Lewis o Dean Martin. Con ellos protagonizó Hollywood or Bust (1956), que le valió el Globo de Oro a la mejor actriz emergente en aquel año.
Sin embargo fue hasta la década de 1960 cuando saltó a la fama mundial al interpretar el papel de Sylvia en La Dolce Vita , dirigida por Federico Fellini. Su fama de femme fatale llegó a ser tal que alguna vez dijo que ella hizo grande a Fellini y no al revés.
Ekberg era una mujer de hierro; ni siquiera le temía a la muerte. “No sé si existe el paraíso o el infierno, pero estoy segura de que el infierno es más divertido ”, aseguró en otra intervención.
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