El temido Godzilla, el mismo reptil prehistórico que se alimentaba de la radiación nuclear desperdigada en el lejano Japón, vuelve remozado por Hollywood, ambientado en un nuevo mapa político y bajo el impacto del lamentable accidente ocurrido en Fukushima, en el 2011.
Seis décadas después de su nacimiento en los estudios Toho (1954), y después de la decepcionante versión Godzilla (1998), de Roland Emmerich, Hollywood dio una nueva oportunidad comercial a este icónico personaje.
Con grandes expectativas , Godzilla (2014), de Gareth Edwards , se estrena hoy en Costa Rica, mostrando a una bestia más grande de lo usual y acechando latitudes más cercanas a las nuestras.
Aunque esta vez el titánico monstruo pasa por Filipinas, Japón y Hawái, no acaba yendo a buscar su “banquete” radiactivo ni a Corea del Norte ni a Irán, sino a los depósitos de basura nuclear de Estados Unidos.
“Si hubiésemos hecho esta película en los años 80, habría tratado sin duda de la Guerra Fría, pero hoy era más lógico plasmar cómo, desde Occidente, hemos impuesto la supervisión de las armas nucleares y cómo todo el arsenal estadounidense tiene que ser desmantelado para salvar a la humanidad”, dijo Gareth Edwards, director de la nueva película.
Desde 1954, Toho produjo no menos de 28 versiones de Godzilla , la mayoría de las veces con efectos especiales modestos, guiones y estética de las películas de clase B.
Pero esta versión de Warner Bros. es más que ambiciosa y ya ha cosechado muy buenas críticas. Además de apelar a lo último que existe en efectos especiales, en la película los personajes tienen un mayor protagonismo que en las versiones anteriores.
Fiel a sus raíces, Godzilla comienza en Japón, donde Joe Brody (Bryan Cranston) ve morir a su esposa en la central nuclear en la que trabajan.
Años más tarde, Brody sigue intentando resolver el misterio de la catástrofe, aun arriesgando su vida. Su hijo (Aaron Taylor-Johnson) busca hacerlo razonar, pero la aparición de Godzilla y otros dos monstruos incontrolables cambiarán drásticamente el panorama.
Dura lección. Según Edwards, la gran fuerza destructora de Godzilla, pero también el reajuste natural mostrado con crudeza en el filme, es la metáfora que hila el nuevo largometraje.
“No se puede luchar contra la naturaleza, esa no es la manera de ganar ninguna batalla. El hombre debe aprender a dejar seguir su curso. Cuanto más intentamos controlarlo, es peor”, aseguró el cineasta de filmes como Monsters (2010).
En Godzilla (2014), el mayor enfrentamiento se produce entre Godzilla y los Muto, las bestias creadas involuntariamente por el hombre debido a experimentos radiactivos.
Los Muto representan “la demostración de los abusos del hombre, mientras que Godzilla es el equilibrio natural, aunque se exprese de manera violenta”, aseguró Taylor-Johnson, actor de largometrajes como Anna Karenina y Kick Ass.
Para Elizabeth Olsen, quien encarna a la esposa de Joe Brody, el mensaje del filme es claro y directo: “Los hombres estamos alimentando a un monstruo”.
Olsen hace alusión al sunami que provocó las fugas de Fukushima en Japón, el 11 de marzo del 2011, o la paranoia terrorista desatada tras el famoso 11 de setiembre, hace 13 años.
Drama familiar. Para dar solidez a la trama, los personajes encarnados por Cranston, Juliette Binoche, Ken Watanabe y Sally Hawkins enriquecen el tejido emocional de una cinta que, pese a todo, no deja de ser la historia de una familia que busca respuestas urgentes.
A causa de las misteriosas radiaciones, la familia sufre la pérdida de uno de sus miembros y eso los vuelve locos.
“Las noticias cuentan revueltas en Ucrania y todos nos preocupamos, pero si te lo acotan a la historia de una familia completa, todo es mucho más sobrecogedor, nos rompe más el corazón que la estadística. Esta película, por eso, transmite un miedo genuino”, agregó Olsen.
Por otra parte, para salvaguardar el respeto hacia el Godzilla original, la producción de la película no solo ha contratado a un director fanático de la ciencia ficción asiática, sino al actor japonés más internacional, Ken Watanabe.
El personaje de Watanabe es un científico cuyo padre vivió el lanzamiento de la bomba de Hiroshima y el único que pone un poco de sensatez al despliegue de artillería militar de la cinta.
Además, Watanabe es el único que pronuncia bien el nombre de la bestia: “ Me pidieron que lo dijera al estilo anglosajón, pero yo mantuve la manera japonesa, que es Gojirá”, bromeó.
Para Watanabe, Godzilla “tiene un rugido muy prolongado que asusta, pero también transmite la tristeza del mundo entero. Es el símbolo de la locura y la arrogancia del hombre”, finalizó, en tono reflexivo, el actor.