CAMPANELLA ULTIMA "FUTBOLÍN", UN DUELO POR AMOR Y EL FUTURO DE UN PUEBLO ACOMPAÑA CRÓNICA:ARGENTINA CINE BAS01. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 08/02/2013.- Fotograma cedido por 100 Bares Producciones hoy, viernes 8 de febrero de 2013, de una escena de la película animada "Futbolín", del director argentino Juan José Campanella. La revancha de una partida de futbolín jugada años atrás entre dos niños se convierte en una pelea por el honor, el amor y el futuro de un pueblo en este filme de Campanella, con el que debuta en el cine de animación. El ganador de un Óscar al mejor film extranjero por "El secreto de tus ojos" explica en Buenos Aires que está en la recta final de un proyecto iniciado hace cinco años, en el que han participado más de 300 personas y cuyo presupuesto se acerca a los 20 millones de dólares, casi el doble de la proyección inicial. EFE/100 Bares Producciones/SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS (---)
Buenos Aires (EFE) La revancha de una partida de futbolín, jugada años atrás entre dos niños, se convierte en una pelea por el honor, el amor y el futuro de un pueblo, en la última película del argentino Juan José Campanella, con la que debuta en el cine de animación.
El ganador de un Óscar al mejor filme extranjero por El secreto de tus ojos , explica en Buenos Aires que está en la recta final de un proyecto iniciado hace cinco años, en el que han participado más de 300 personas, y cuyo presupuesto se acerca a los $20 millones, casi el doble de la proyección inicial.
“Es mucho más grande que cualquier película que haya hecho hasta el momento, pero comparado con cualquier película hecha en Estados Unidos, es diez veces más chica”, afirma Campanella, quien agrega la necesidad de lidiar con problemas de la “realidad argentina”, como la lentitud de Internet o los frecuentes cortes de luz.
“Ya no puede pasar nada. Falta solo un minuto de animación”, añade, aunque ese breve lapso en la ficción equivalga a unos meses de trabajo en la realidad, dada la alta complejidad del proceso de realización de una película en formato 3D estereoscópico.
Futbolín narra el duelo entre un chico tímido, Amadeo, y su antítesis, El Crack, la máxima estrella del futbol mundial, que regresa al pueblo con el objetivo de comprarlo, convertirlo en un parque temático y vengarse de la única derrota que ha sufrido en su vida: la que le infligió Amadeo en el futbolín.
Para frustrar sus planes, el protagonista contará con la ayuda del Wing y los demás jugadores de su inseparable equipo de futbolín, que cobran vida en un alocado partido en el que se ensalzan “el espíritu de equipo, la amistad y el amor”, remarca Campanella.
“Después de Luna de Avellaneda es quizás mi película más social”, añade sobre Futbolín , que podría llegar a las pantallas en los próximos meses.
Figuras. El fanatismo de Amadeo le lleva a personalizar los muñecos del futbolín con elementos caseros, como lana o esponja, y resuelve así uno de los grandes desafíos que se les planteó.
“Aunque todos tienen la misma cara, entre la caracterización, el porte y la manera de conducirse parecen personajes totalmente distintos”, afirma.
Campanella niega que los jugadores se hayan creado a imagen y semejanza de astros del futbol mundial, pero admite que responden a “arquetipos que se repiten en cada generación, como el filósofo o el egocéntrico”.
La fuente de inspiración de esta nueva coproducción hispano-argentina fue el cuento Memorias de un wing derecho , del fallecido escritor y dibujante argentino Roberto Fontanarrosa.
A diferencia del Negro Fontanarrosa, fanático del deporte rey, Campanella confiesa que fue “un mal jugador de futbolín y aún peor jugador de futbol” y que ni siquiera le gusta demasiado como espectador, a excepción de los Mundiales.
“Messi me encanta, lo que pasa es que no soy fanático del futbol”, se excusa, aunque recuerda que quizás la mayor depresión de su vida la tuvo cuando Diego Armando Maradona fue eliminado del Mundial de EE.UU. 1994 por dopaje, ya que ese día lo vio por primera y única vez en una cancha.
El cineasta bromea con que “la animación fue el primer género” que le gustó como espectador, pero adentrarse en él como director le ha supuesto “tener que aprender a hacer todo el proceso al revés”.
Las computadoras dominan el edificio de dos plantas en el barrio porteño de Belgrano, en el que el equipo de Futbolín de vida a cada una de las escenas concebidas originalmente en papel.
Campanella planea seguir en Buenos Aires cuando acabe el filme, pero desvela que se irá a las antípodas con “un proyecto donde no haya una computadora a menos de 20 cuadras a la redonda: una obra de teatro, Parque Lezama ”.