El cierre del Paradise Tattoo Convention dejó un buen sabor de boca entre los asistentes; sobre todo, muchos recuerdos en tinta y protecciones plásticas adheridas a la piel que cubrían los recién dibujados tatuajes.
El Centro de Eventos Pedregal recibió a los ticos ayer en el tercer y último día de esta feria, que para los visitantes tuvo un punto a favor y otro en contra.
Lo bueno: el modelo canadiense Rico The Zombie, conocido por sus diseños de esqueleto impregnados en su cuerpo, llegó pasadas las 4 p. m. para tomarse fotografías y firmar autógrafos en las afueras del lugar.
Lo malo: el famoso tatuador Ami James (de los programas Miami Ink y NY Ink ) se ausentó todo el domingo, luego de estar presente viernes y sábado.
Desde el día de la conferencia tenía una vieja lesión en su mano derecha, porque practica artes marciales. Luego de hacer varios tatuajes con el movimiento de su mano se resintió, y por eso no se pudo presentar el domingo”, comentó, Johan López, organizador de este festival.
El encargado dijo que a pesar de que el viernes el movimiento de gente no fue tan grande, el sábado y domingo recibieron entre 1.500 a 1.600 visitantes por día.
Por amor a la tinta. En los pasillos del Paradise Tattoo Convention se encontraba Eliana Valerio, una vecina de San Ramón de Alajuela y estilista profesional, quien se acababa de tatuar en el muslo izquierdo un leopardo con rostro femenino, a un costo de ¢130.000 el trabajo.
La ramonense confesó que era la tercera vez que acudía al festival (de los cuatro años que se han organizado) y comentó que tiene 16 diseños grandes en su cuerpo, entre piernas, brazos y espalda.
“A mí esto me encanta. Los tatuajes míos todos tienen significado. Allí hablo de mi negocio, de mi vida, de mi hija y de mis fuertes creencias religiosas”, contó.
Valerio rescató que personas como ella, amantes de este arte, no deben ser etiquetadas como erróneamente algún sector de la población suele pensar.
“Cada quién es libre de tatuarse lo que quiere. Al menos yo soy cristiana y me hice varios diseños religiosos. Tengo una virgen y el Divino Niño en mi espalda. Hay gente que prefiere hacerse demonios, no es mi caso. Hay que romper con esos estereotipos de que la gente tatuada anda en malos pasos. Nada que ver. Somos personas profesionales, estudiadas, somos personas de respeto y que también respetamos a los demás”, expresó Valerio.
Mientras eso sucedía, en el escenario se presentaba el grupo de punk Overseas, y seguido de ellos, Blues ‘N’ Flames.
René Ruiz, tatuador experimentado del local New Skull comentó que este año ha sido, a su parecer, el más exitoso no solo por la cantidad de gente que se ha acercado, sino también por la calidad de los expositores.
“Me llamó la atención que todo el mundo está muy informado de los tatuadores, de la gente que viene del extranjero. Todos conocen a la gente que está aquí. Eso habla bien del costarricense, que está aprendiendo más sobre este tema y le interesa”, afirmó.
En las afueras del salón donde se hacía la feria, se formaron dos largas filas al caer la tarde.
Una era para comprar la entrada general (a ¢7.000 y cuya ventanilla abría en diferentes tiempos para no saturar el sitio); la segunda, para tomarse una foto y obtener una firma del modelo canadiense Rico The Zombie.
También llamó la atención que a tan solo unos metros de la entrada del Paradise Tattoo Convention se realizaba la Expo-Ferretera, por lo que era común encontrarse en las afueras a expositores de esta feria con los amantes de la tinta.
Una chica que aprovechó este evento para dejarse un recuerdo en su piel, fue Vanessa Gastelo.
Ella se hizo un tatuaje de rosas negras en su antebrazo, el tercero que se marcaba en su cuerpo.
“Es el más grande. Cuando llego al área del codo y la muñeca (cerca del hueso) duele un poco más. Lo hago porque simplemente me gusta, no tiene un significado en especial. Soy maquillista y a mí me fascina la creatividad”, manifestó Gastelo.
La joven resaltó el buen talento de tatuadores nacionales, quienes exponían sus trabajos al lado de otros de Panamá, México, Perú, Colombia y otros países.
“En general todo está muy bonito: los precios son bastante accesibles, hay mucha variedad y muy buenos artistas”, dijo.