Si algún aventurero quiere viajar a una tierra fantástica, solo tiene que acercarse al Museo de Arte Costarricense (MAC). Allí, el artista limonense Juan Kelly presenta la exposición Transiciones y transformaciones : 18 obras que nos llevan a un mundo pintado con realismo mágico, donde lo verosímil se mezcla con lo imposible para crear escenas cargadas de exotismo, intriga y belleza.
La muestra reúne óleos y acrílicos de mediano y gran formatos que pertenecen a la colección personal de Kelly. La mayor parte de las piezas se elaboraron en los tres años anteriores.
“Con esta exhibición deseo presentarle al público costarricense las obras que he hecho últimamente, ya que han tenido mucho éxito. En los últimos tres años realicé cuatro exposiciones en Italia, incluida la Bienal de Venecia. También expuse en la Bienal de Dublín (Irlanda)”, dice el pintor.
No obstante, la muestra oculta un motivo más personal: realizar una pequeña retrospectiva de su crecimiento como artista. “Existen cambios sutiles en la forma en que uso elementos compositivos; además, las emociones ya no se muestran de manera tan explícita. Todas estas cosas son transiciones y transformaciones, de ahí viene el nombre de la exposición”, afirma Juan.
Fauna mágica. Las palabras le quedan cortas a los cuadros de Juan Kelly, y él mismo lo confiesa. Dice poco acerca de la leona torera subida en una cruz con el fin de escapar de un enojado bovino, los perros que toman leche de una vaca, y la felina que le roba el chop suey a un dúo vacuno. Este silencio le gusta: se presta para múltiples interpretaciones.
Las imágenes que rozan lo absurdo continúan y también lo hacen los animales, que sustituyen a los humanos en todas sus obras: cocodrilos, peces, gaviotas y caballos se hacen presentes en los trazos de Kelly. ¿Es esta invasión animal una metáfora de la condición humana? No tanto como podría pensarse.
“No me preocupo tanto por los animales. Simplemente me atraen las formas y las líneas de sus cuerpos: es una decisión estética. Sin embargo, sí me gusta relacionar a las leonas con los humanos. Ellas están en el tope de la cadena alimentaria en las sabanas; asimismo, los humanos se encuentran en una situación de poder con respecto a las otras especies. Pinté a estas felinas con una apariencia dócil, pero a la vez se sabe que son agresivas, como las personas”, explica Kelly.
La norma de incluir animales en sus pinturas surgió de un rumiante que decidió comerse una fruta para alegrar una obra. “Hace algunos años pintaba bodegones y trataba de darles vida y carácter. De pronto se me ocurrió incluir una vaca y que esta devorara un melón”, comenta Juan y termina con una broma: “Luego entraron más vacas y no quedó nada en la mesa”.
A pesar de que Kelly es renuente a dialogar sobre sus pinturas, nos revela tres motivos esenciales en Transiciones y transformaciones : las complejidades de la existencia humana, el deseo y la injusticia social.
“¡Y no saber adónde vamos, / ni de dónde venimos!”, sentencia Rubén Darío en el poema Lo fatal, y Juan Kelly lo repite como un perfecto resumen de las preguntas existenciales en sus cuadros.
La angustia de los versos se traslada a la pintura en Barco soberano . La pieza ofrece a unas leonas trepadas en un mástil para escapar de unos cocodrilos; al mismo tiempo, la nave se dirige a una mortal caída por una catarata.
Por otro lado, Kelly trata el deseo en Fruta no prohibida , representación de una vaca que engulle una manzana mientras es sometida a las miradas severas de unas aves. La comida como objeto de deseo se repite en otras obras como Sirope de melón y Lechita.
Por último, el artista comenta de forma sutil la estructura social en obras como Il politico y Perros criollos , que muestran las relaciones de poder que hay entre los más pudientes y los menos afortunados.
“Evito ser explícito acerca de la crítica social en mis obras, y, a veces, las personas no la notan. La forma en que está ordenada la sociedad me parece injusta y es ridículo que todavía las cosas sean así. Sin embargo, evito decir qué hay que hacer: no soy político”, reclama el artista.
Este pintor procura atenuar la gravedad de sus temas por medio del humor. “Me gusta jugar con las ideas serias. Muchas de mis pinturas son divertidas: esto refleja mi personalidad”, expresa Kelly.
Pintor en el limbo. Juan rechaza al surrealismo, pero quizá se deba a que se siente cercano a él. “Mi trabajo es más simbólico; trato de no llegar a ese estilo”, señala.
Las imágenes quiméricas de Kelly tienen como origen un territorio casi igual de mágico: Limón. “La cultura de mi provincia me ayuda a crear mis pinturas. Me inspiro en las leyendas, las historias y los dichos autóctonos. Elaboro muchas de las escenas de mis obras cuando viajo a Manzanillo de Puerto Viejo, después de comerme un rice and beans ”, asegura el pintor, quien ahora reside en Santa Fe de Nuevo México (Estados Unidos).
El vínculo de Kelly con el mar Caribe es fuerte: allí nació su pasión por el arte. “Dibujo desde los seis años. Mis familiares y mis compañeros de la escuela siempre me halagaban por mi habilidad. Ellos fueron un gran estímulo”, dice Juan, el único artista en su linaje.
A los 12 años conoció el óleo y desde entonces son inseparables. “Me encanta esa pintura. Se pueden lograr texturas maravillosas y una profundidad en el color inigualable”, afirma Kelly.
Desde hace tres años empezó a utilizar el acrílico para elaborar obras de gran formato ya que es fácil de trabajar; sin embargo, este pigmento no le suscita los mismos sentimientos que su amado óleo.
Contra lo que parecen decir sus trazos, Juan Kelly no estudió artes plásticas de manera formal. “Nunca me gustó la academia. Cuando ingresé a la universidad ya tenía mis conceptos y mis técnicas definidas. No quería escuchar lo que tenían que decir los profesores”, dice Juan, quien decidió estudiar diseño industrial.
Además de Limón, Juan Kelly se inspira en los grandes maestros del arte: Peter Paul Rubens, Tiziano Vecellio, Francisco de Goya, Diego Velázquez, Eugène Delacroix y Johannes Vermeer son algunos que destacan.
“Hoy tenemos las herramientas necesarias para estudiar a los grandes maestros del arte, y creo necesario que lo hagamos. Para mí, el conocimiento es fundamental en la vida”, comenta el pintor.
En su mundo de cosas imposibles, hay una muy importante para Juan Kelly: su meta de crear la pintura perfecta. Saber que esto nunca ocurrirá lo hace feliz: le da la excusa para pasar más tiempo en sus parajes fantásticos.
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Ingrese al mundo mágico. Transiciones y transformaciones se ofrecerá hasta el 26 de enero del 2014 en el MAC (Parque Metropolitano La Sabana, San José). Horario: de martes a domingo de 9 a. m. a 4 p. m. La entrada es gratuita. Teléfono: 2256-1281.