
Recordar el pasado es un ejercicio que puede ser alegre, doloroso o intenso. Pero, ¿qué sucede cuando se quiere traer al presente un pasado que es desconocido?
Ese fue el reto que enfrentó la artista costarricense Ana Wien, al hurgar en su pasado para descubrirlo y, además, compartirlo con el público mediante obras de arte.
En su exposición Renacer, que se exhibe en la Galería Nacional del Museo de los Niños, Wien presenta 20 fotografías intervenidas con pintura.
Esas imágenes son estampas de un suceso histórico que dejó una huella traumática en millones de personas: la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
De manera indirecta, Ana experimentó las consecuencias de ese conflicto bélico, pues su padre, Samuel Wien, y su madre, Luba Rosencranz, salieron de su natal Polonia como otras tantas familias judías, que huyeron para ponerse a salvo.
En un lejano país llamado Costa Rica, el matrimonio Wien encontró la paz. Pero nunca pudieron contarles a sus hijos la sombría historia de guerra y de odio.
Al morir su madre, a Ana la invadió la curiosidad y decidió viajar a Polonia en busca de respuestas. “Para mí, era importante ir e investigar qué vivieron y por lo que pasaron. Cuando estuve ahí, entendí por qué mi mamá nunca nos dejó ir a ese lugar, ahí pude ver y vivir tanto que dije que tenía que dejarlos ir”, explicó la artista.
La misión no fue sencilla, pues tuvo que extender su búsqueda a 18 familias que habían experimentado situaciones similares a la suya.
“Ninguna familia quería prestarme las fotos, porque, obviamente, es un tesoro del cual nadie quiere deshacerse”, contó.
El reto no fue solo emocional, sino también técnico. “Además de buscar las fotografías, tuve que restaurarlas porque estaban muy viejas; algunas casi ni se veían o estaban rotas”, detalló.
La paleta característica de esta artista es rica en color, el cual contrasta con el tinte sombrío de los tonos sepia. “Yo quiero crear un renacer a la vida, quiero darle un honor a la gente que sobrevivió con mi pintura, la cual siempre ha sido muy alegre y espiritual”, agregó.
La artista visualiza este proyecto, que le llevó cerca de dos años, como un regalo para el país que acogió a su familia y a muchos otras personas en condiciones similares. “Costa Rica, tierra mágica y de ensueño, los recibió y aquí encontraron la oportunidad de renacer con la dignidad de un ser humano. Encontraron paz, amor y la libertad para rehacer sus vidas en un ambiente cálido, sin importar su credo religioso”.
La exposición se puede visitar a partir del 6 de agosto, de lunes a viernes, de 8 a. m. a 4:30 p. m. y durante los fines de semana, de 9:30 a. m. a 5. p. m.