Si Letizia Ortiz no se hubiera casado con el príncipe Felipe de Borbón y no estuviera a punto de asumir la Corona española, probablemente este lunes por la mañana hubiese presentado la noticia de la abdicación del rey Juan Carlos en Televisión Española (TVE).
Como si de un regalo por el décimo aniversario de bodas se tratase, la coronación de la pareja como nuevos reyes de España está a la vuelta de la esquina.
Luego de 39 años en el trono, una factura por cansancio, secuelas de una lesión de cadera, varias polémicas que dieron un claro golpe a su carácter, el actual monarca sorprendió con la noticia de su dimisión para levantar la popularidad de la monarquía. Así, su hijo Felipe, criado y formado con un único objetivo, se convertirá en el rey más joven de Europa, a sus 46 años.
Nació el 30 de enero de 1968. Justo luego de tenerlo en brazos, su padre llamó al dictador Fernando Franco para darle la noticia: ¡Por fin había nacido un varón en quien delegar la corona!
El rey Juan Carlos I decidió que su tercer hijo se formara en las tres academias militares por las que él mismo pasó. Además, se licenció en Derecho, obtuvo dos maestrías en Relaciones Internacionales y habla inglés y francés a la perfección. Esto basta para que medios españoles como ABC y la revista Hola lo califiquen como el heredero al trono mejor preparado.
“Su meta, su única meta, es servir a España. Está imbuido desde muy adentro que él tiene que ser el primer servidor”, confesó en alguna ocasión la reina Sofía.
A su lado se erigirá la reina Letizia, una mujer fuera de serie en el trono por su buen currículo profesional y quien renunció a una prometedora carrera periodística para acompañar el proyecto de vida de Felipe de Borbón, justo cuando el príncipe enfrentaba presiones para casarse y dar continuidad a la Corona con su descendencia, según ABC .
Al no hallar el amor entre las hijas de otras familias reales, el Príncipe de Asturias anunció que abriría su abanico de posibilidades a mujeres ajenas a la aristocracia, decisión que no fue objetada por la sociedad española de principios del siglo XXI.
Antes de la presentadora, sostuvo una relación amorosa con Eva Sannum, una exmodelo noruega que se convirtió en blanco de críticas por haber posado en ropa interior y por haber acudido a la boda de los Príncipes de Noruega con un escote muy pronunciado.
10 meses después, como por obra del destino o de las casualidades, su alteza conoció a Ortiz durante una cena en la casa del periodista Pedro Erquicia, amigo del Príncipe y compañero de la rubia en TVE.
La primavera, conocida en los cuentos de hadas por desperdigar el amor en el aire, hizo de las suyas. “Tomamos más contacto y aquello fructificó”, explicó el príncipe.
Durante meses mantuvieron una relación en secreto, y al día siguiente de que se filtró en los medios la verdad sobre su noviazgo, la Casa del Rey decidió anunciar el compromiso. Esta vez, el príncipe no permitió que se abriera un debate público sobre las aptitudes de su elegida y dejó claro que la admiraba por su “rectitud y ejemplaridad en el trabajo”.
Fuera de esquemas. Los futuros monarcas de España tienen poco en común con sus predecesores y casi se podría decir que sentarán a su lado la idea de una pareja moderna.
La rubia, ahora de casi 42 años, será la primera plebeya en asumir la corona. Ha viajado en metro y sabe muy bien lo que implica salir a trabajar por las mañanas para ganarse la vida y para pagar la hipoteca de un piso en Valdebernardo.
Además, Ortiz es divorciada, algo nunca antes visto en la Casa Real. Permaneció un año casada (por lo civil) con un profesor de Lengua y Literatura del instituto en el que ella estudió. Sus padres también se divorciaron.
Pero fuera de estos aspectos formales, la todavía princesa de Asturias ha logrado guardar distancia con las costumbres que conlleva su rol. Por ejemplo, toma días libres, sale con sus amigas de toda la vida y asiste a conciertos de música indie . “La princesa piensa y a veces –y esto es lo novedoso– lo dice”, destaca el diario El País .
Ella y su esposo intentan llevar una vida normal, tanto, que es frecuente que vayan al cine y vistan pantalones de mezclilla.
“Los príncipes llevan a las niñas al colegio y las acuestan por la noche. Su casa, una residencia construida en el 2000 y conocida como el pabellón del príncipe, trata de huir de la frialdad palaciega y desprender aroma familiar. Es probable que, cuando se conviertan en el rey Felipe VI y la reina Letizia, no la abandonen”, apunta El País .
La ‘princesita’. La pequeña Leonor, primera hija de Felipe y Letizia, será la nueva princesa de Asturias dentro de algunas semanas, cuando sus padres escalen en los rangos de la realeza.
La niña tiene ocho años, uno menos que los que tenía su padre cuando asumió el título. Ella será la heredera al trono más joven de Europa.
Cursa el tercer grado en el Colegio Santa María de los Rosales. Ahí aprende inglés y francés, asignaturas que refuerza en su diario convivir con una cuidadora inglesa. Además, practica ballet y, cuando termine la secundaria, hará estudios en el exterior y recibirá formación militar, como su papá y su abuelo.
Los príncipes han intentado resguardar su intimidad y la de su hermana menor, la infanta Sofía.
Se queda en casa de su abuela materna, Paloma Rocasolano, cuando sus padres salen de viaje. También es muy unida a la monarca Sofía, quien le inculca los modales de la realeza española.
“En cuanto al carácter, la propia reina ha asegurado en alguna ocasión que se parece a su padre, Felipe. Observadora y tranquila, Sofía afirma que es de sus cuatro nietas la más tranquila”, destaca la revista Diez Minutos .