Más familias damnificadas por emergencias como la que causó la tormenta tropical Nate podrían acceder a recursos estatales para la reconstrucción de su casa con la aprobación de dos reformas a la normativa del Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi).
El primero de los cambios lo aprobó la Junta Directiva del Banhvi en su reglamento de operaciones para aumentar el máximo de ingresos que debe tener una familia para poder acceder a un bono de vivienda tras perder su casa en un desastre. Antes, el núcleo debía ganar menos de ¢383.061, ahora el tope es de ¢776.000.
"Teníamos el problema de que muchas de las familias que estaban siendo afectadas por emergencias no son tan pobres, y segundo que existe pobreza coyuntural, en el sentido de que las familias pierden sus medios de vida. Nosotros queremos aumentar, sin exagerar, la cantidad de familias que podrían optar por un bono", explicó Rosendo Pujol, ministro de Vivienda.
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Cerca de un 54% de las familias del país pertenecen a ese estrato de ingresos ampliado.
La otra reforma está a la espera de recibir segundo debate en la Asamblea Legislativa. La propuesta, impulsada por el Gobierno, modificaría la ley que regula al Banhvi para permitir que las familias pobres que perdieron la casa y el terreno, y que anteriormente ya habían recibido un bono, obtengan una segunda ayuda para construir en otro lugar.
La normativa vigente ponen un tope de ¢7,5 millones a los segundos bonos (los cuales se aprueban solo a damnificados que hayan perdido por completo viviendas construidas con recursos estatales). Tal monto, asegura Pujol, es completamente insuficiente para pagar un nuevo terreno y levantar la casa.
"En algunos casos de Otto (huracán del 2016), más de 100 familias estaban en estas condiciones: ya habían recibido bono, pero el río se corrió y se llevó las casas", señaló el jerarca.
Precisamente, la primera aplicación de esa modificación en el Banhvi se haría para resolver la situación de 47 familias damnificadas por el huracán Otto y 13 hogares de Atenas, en Alajuela, afectadas por la tormenta Tomas (2010), quienes requieren ayuda pero no pueden acceder a ella por el momento, porque ya habían sido beneficiadas con otro subsidio.
A esos casos se sumarían los que provocó la tormenta Nate.
Inicia recuento de daños por Nate
Aunque aún las autoridades no determinan la magnitud de los daños causados por esa tormenta, el ministro de Vivienda se atreve a decir que son los mayores estragos que el país ha visto en años.
"Yo pienso que va a ser mucho más grande que con Otto", manifestó el jerarca, sobre el nivel de intervención que deberá hacer el Estado por viviendas destruidas.
Pujol estima que Vivienda deberá evaluar hasta el triple de las 648 casas que se visitaron el año pasado, tras el paso del huracán Otto, en noviembre. En esa ocasión, de esos casos, se determinó que había que reconstruir 57 casas y trasladar por completo a 248 hogares, cuyos terrenos desaparecieron o quedaron inhabitables.
La tormenta Tomas dejó 28 muertos y 19 desaparecidos en Calle Lajas de Escazú, 2.400 casas afectadas y 70.000 damnificados. Tras ese desastre, ¢22.454 millones que la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) reservado para la reconstrucción de las viviendas quedaron sin uso y fueron devueltos por el Banhvi.
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El recuento de las pérdidas que causó Nate se sistematiza con fichas que ya se están aplicando en 10 cantones. Funcionarios de Vivienda llegarán a las comunidades más afectadas para hacer las verificaciones, informó el ministro. El primer informe debe estar listo dentro de dos semanas.
Los recursos se concentrarían en las casas que se perdieron totalmente, no en aquellas que se anegaron pero se pueden recuperar.