Las diferencias entre las dos principales cámaras de buseros que existen en el país se acentuaron con la salida de Sebastián Urbina, viceministro de Transportes, de la dirección del plan de sectorización de autobuses y cobro electrónico.
La decisión del presidente Luis Guillermo Solís de separar a Urbina del proceso de modernización del transporte público, a pedido de la Cámara Nacional de Transportistas (Canatrans), molestó a la Cámara Nacional de Autobuseros (Canabus).
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“En la comisión que va a ver estos temas tiene que estar incluida Canabus, como la organización más grande del sector autobusero”, dijo Alfredo Villalobos, jerarca de Canabus.
“Deben dejarse de lado las malas artes y las reuniones ocultas”, agregó el empresario, en referencia al encuentro que tuvo Solís con un grupo de transportistas, el pasado 7 de junio, en Casa Presidencial.
En esa cita, miembros de Canatrans le solicitaron al mandatario relevar al viceministro, ya que están disconformes con la forma en que Urbina ha manejado la vocería de estos temas.
La reorganización de buses es un tema que se discute desde hace 17 años (1999) y ninguno de los cuatro gobiernos anteriores ha logrado aplicarla, pese a que las rutas son del Estado y operan por concesión.
El plan propone reducir el número de buses que entran a San José diariamente.
La Nación intentó detallar la posición de Canatrans sobre este asunto, pero Silvia Bolaños, directora ejecutiva, pidió que se enviaran consultas por escrito.
La organización se limitó a enviar un comunicado de prensa en el que expresan que están a favor de la sectorización, pero con “sus respectivos estudios técnicos”.
La propuesta de Urbina para sectorizar las rutas de transporte público está basada en un estudio técnico elaborado por el consorcio Epypsa-Sigma, el cual tuvo un costo cercano a $800.000.