El menú es variado. Las hay para difundir la Palabra de Dios, hacer política, entretener, informar o hacer negocios. Pastores evangélicos, sacerdotes, alcaldes, extranjeros y asociaciones comunales, son parte de un variado y creciente grupo que ha optado por incursionar en la radio... pero de forma clandestina.
Es decir, usurpando alguna frecuencia asignada legalmente a una persona física o jurídica.
La proliferación de estas emisoras ha encendido las alarmas en la Cámara Nacional de Radio (Canara), que ha pedido la intervención pronta del Gobierno y de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel).
De acuerdo con estimaciones de Canara, en el país operan unas 137 radioemisoras clandestinas, superando las 114 que sí cuentan con la concesión estatal para el uso de las frecuencias.
Sin embargo, determinar el número exacto de radios piratas es difícil, pues algunas funcionan de forma intermitente –solo los fines de semana o algunas horas– y se mueven de un lugar a otro.
Gustavo Piedra, presidente de la Cámara, explicó que estas personas o empresas se promocionan como radios comunitarias y entran sin ningún derecho a utilizar una frecuencia, usualmente intermedia– en medio de dos concesionarios–, creando distorsión.
El impacto, agregó, es para el Estado– dueño del espectro radioeléctrico–, para las emisoras autorizadas y para el público, porque no recibe un mensaje claro.
Para el Estado, porque al no tener control ni regulación sobre el uso de estas frecuencias, no puede cobrar por su explotación.
Mientras, las concesionarias enfrentan competencia desleal, pues las clandestinas cobran hasta un 50% menos por un anuncio publicitario y no pagan patente ni derecho de uso de espectro.
Canara estima que para abrir una emisora se requiere una inversión inicial de entre $4.000 y $5.000, por lo que no es un hobby .
Maryleana Méndez, presidenta del Consejo de la Sutel, dijo que han atendido nueve denuncias sobre radios piratas, la mayoría ya resueltas y con orden a los involucrados para que dejen de transmitir.
Aclaró que, por ahora, la única forma de atender el asunto es mediante denuncia, pues apenas están en trámites para adquirir equipos y monitorear el espectro en forma preventiva.
Mientras, el ministro de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, Alejandro Cruz, instó a la Sutel a atender las denuncias planteadas por Canara.
De todo. Información del Instituto Costarricense de Enseñanza Radiofónica (ICER) y Canara da cuenta de 40 emisoras clandestinas, la mayoría en la zona rural.
Ronald Cubillo, coordinador de las Emisoras Culturales del ICER, dijo que en el 2001 solo había cuatro emisoras piratas.
Hoy, algunas operan bajo un nombre comercial e incluso tienen pauta de entidades públicas.
Por ejemplo, citan tres emisoras en Limoncito de Coto Brus, Puntarenas (entre Paso Real y San Vito de Coto Brus) con pauta publicitaria de ministerios y otros entes relacionados con el sector agropecuario.
Una concentración similar se da en Dominical , en el cantón de Osa, Puntarenas, donde operan cuatro de estas emisoras, al parecer de colombianos y dominicanos.
En Golfito fueron reportadas otras tres, en Paso Canoas dos y en Agua Buena de Coto Brus hay tres radios que transmiten desde el punto conocido como Fila de Cal.
La Nación intentó contactar a algunas de las emisoras que registran nombre y número de teléfono, pero en su mayoría no atendieron. Es el caso de Radio Onda Brava y Radio Éxito en Liberia y La Cruz, respectivamente. Mientras, Carlos Espinoza, un representante de Cielos Abiertos, una emisora en Cariari de Pococí con cinco años de operar ilegalmente, dijo que lo hacen para presionar al Gobierno a sacar a concurso nuevas frecuencias.