Los Gobiernos de Costa Rica y China insisten en evitar, a toda costa, el entierro del proyecto de la nueva refinería en Moín, Limón, impulsado desde la administración Arias (2006-2010).
A su regreso de un viaje de negocios en el país oriental, el ministro de Ambiente, Édgar Gutiérrez, aseguró que el plan avanzará sin importar cuál sea el precio y el tiempo para concretar la obra.
Modernizar la refinería será superior a los $1.500 millones pactados en el contrato actual, pues Costa Rica exigió a los socios chinos refinar biocombustibles (derivados de materia vegetal) y reducir “a lo más bajo” las emisiones de carbono.
¿Cuánto más costará el rediseño y los agregados? Eso aún lo desconocen las partes.
En una conferencia de prensa, ayer, el ministro aseguró que la firma a cargo, la estatal China National Petroleum Company (CNPC), aprobó los nuevos requisitos durante las negociaciones del 21 y 22 de noviembre.
También informó de que el Banco de Desarrollo de China está dispuesto a renovar su oferta de financiamiento (caducada el año pasado), sin importar plazos ni montos adicionales.
La iniciativa de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) permanece varada desde junio del 2013. Al revelar supuestas anomalías, la Contraloría General de la República (CGR) descartó el estudio de factibilidad contratado hace más de dos años.
Soresco, sociedad tico-china creada en el 2009 para levantar la obra, continúa activa, aunque sin funciones claras.
La presidenta de Recope, Sara Salazar, destacó que, por ahora, lo primordial es hacer las paces con la Contraloría.
La jerarca agregó que para salir del punto muerto “se creo una comisión de alto nivel” presidida por la CNPC y por ella, para resolver la situación que tiene paralizado el proyecto.
En los diálogos participan Mayid Brenes, director jurídico de Recope; Carlos Valverde, jerarca de Soresco; y Wang Dongjin, presidente de CNPC.