Nombre: Trinidad Céspedes. Cita: cateterismo. Condición: Fallecida en el 2014.
Nombre: Ida Parra. Cita: operación de hernia. Condición: en espera hasta 2021.
Nombre: Lorena Naranjo. Cita: placa urgente. Condición: en espera hasta 2020.
Nombre: Keylor Mora. Cita: ultrasonido de testículo. Condición: buscó atención privada y se le detectó un cáncer.
Nombre: Flor Díaz. Cita: operación de rodilla y columna. Condición: en espera indefinida.
Flor es la número 26 en el calendario del dolor ideado por su hijo, Bryan Vindas, para recordarle a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) la existencia de miles de enfermos --algunos, incluso, ya muertos-- esperando por una cirugía o un examen diagnóstico en los hospitales.
Esta señora, vecina de Curridabat, en San José y de 52 años, no tiene fecha programada ni para el reemplazo de rodilla que espera desde hace ocho años, ni para la operación de columna que le recomendaron hace cuatro.
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Su nombre se mezcla con el de decenas de enfermos que han contado sus historias a través de la página de Facebook Salud sin filas, que Vindas creó hace dos años con la misma intención: poner nombre y apellido a cada una de las personas que vive un calvario igual al de su madre.
Con apoyo de la empresa Publimark, Vindas dio vida a ese calendario del dolor, que presentará en la Asamblea Legislativa la tarde del lunes, con el objetivo de sensibilizar y comprometer a los diputados en esta lucha.
Ese mismo calendario será colgado el 17 de enero en la página web www.saludsinfilas.com, informó Vindas.
Calvario. Como suelen hacer muchos asegurados para probar suerte, Díaz ha ido a diferentes hospitales para ver en cuál la pueden operar primero.
Así, a lo largo de estos ocho años la han visto en el Hospital México, en el Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), y en el Calderón Guardia, que es el hospital de su zona de referencia.
Según contó Vindas, ni siquiera está en una lista. No le han dado fecha y el estado de salud empeora cada día.
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Apenas a final de año, el especialista en Ortopedia que la ve en el Calderón le dijo que su situación había evolucionado para peor.
El problema de la rodilla, le lesionó la columna y si esta no se opera pronto (le dio un plazo máximo de tres meses), ya no podrá caminar.
Esta familia, invierte cada día ¢27.000 en inyecciones contra el dolor porque las acetaminofén con codeína que le envían en la Caja no son lo suficientemente fuertes para aliviar a Flor, quien solo puede dormir alrededor de dos horas cada noche.
Para esta familia, que depende del ingreso de comerciantes de clase media, una operación en una clínica privada está fuera de todas sus posibilidades.
"Todo saldría como en $50.000, sin tomar en cuenta la rehabilitación que necesitaría y posibles complicaciones. Está fuera de nuestro alcance", comentó Vindas, quien reconoció que por sus cabezas pasó esa posibilidad.
La última opción que están probando es un recurso de amparo ante la Sala Constitucional, el cual fue interpuesto el martes pasado.
El objetivo del calendario, explicó Vindas, es recordarle a la Caja, con nombres y apellidos, que esas personas existen, o existieron en algunos casos.
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Y presionar para que la institución encuentre, finalmente, soluciones para una mejor administración de las listas en sus hospitales. "La salud no espera. Ni la de mi madre ni la de muchas otras personas", afirmó el joven.