Adriana Blanco es una de las expertas en control de tabaco más respetadas en América Latina.
Asesora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en estos temas, esta médica uruguaya advierte sobre el cambio en la estrategia de la industria tabacalera ante el aumento de las regulaciones antitabaco que surgieron hace alrededor de una década, con el Convenio Marco para Control del Tabaco (CMCT).
Este convenio lo firmó más de una treintena de países en América Latina, incluido Costa Rica, que lo ratificó en la Asamblea Legislativa en 2008.
Mediante este convenio, los países ponen límites o prohíben totalmente la publicidad de cigarrillos, incrementan los impuestos al producto para reducir el consumo, y regulan la exposición de estos productos en los puntos de venta.
En Costa Rica, las enfermedades atribuidas al consumo del tabaco, como diferentes tipos de cáncer y los problemas cardiovasculares, le cuestan a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ¢129.000 millones al año.
Los impuestos que se recogen por concepto de tabaco representan menos de un 30% de ese monto, según un estudio regional revelado hace una semana por el Ministerio de Salud.
Adriana Blanco participó en diciembre, en Santiago de Chile, en un taller sobre liderazgo en control de tabaco en América Latina y el Caribe, organizado por Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, y la Universidad Adolfo Ibáñez.
Esta es la entrevista que sostuvo con La Nación:
¿Se pude considerar al convenio marco como un avance real en el tema de control de tabaco?
Creo que sí. Es el único tema que realmente tiene un tratado internacional que es legalmente vinculante, en el cual se han comprometido muchísimos países en el mundo. Y en la región de las Américas 30 de los 35 estados miembros de la región son parte de él.
¿Pero cuántos de ellos han realmente aplicado los lineamientos del convenio marco?
Depende un poco de los países y de las medidas. Hay unas que han avanzado más, como es el caso de los ambientes libres de humo y las advertencias sanitarias en el empaquetado, donde más o menos la mitad de la región ha avanzado en ese tema. Pero después tenemos otras medidas, como el aumento de los impuestos y la prohibición total de la publicidad, promoción y patrocino donde no se ha avanzado tanto.
"Es un poco el tema del vaso medio lleno o medio vacío: creo que sí debemos pensar que se ha avanzado sobre todo teniendo en cuenta que hay muchas fuerzas que se oponen al avance de esto. El tema del tabaco responde a un producto de consumo que es producido por una industria que genera ganancias y que no está muy dispuesta a dejar de ganar".
Ganancias para las empresas…
Para ellos, sin lugar a dudas, los países nunca ganan con el tabaco aunque las industrias intentan convencer que a través de los impuestos ellos aportan, primero que todo los impuestos no los aportan las industrias, los aportan los consumidores que pagan los impuestos por el producto que compra. Y segundo, aunque los Estados recaudan los impuestos normalmente lo que gastan por enfermedades relacionadas con tabaco es siempre es muchísimo más que lo que se recauda por los impuestos.
¿En dónde han identificado las autoridades de salud los obstáculos en esta lucha?
El primer obstáculo es la interferencia de la industria. Hemos visto que, constantemente, en todos los países de la región y del mundo ya sea antes, durante o después de que las leyes pasan la industria siempre está ahí tratando de interferir con diferentes estrategias. Recordemos que el Convenio Marco tiene un artículo específicamente dirigido al tema de la industria donde pide a los estados parte que protejan las políticas de salud pública de la interferencia indebida de la industria y de aquellos que la defienden. Porque la industria utiliza muchos grupos de fachada, o grupos que parecen ser independientes pero que son fomentados por la misma industria.
"Luego, hay dificultades: en los países han muchas urgencias que compiten al mismo tiempo por la atención. Por ejemplo, cuando tenemos un problema cuyas consecuencias no se ven inmediatamente, como las personas que fuman no mueren mañana, tiene una latencia de 20 o 30 años, ahí ya eso hace perder la idea de la importancia de tratar el tema. Las enfermedades que produce el tabaco tienen latencia y son multicausales, y eso hace que la gente vea menos la urgencia que tiene este problema".
Después de la entrada en vigencia del convenio, ¿han notado un cambio en la estrategia de la industria tabacalera?
Sí, como todo organismo vivo la industria se ha ido adaptando a las condiciones que el medio le impone. Hemos visto que algunas han cambiado. Por ejemplo, si bien desde hace muchísimo tiempo la industria utiliza la estrategia de los litigios para frenar los avances ahora esto se ha incrementado porque no solo tenemos los litigios a nivel de las cortes domésticas sino tenemos litigios internacionales. Es el caso del litigio de Philip Morris contra Uruguay en una comisión para dirimir problemas de inversiones en el Banco Mundial. Afortunadamente, ese juicio salió a favor de Uruguay y de la salud pública. Ahí se estaba discutiendo si un país tiene la soberanía de imponer las leyes que crea necesarias para proteger la salud pública de su población aun cuando haya intereses comerciales de por medio. Esto quedó laudado a favor del Estado.
La industria ha sacado productos alternativos o de riesgo reducido como una nueva estrategia. ¿Cómo pueden reaccionar los países ante ese cambio de estrategia?
En muchas otras áreas, sobre todo en la de drogas ilícitas, es frecuente hablar de estrategias de reducción de daño porque si no se logra que la gente deje de consumir lo que se puede buscar es que lo consuman de una manera más segura. En tabaco no es fácil afirmar de reducción de daño porque básicamente los cancerígenos que tienen son de tipo 'A', eso quiere decir que no hay un umbral mínimo por encima del cual podamos decir que es seguro. De estos nuevos productos no hay suficiente evidencia científica.
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"Hay dos tipos de productos nuevos. Uno son los dispositivos electrónicos de liberación de nicotina, que los hay con y sin nicotina. Y está el producto más nuevo que sacó una de las empresas que se llama iQos, y que es tabaco calentado. Estos últimos recién acaban de salir. En el caso de los cigarrillos electrónicos no hay suficiente evidencia científica que permita decir que son seguros. No alcanza con decir si tienen menos riesgo, porque además tiene que ser seguro. Nadie sabe qué pasa con las sustancias que se ponen como vehículos de la nicotina cuando son inhaladas. Todavía hay que seguir estudiándolos. Antes de tomar una resolución, por lo menos hay que pensar hay que tomar una regulación para que, según sea lo que la ciencia muestre, después se pueda manejar en el futuro".
Esa regulación, ¿tiene que ser pre o pos intruducción del producto?
Los Estados son soberanos en decidir cómo lo quieren hacer. Pero en el caso de los cigarrillos electrónicos lo que se recomienda es que los Estados tomen la resolución que quieran. Hay algunos en la región que ya decidieron prohibirlos basados en el principio precautorio.
¿Cuáles?
Uruguay, Panamá.
¿Costa Rica?
No, Costa Rica lo tiene incluido como producto de tabaco dentro de su ley. Algunos países decidieron no entrar en problemas y decidieron prohibir la venta en su país. Otros decidieron regularlo. Lo pueden hacer como producto de tabaco, otros como producto farmacéutico y otros como producto de consumo. Pero lo importante es que se tenga la consciencia de que hay que regularlo de forma tal que no atente contra las medidas de control de tabaco. De alguna manera, muchos de los lugares donde hay publicidad de cigarrillo electrónico es publicidad de cigarrillo en realidad.
Siempre dudar de cualquier cosa que provenga de la industria tabacalera.
Salgamos del tema del tabaco. Para que un medicamento salga tiene que demostrar no solo que es efectivo sino seguro. Entonces, ¿por qué le vamos a pedir menos a una sustancia que tampoco sabemos qué otras cosas puede tener? En el caso de los cigarrillos electrónicos, no sabemos todavía. El hecho que la industria tabacalera haya comprado la mayoría, hace pensar que podrían no ser buenos porque nuestra historia con esta industria lamentablemente no es una historia de una industria que no ha estado preocupada por la salud pública.
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¿Se puede transar con la industria tabacalera? En la eventual discusión que ingresen los países en este tema, ¿qué recomiendan?
La industria tabacalera es una industria legal. Si necesita y quiere ser escuchada, tomando las medidas necesarias de transparencia, se le puede atender. Ahora, ¿hay que llamar a la industria a la discusión de la regulación de control de tabaco? ¡No! Porque desafortunadamente la historia de la industria ha sido la de obstaculizar regulaciones, la de ocultar información, la de tratar de hacer las cosas de forma tal que sus ventas se protejan y no la salud de la población. ¿Eso quiere decir que un gobierno nunca va a hablar con la industria? No porque el gobierno tiene la obligación de regular y la industria es un organismo regulado. Pero en el caso que se dé una conversación tiene que ser estrictamente necesaria para la regulación y, segundo, con ciertas condiciones de transparencia que permitan estar seguros de que la industria tabacalera no está haciendo una influencia indebida en el gobierno.
¿Adónde debe dirigirse el rediseño de las estrategias para convencer a la población sobre el daño que provoca el tabaco?
Es combinado. El convenio marco lo que tiene de bueno es que es un paquete: no hay una medida que por sí sola sea una medida mágica para acabar con el problema. Es una combinación de todas las medidas y cuanto más se pongan en conjunto mejor es el efecto. La regulación es una forma de demostrarle a la población por dónde va el Estado. La educación es una parte complementaria. Si uno educa sin estar en un marco regulatorio las cosas se diluyen y se pierden.
¿Hacia dónde marchan los países en el empaquetado estandarizado?
Es la nueva frontera hacia la que marchan los países porque se ha demostrado que cuando más control se tiene en la publicidad y promoción del tabaco, la cajetilla en sí misma pasa a ser un elemento importante de promoción. Primero, se exhibe en los lugares donde se vende; generalmente en la sección donde están los caramelos, las golosinas, las cosas que los chicos van a comprar. Segundo, los colores de las cajillas tienen un mensaje, aún después de que se les prohibió usar términos light, ultralight, la gente sabe que los colores rojo significa una marca de sabor fuerte. Por eso, incluso, más allá del empaquetado genérico, que implica una cajetilla igual del mismo color, con el mismo tipo de letra para todos los productos con la advertencia sanitaria, Uruguay a agregado a esto una presentación única: el no permitir que las marcas tengan más de una presentación en el país. Lo ideal sería combinar el empaquetado genérico con la prohibición de las múltiples marcas.
Prohibición total y cero tolerancia, ¿por qué desde el punto de vista de salud pública esto no se ha impulsado?
La prohibición del producto no, porque ya se ha visto muchas veces que el hecho de que sea ilegal lo único que genera son mercados negros. Pero lo que sí justifican los elementos disuasorios, y el primero es que no haya publicidad, porque lo que se publicita se busca que se consuma, y segundo, que los precios no sean accesibles para la agente. Por supuesto, las regulaciones de la exposición en los lugares públicos.