Yoriko Kasukawa no necesitó ni siquiera tres años para empezar a arrastrar la “r” como lo hacemos en Costa Rica. Se le notó durante la entrevista que se le hizo la semana pasada, a manera de despedida del país, donde fungió como rostro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Para ella, Costa Rica es ese país de logros ambientales y sociales históricos que preveía, pero ahora señala otras virtudes: “un país bondadoso, con un sentido básico de la justicia y con voluntad para mejorar la situación de poblaciones marginadas”.
También señala lo que considera problemático: la falta de agilidad, la “ideologización” de los debates, el crecimiento de la desigualdad. Y no pueden faltar los retos: mejorar la “carpintería” de los programas sociales para lograr eficacia y una mayor claridad del Gobierno sobre sus planes para la hidroeléctrica Diquís, de altísima importancia energética y de sensibilidad ambiental y social con los indígenas.
Además, se permite una recomendación casi propia de su origen japonés: perseverancia.
¿Qué idea se lleva del país?
Salgo con impresión positiva de un país de gran bondad. Confirmé la imagen de que es un país con logros extraordinarios, pionero en democracia, derechos humanos y protección ambiental. Aprendí también sobre dificultades para avanzar más.
¿En qué ámbitos ve más esta falta de agilidad?
Lo vemos en el ámbito de desarrollo humano y reducción de la pobreza. Vemos esa dificultad que el país ha tenido para vencer el estancamiento de la pobreza en un 20% de la población en 20 años. El país ha tenido un concepto de sí mismo de ser ‘igualiticos’, pero la desigualdad ha venido creciendo en los últimos 20 años al contrario de otros países.
Usted ha señalado avances.
Sin duda. Han avanzado mucho en reconocimiento de derechos y combate a exclusión de grupos marginados, aunque hay temas pendientes en los derechos de indígenas, afrodescendientes, población sexualmente diversa, e incluso en temas en que el país es líder, como mujeres y ambiente.
Usted fue muy activa con el tema de derechos de la población LGBT y el diálogo con indígenas. ¿Cómo ve su avance ahora?
Fue un gran avance la decisión de la CCSS de reconocer el seguro médico a parejas del mismo sexo. En el tema indígena hubo un buen proceso, aunque faltan muchas cosas. Fue positivo en avances concretos pues se acordó metodología de esclarecimiento de la tenencia de tierras (...). Sí me parece urgente concluir ese proceso, pero ya hubo un cambio en la manera como el Estado se relaciona con pueblos indígenas.
¿No es importante fijarse fechas para el proceso de consulta del proyecto Diquís?
Es importante tener claridad sobre la aspiración del Gobierno como parte de la transparencia en este tipo de cosas. Es importante que la sociedad sepa cuál es la propuesta del Gobierno y cuán urgente considera el proyecto.
¿Está claro eso?
Emm... (piensa cinco segundos) Mi impresión es que todavía no hay una definición muy precisa sobre cuál es la propuesta.
Dicen que en Costa Rica se agotó el modelo social de la segunda mitad del XX. ¿Lo ve así?
Tengo recelo con el término “modelo”, es demasiado esquemático. No es tan simple.
¿Se ha estancado?
Hay algo que no es exclusivo de Costa Rica; es menos difícil mejorar cuando la situación es muy mala, pero más difícil cuando se trata de completar una tarea. Por ejemplo, hemos hablado de esos 47.000 niños que no están en la escuela. Son los sectores más difíciles de alcanzar. Mucho tiene que ver con afinar y ajustar la gestión diaria para ser más proactivos y sí, ser más ágiles en la respuesta a esas necesidades. Hay que ajustar la carpintería; no se trata de un modelo, porque, además, hablar de un modelo tiene una connotación ideológica y hay que superar esos enfrentamientos ideológicos para ver primero las metas, sobre evidencias.