Las manifestaciones racistas en el país, tanto en las redes sociales como en las canchas de fútbol, despertaron las alertas del Estado y de la representación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con el objeto de pedir un freno a este tipo de discriminación.
Insultos, amenazas, gritos, memes y un afán por minimizar las denuncias sobre racismo motivaron a las autoridades a llamar a eliminar las prácticas de odio racial. En ello participaron oficinas del Gobierno, del Congreso, de la Defensoría de los Habitantes y de la ONU.
En las últimas semanas, las manifestaciones de carácter racista se dispararon, a propósito de la posición crítica de dos diputadas negras, Epsy Campbell y Maureen Clarke, respecto del libro Cocorí , del ya desaparecido escritor Joaquín Gutiérrez.
Para Yoriko Yasukawa, coordinadora del Sistema de las Naciones Unidas en el país, el caso ha dado lugar a “expresiones inaceptables, de odio y racismo que son deplorables”.
Los ataques contra las legisladoras son el reflejo de “actitudes discriminatorias, racistas, que van más allá del libro Cocorí . Son actitudes que hay que enfrentar y combatir y, en ese sentido, hacemos un llamado a que todos repudiemos estas manifestaciones”, dijo Yasukawa.
Responsabilidad. E n un comunicado conjunto, la oficina de la ONU y la Defensoría exigieron al Ejecutivo que “cumpla con su obligación de garantizar a todas las personas el derecho de vivir en un ambiente libre de discriminación y racismo”.
A la vez, el Gobierno, el Congreso y la Asociación de Jugadores Profesionales de Fútbol (Asojupro) emprendieron un plan para atacar estas situaciones, mediante una comisión encabezada por el Comisionado de Asuntos Afrocostarricenses de la Presidencia, el escritor Quince Duncan.
Duncan, un especialista en temas de afrodescendencia, sostiene que las actitudes racistas en el país son reflejo de una sociedad “acomplejada, que se cree blanca”, cuando en su gran mayoría, es mestiza.
Entre las medidas, se le dará más impulso a la campaña de comunicación “Tarjeta roja al racismo”, a fin de hacer conciencia entre los aficionados del daño que producen los insultos racistas a los jugadores. Así lo informó el exfutbolista y director de Asojupro, Steven Bryce.
Una subcomisión de Derechos Humanos del Congreso también recomendó que instituciones, como los ministerios de Trabajo y Economía, tomen medidas para identificar y mejorar las condiciones laborales y económicas de la población afrodescendiente.
Para Montserrat Solano, defensora de los Habitantes, las situaciones que se han dado en las últimas semanas le ofrecen “una cara desconocida” de la Costa Rica en la que creía vivir.
De acuerdo con datos recopilados por la delegación de la ONU, en nuestro país, la población negra representa el 7,8% del total.
Para el 2011, el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) contabilizó casi 335.000 personas afrodescendientes.
Sin embargo, el acceso que tienen a la educación, a puestos profesionales y a seguridad social es inferior a la media nacional, con base en un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) del 2013
Según el historiador y exdiputado Vladimir de la Cruz, el racismo en Costa Rica es una actitud heredada de la colonia, que ha permanecido latente.
“En 1941, la Ley de Migración, en época de Rafael Ángel Calderón Guardia, estableció restricciones para 16 o 17 grupos raciales, entre ellos, los negros”, recordó De la Cruz.
El historiador recalcó que hasta 1950, eran pocos los negros que podían pasar de Turrialba hacia el centro del país. Agregó que las actitudes racistas eran abiertas hasta hace muy poco, antes de la época de Facebook y Twitter.