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Luis Guillermo Solís dice que aunque no nació en el PAC hoy abraza sus ideales y levanta la bandera para buscar la Presidencia de la República, aunque sea en un contexto nada fácil para esta agrupación.
¿Cuál es su visión de partido que lo lleva a buscar la candidatura presidencial?
Yo diría que soy un “pacista” por voluntad propia, eso quiere decir que no nazco en el PAC si no que llego al Partido motivado por dos grandes razones. La primera de orden ético, después de haber pasado por una experiencia muy traumática en Liberación Nacional (...) y la segunda, más de orden ideológico, es el rescate de esto que alguna gente en el PAC llama el progresismo costarricense.
¿Cómo enfrentar la división?
A mí me parece que en el PAC existen consensos sólidos sobre el 85%, 90% de los temas (...). El PAC no es solamente un partido progresista, no es un partido solamente conservador, no es un partido solamente de centro, no, el PAC es todo eso junto. Y eso produce, naturalmente, conflictos, divisiones, sobre temas distintos.
¿Qué significa la figura de Ottón Solís dentro del PAC?
Yo no diría que es una sombra, yo diría que Ottón Solís es una realidad, (...) hay que aprender a articular ese factor en la vida del Partido, hacerlo con el respeto suficiente para aprovechar su experiencia, su fuerza, su inteligencia como político, pero al mismo tiempo, mantener la autonomía necesaria .
¿Qué posición ocuparía en un eventual gobierno?
Prefiero no cruzar ese puente hasta llegar al río.
¿Tiene el PAC gente para llegar a gobernar?
Yo creo que sí tiene, pero aún teniéndolos no conviene al PAC gobernar en solitario, haciendo caso omiso de los talentos y capacidades de gobernar de gente muy buena que no necesariamente está en el PAC (...). Yo creo que eso fortalece la idea de un gobierno nacional responsable, que es diferente a lo que está haciendo Johnny Araya que es una repela de políticos tradicionales que lo están apoyando, del PASE y de otros partidos.
.¿Cómo ve el pulso con Liberación Nacional o la Unidad?
A diferencia de otros colegas, candidatos, creo que hay que cuidarse de todo, no creo que para el PAC haya un oponente chico.
Este Gobierno intentó ponerle coto a los pluses del sector público ¿Qué piensa usted?
Eso tiene que hacerse de forma gradual, en medio de acuerdos y diálogos sociales amplios, no creo que esto pueda resolverse simplemente con una iniciativa de ley que mande el Poder Ejecutivo.
¿Es la Sala Constitucional un senado? ¿Debe ser reformada?
Sí, es como un senado y sí debe ser reformada (...). Creo que la sobrecarga judicial que tiene, principalmente esta condición de una cámara alta que no está, o un senado que no está o que no debería estar considerada entre sus funciones, ha desvirtuado el trabajo fundamental de la Sala y la ha convertido en un factor de política local que atenta contra la propia independencia de los poderes.
¿Cuál es la visión suya sobre las concesiones?
Ni el PAC, ni su candidato rechazamos la concesión como una figura que puede ser utilizada para la construcción de algunos tipos de obra pública, especialmente aquellos que por sus dimensiones o por su costo no convenga realizar con fondos públicos por la complejidad de la misma obra.
¿Debe ser laico el Estado?
Siempre recurro a la cita bíblica que, a mi juicio, debió haber cerrado desde un principio esta discusión, que son las mismas palabras de Jesús ante el gobernador romano cuando dice: ‘Hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios’ (...). Me parece que el Estado no debe de tener una religión.
¿Continuaría la trocha?
Sí la continuaría y sí es necesaria. Es uno de los proyectos más postergados y más estratégicos para el país y no por la cercanía de Nicaragua y no por razones de orden geopolítico, sino por desarrollo.
¿Usted habría manejado diferente el conflicto con Nicaragua?
En estos momentos no se pueden manejar las relaciones al margen de los dos litigios en la Corte Internacional de Justicia (...) pero sí creo que al mediano plazo, y viendo la relación más allá del conflicto, el instrumento lógico para la administración de esto son las comisiones binacionales de Costa Rica y Nicaragua, que vienen desde los años 90, son comisiones en las que los dos Estados por medio de equipos especializados hablan de la totalidad de la agenda binacional, que no es el río. Si vemos siempre la relación con Nicaragua por el filtro del río San Juan, siempre van a ser relaciones conflictivas.
