La mayor y más antigua agrupación política del país, el Partido Liberación Nacional (PLN), está convertida en un campo de batalla, de rencores y de cálculos personalistas, diagnosticó su excandidato presidencial Johnny Araya, al tratar de explicarse el castigo que le impusieron de cuatro años sin permiso de actividades políticas.
Aunque se niega a mencionar siquiera la posibilidad de irse de la agrupación con la que fue alcalde de la capital por dos décadas, así como aspirante a la Presidencia de la República en dos ocasiones, Araya explicó así la persecución que, según él, sufre de parte de dirigentes cuyos nombres no quiso decir pero sí aludió sin margen de error: los expresidentes Óscar Arias y José María Figueres.
"No voy a hablar de nombres y apellidos, pero es evidente que algunas figuras no solo no ayudaron en campaña y tal vez hasta boicotearon cosas de la campaña”, dijo sobre el proceso del cual él desistió a mitad de camino y que resultó en una denuncia en el Tribunal de Ética del PLN y en la consecuente condena a cuatro años que él califica como “ostracismo político”.
“No faltaban las especulaciones de cálculos para el 2018 y no convenía que yo ganara en el 2014. No doy nombres, pero hubo expresidentes que no participaron y eso lo resentí”, dijo en alusión a Arias y a Figueres, pues el otro exmandatario, su tío Luis Alberto Monge, sí lo apoyó hasta donde pudo y Laura Chinchilla estaba aún en el poder.
“Desafortunadamente el PLN en este momento no está en un debate de ideas sino en una pelea por el poder y pensando en elecciones del 2018. En el PLN se han impuesto los odios y las puñaladas, la confrontación interna y sin ver lo de afuera. Es increíble”, comentó Araya por teléfono después de hacer ver que un sector de la agrupación pensaba que un triunfo en los comicios del 2014 era aumentar las dificultades de una victoria verdiblanca en el 2018.
Araya fue el único político que concretó en 2013 su intención de ser presidente de la República, pues antes desistieron el exmandatario Figueres y también Rodrigo Arias, hermano del exgobernante Arias, ambos en clara desventaja en las encuestas disponibles.
A la cabeza se mantuvo Araya, que renunció a la alcaldía de San José y comenzó la campaña en ventaja, pero fue perdiendo fuerza con una campaña recordada por el eslogan ”¡contráteme!”. Llegó entonces al 2 de febrero en apuros y logró el segundo lugar que le dio el derecho a participar en la segunda ronda del 6 de abril.
Con las cuentas en baja, con un amplio descontento popular por el PLN y los partidos tradicionales y con la ausencia de Arias y Figueres, Araya prometió ajustes para la segunda ronda, pero al mediodía del 5 de marzo anunció que no participaría más. Tiró la toalla. Argumentó la necesidad de retirarse para propiciar un acuerdo entre partidos políticos, pero los opositores lo tomaron como un signo de debilidad o una treta, mientras en las huestes del PLN un sector lo consideró vergonzoso. Sobrevino el peor trapié electoral del mayor partido de Costa Rica, con solo 22% de los votos.
Esto fue lo adujo Kyra de la Rosa, subsecretaria general del PLN, al presentar la denuncia contra Araya en el Tribunal de Ética interno, el 9 de octubre.
“La traición de Johnny Araya Monge se convirtió en combustible que oxigenó la difamación y la proliferación de esa injusta campaña de desprestigio emprendida contra nuestro Partido, que lejos de contar con un candidato fuerte y valiente, que combatiera a la par de los miles de liberacionistas la injuriosa campaña en contra del Partido, terminó Johnny Araya Monge escondiendo el mensaje de repudio a esa vergonzosa campaña contra el partido y contribuyendo a silenciar el alma combatiente de las personas liberacionistas”, escribió De la Rosa en el documento acogido por el Tribunal de Ética este martes por la noche.
Araya, sin confirmar aún intención alguna de ser candidato de nuevo para alcalde o presidente (aunque ya lo ha explorado entre delegados liberacionistas y empresarios), asegura que va a apelar la resolución y si es necesario irá al sistema interamericano de Derechos Humanos. Sostiene que su decisión del 5 de marzo pudo haber sido buena o mala, conveniente o no, pero fue un hecho “opinable” que no representa una trasgresión ética, como le han explicado sus abogados Carlos Arguedas y la hija María Gabriela Araya.
“No hay una sentencia judicial y ni siquiera un proceso, como sí los ha habido en otros casos en el pasado en que el Tribunal de Ética no ha actuado”, apuntó el excandidato, aunque Rodrigo Arias dijo hoy que ese fallo debe cumplirse.
Él cree que el daño parcial ya está hecho. Es un castigo en momentos en que evalúa si lanzarse o no de candidato y día después de captar de nuevo la atención mediática. El jueves 4 de diciembre, dos días después de que se anunciara una posible reunión del presidente Luis Guillermo Solís con Óscar Arias, el mandatario lo atendió dos horas y media viéndolo como un puente de comunicación con los 18 diputados del del PLN, la mayoría de ellos escogida por Araya cuando era candidato. Sin embargo, el presidente del partido, Bernal Jiménez, desacreditó a Araya como posible interlocutor.
Fuerzas internas del PLN se preparan ahora para el proceso electoral en las 81 municipalidades, en febrero del 2016, el cual preludia el pulso para las presidenciales del 2018. Sin embargo, no sanan aún las heridas de las elecciones anteriores y más bien se profundizan con las “puñaladas”, según Araya. Tampoco se ha concretado la renovación de dirigentes que pide Johnny Araya y también sectores divergentes.