Los hilos que amarraban a la fracción del Partido Acción Ciudadana (PAC) no aguantaron más y ayer se reventaron.
La inesperada llegada del diputado Víctor Morales a la reunión de bancada enojó a cinco de los 13 diputados oficialistas que hicieron evidente la ruptura.
Ottón Solís, Epsy Campbell, Nidia Jiménez, Marvin Atencio y Marco Vinicio Redondo se niegan a sentarse en la misma mesa con quien le habla al oído al presidente Luis Guillermo Solís.
Los congresistas consideran que Morales no tiene derecho de asistir a las reuniones de fracción, pues la Asamblea Nacional del PAC aún no aprueba su incorporación al grupo oficialista, congelada desde antes de ser electo.
La minifracción acordó reunirse por separado para plantear su estrategia e informar de sus acuerdos a la jefa de fracción del PAC, Emilia Molina, quien todavía ayer insistía en que no había ruptura.
Los disidentes no piensan asistir a reuniones con Morales y nombraron como su coordinador y vocero al diputado Marvin Atencio.
A Morales le cobran que, durante la campaña política, ocultó una denuncia en su contra por el supuesto manejo irregular de un préstamo del Instituto Nacional de Fomento Cooperativo (Infocoop) en 1994, caso que no llegó a juicio gracias a una conciliación.
Las tensiones llegaron al punto de que, la última semana de diciembre, Luis Guillermo Solís se sumó a la petición para que se retirara de la candidatura a diputado.
Pero Morales se negó e hizo sus descargos ante las autoridades del Partido hasta que el Tribunal Ética lo absolvió. Pero esto no lo ha ratificado la Asamblea Nacional.
Regreso turbulento. Todavía ayer a las 11 a. m., en el despacho de Ottón Solís, no había señales de la incorporación de Morales.
Desde su oficina, el congresista Solís pudo ver por la ventana que da al pasillo de la jefatura de fracción la silueta de Morales, que le daba declaraciones a un periodista.
Solís trató de no alterarse. Siguió sentado en su escritorio. Recién se daba cuenta de que, ese mismo día, Morales pensaba incorporarse a la fracción.
También, ignoraba que el diputado venía de luto, porque la noche anterior un hermano suyo había muerto en una balacera fuera de un bar en Desamparados y por eso daba declaraciones.
Ottón Solís trataba de entender qué hacía Morales, cuando entró su compañera Epsy Campbell.
La diputada y expresidenta del PAC llegó molesta: no estaba dispuesta a estar en la misma reunión de fracción que Morales. “Se está irrespetando una directriz de la Asamblea Nacional”, argumentó.
Solís prefirió no hablar. Se integró con sus compañeros a la reunión de coordinación semanal, pero, solo diez minutos después, salió sin dar declaraciones.
Lo siguieron sus cuatro compañeros, los mismos que ahora se reunirán por aparte y que aseguran que hasta que no haya un pronunciamiento de la Asamblea, no se reintegrarán a la fracción.
Activo. Mientras se aclaraba su situación, Morales empezó su labor legislativa en mayo con total normalidad, excepto por un detalle: no asistía a las reuniones de fracción.
Cada semana, Molina, debía justificar las ausencias de Morales a las reuniones de bancada. De no hacerlo así, habría perdido sus dietas por cada reunión. En total, lo justificó en 12 ocasiones.
A la vez, Morales se reunía con sectores y diputados de otras fracciones, con el visto bueno de la Casa Presidencial, a pesar del grupo que terminó por separarse ayer.
Esta libertad llegó al punto de que, el 12 de mayo, recomendó a los directivos del Infocoop un candidato para director ejecutivo. Lo hizo acuerpado por Zapote, algo que fue visto como una presión política por un sector del cooperativismo.
Pero su relación con el presidente no se queda allí: Morales fue el único diputado del PAC que lo acompañó en su gira por Guanacaste durante las celebraciones por la Anexión del Partido de Nicoya.
A pesar del enojo, Morales se sentía legitimado para incorporarse a las reuniones y dejar de pedir permisos. La semana pasada, anunció su incorporación plena a la fracción. Lo apostó todo a la decisión de la Asamblea del PAC.
El acuerdo se iba a tomar el sábado pasado como último punto de la sesión extraordinaria realizada en el auditorio de la Conferencia Episcopal, en San José.
Pero los asambleístas no llegaron a conocer este asunto, por lo que el diputado decidió no esperar más y, ayer, regresó y desencadenó el enojo de sus compañeros.