El obispo luterano de 58 años, exprofesor del colegio Metodista y mano derecha de Luis Guillermo Solís, está a 19 días de convertirse en el primer ministro de la Presidencia de un gobierno del Partido Acción Ciudadana (PAC). El teólogo y sociólogo llega a este cargo con menos experiencia que muchos diputados primerizos, pero asegura que tiene lo necesario para enfrentar el reto. La Nación conversó con Jiménez sobre su futuro. El siguiente es un extracto de esa entrevista.
¿Usted interiorizó ya este reto?
El presidente (Luis Guillermo Solís) no me hizo una oferta directa sobre el ministerio de la Presidencia, pero me quería cerca de él. Pensé que podía ser por ahí y me empecé a preparar para estar cerca y asumir cualquier tarea que fuera proporcionalmente parecida a la campaña en el tema de responsabilidades, como el manejo y la negociación con la gente, los gremios, los empresarios.
Aparte de obispo luterano, ¿a qué se dedica regularmente?
Originalmente dirigí y fundé muchas Ong (organizaciones no gubernamentales) en este país, trabajando con gente sin tierra, apoyando en temas de microfinanzas, desarrollo sostenible, productos orgánicos, incluso una empresa editorial. Posteriormente, entré en un proceso con más énfasis en el trabajo social con la Iglesia (luterana) y ampliando las relaciones con la sociedad civil, a través de programas de responsabilidad social.
En materia política partidaria, ¿cuál es su pasado?
Mi primer partido es el Partido Acción Ciudadana (PAC). He sido un activista religioso y un activista social. Hice mucho trabajo ecuménico, en colaboración con la Iglesia católica. Al fundarse el PAC, empecé a contribuir en el distrito de San Jerónimo de Moravia.
Pero, ¿ha tenido experiencia política aparte de esta campaña?
En el 2010, durante la campaña de Ottón Solís me encargaron manejar el vínculo con el Partido Integración Nacional (PIN) y Alianza Patriótica (AP) y reorientar la campaña. Además, continué colaborando en el Partido, pero mis labores obispales no me daban tiempo. Cuando don Luis se lanzó, decidí colaborar de nuevo.
Una vez en su cargo, enfrentará procesos de negociación con políticos de mucha espuela.
Toda la vida he negociado, desde proyectos de tierra, hasta las 10 medidas para enfrentar la crisis que negociamos con el gobierno de Óscar Arias Sánchez. También lideré el proceso con la Caja de Seguro Social (CCSS); me ha tocado negociar siempre en diferentes niveles y con sectores sociales; no veo la diferencia con una negociación partidaria. Además, tendré un equipo de apoyo para enfrentar lo que viene.
Lo que viene parece que viene con hormigas, me refiero a temas legislativos y de gobierno.
Las prioridades están dadas en términos globales. Hay que aterrizarlas, porque hasta ahora tenemos los nombramientos. La gran agenda pasa por un diálogo con sectores y ciudadanía y la Asamblea Legislativa. El rol con la Asamblea es mantener ese diálogo.
¿Irá al Congreso a negociar con los diputados directamente?
Iré al Congreso cuando me lo pidan los jefes de nuestra fracción, respetaremos los procesos que se den ahí, para cuando los diputados nuestros o los diputados con los que hemos conversado lo pidan, habrá línea abierta totalmente.
¿Siente que tiene el colmillo político necesario?
Siento que tengo el ánimo, la experiencia, el apoyo del presidente (electo), del gabinete y de mucha gente con experiencia política que me ha llamado para ofrecer el consejo y el apoyo.
¿Quién lo ha llamado?
De diversos partidos. Mucha gente con gestión política importante me ha llamado para ofrecer ayuda, en caso de ser necesario. He tenido cartas y correos electrónicos de sectores empresariales y de otros partidos.
¿Cuál es su escenario ante un Directorio legislativo de la oposición?
Hay que trabajar en función de un Directorio compartido. Si no se da, trabajaremos como siempre. No se puede decir en política que algo ha concluido, pero trabajamos con buenas intenciones.
Es consciente de que en política no solo hay buenas intenciones.
Totalmente. Estaremos pensando en ese escenario y tenemos un mandato para cumplirlo.
Hay gente en la Iglesia católica cuestionando su nombramiento por ser obispo luterano.
Mi mayor preocupación es con los sacerdotes que como ciudadanos, no pueden actuar políticamente, aunque en la historia hay algunos que lo han hecho, como Benjamín Núñez o Armando Alfaro. Nosotros hicimos la consulta (de su nombramiento por ser obispo luterano) con anterioridad y la cuestión no religiosa o de estado seglar rige solo para los católicos, no para otros. En una sociedad que busca la inclusión, cualquiera debería tener la oportunidad de servir.