Los resultados electorales del domingo que recibió el candidato oficialista Johnny Araya (545.000 votos del millón que esperaba), desataron fricciones internas en su Partido Liberación Nacional (PLN).
En el PLN hay diferencias sobre el manejo de la campaña, contradicciones sobre las posibilidades de triunfar en la segunda ronda (6 de abril) y dudas sobre el apoyo de otras corrientes internas.
Tras obtener en la primera ronda 25.000 votos menos que el aspirante del Partido Acción Ciudadana (PAC), Luis Guillermo Solís, Araya se retiró ayer a descansar y tuvo que rechazar en su Twitter los “rumores” sobre una eventual salida suya de la contienda.
Pero no son exactamente rumores: son llamados. Uno de estos llamados lo hace el propio Wálter Coto, miembro del grupo de estrategia que rodeó a Araya, desde hace aproximadamente dos años.
“El pueblo tiene definido el cambio y un partido maduro como PLN debe saber leer esto. Y entonces decir al país, por ejemplo, ‘no vamos a ir a campaña, no vamos a gastar un centavo del tribunal electoral’”, manifestó ayer Coto.
Araya dijo que considera “precipitada” esa opinión porque “cualquiera puede ganar”. “Somos una opción de cambio, pero mucho más segura y consistente. No hay nada escrito. El PAC tiene prácticamente el mismo apoyo que nosotros”, contestó el candidato del PLN.
Wálter Coto repitió ayer el llamado que publicó el diario La República en boca del dirigente liberacionista Jorge Sánchez. A él se le identifica con la corriente del “arismo”, liderada por el expresidente Óscar Arias y su hermano Rodrigo, quien fue aspirante presidencial hasta enero del 2013, cuando abandonó la lucha tras constatar un bajo apoyo en las encuestas. Después criticó con dureza a Araya y al final dijo que sí votaría por él.
Coto, sin embargo, no pertenece al arismo. Más bien es una de las figuras que rodeó a Johnny Araya en esta campaña y que son adversarios de la tendencia arista.
Otro que rodeó a Araya fue su hermano, Rolando. “Tiene posibilidad”, dijo ayer el excandidato presidencial, apartándose del discurso optimista verdiblanco que primó hasta la jornada del domingo.
“El Partido en sí está unido”, dijo antes de responder una pregunta sobre el apoyo de otras figuras de la agrupación: “¡Ah, eso es otra cosa! Ese escenario lo viví hace 12 años (elecciones del 2002). Me di cuenta tarde de gente que confabuló con una figura que me dividió al partido. Pero mejor no responderle una pregunta de esa categoría”.
Festejo. Se le volvió a preguntar por el tema y contestó: “Posiblemente hay gente que esté festejando. Lo viví hace 12 años”.
Esta preocupación la compartió Orlando Guerrero, encargado de finanzas de la campaña de Araya.
“Contentos deben de estar quienes prefieren que Johnny pierda para estar vigentes en el Partido en el 2018”, declaró Guerrero, quien aseguró que el PLN tiene las cuentas sanas para encarar los dos meses de campaña restantes.
“Algunos presentan un panorama de caos, pero yo no lo veo así. Si la diferencia hubieran sido 25 puntos (hasta ahora es de 1,36 puntos), yo entendería, pero esto es como pedir a la selección de fútbol que se retire del partido porque va perdiendo 1-0”, comentó Guerrero, quien admitió que el 29,6% de los votos “es un resultado muy malo”.
Se intentó conocer ayer la opinión de Rodrigo Arias, pero declinó dar declaraciones sobre el tema. También se le ha consultado el criterio al expresidente Óscar Arias, pero no ha sido posible obtenerlo.
El PLN intenta obtener un tercer mandato consecutivo después del gobierno de Arias (2006-2010) y el de Laura Chinchilla (2010-2014). Esta gestión ha recibido críticas de Johnny Araya, pero en especial del presidente del Partido, Bernal Jiménez, quien le achaca buena parte del resultado del domingo.
En sentido legal, Araya no podría renunciar a la candidatura para la segunda ronda, como dice el artículo 138 del Código Electoral.