En 50 años de vivir a la orilla de la Interamericana Sur, Lesmes Salazar no había visto tanta destrucción en esa carretera luego de un temporal; sus ojos han sido testigo de los huracanes Juana (1988), César (1996) y Mitch (1998), pero ninguno golpeó tanto como la tormenta tropical Nate.
La principal vía de acceso al cantón de Pérez Zeledón y a la zona sur necesitará meses o, quizás años para levantarse del desastre provocado por Nate el 5 de octubre.
Decenas de derrumbes, deslizamientos de la calzada, rocas del tamaño de carros sobre el camino, taludes inestables y cunetas agrietadas son parte del paisaje tras las intensas lluvias y vientos en los 136 kilómetros que hay entre Cartago y Pérez Zeledón.
Según el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), 77 puntos de la ruta sufrieron algún deterioro, lo cual ha impedido restablecer el paso por completo. En algunos de esos sitios las reparaciones podrían tardar hasta cinco meses y los trabajos costarán varios millones de dólares.
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Las personas que necesitan ir a Pérez Zeledón o venir a San José desde ese cantón utilizan la Costanera, en un viaje de cinco horas en vehículo particular y hasta seis horas en bus. La mercadería para negocios, combustibles y demás insumos que requiere la zona deben hacer ese mismo recorrido, con mayores costos de transporte. |
Como se constató en un recorrido hecho por La Nación la semana pasada, solo en los 76 kilómetros entre El Guarco, Cartago, y el poblado conocido como La Auxiliadora, en Pérez Zeledón, hay 28 sitios con problemas, cuatro de ellos son cortes que arrasaron con la calzada.
Negocios cerrados, escuelas destruidas, suspensión de los servicios de autobús y largas secciones del camino sin tránsito de vehículos son parte de las complicaciones que enfrentan los vecinos de la carretera.
En una sección de cinco kilómetros, aproximadamente, los derrumbes fueron tantos que varios buses, camiones y automóviles quedaron atrapados por más de una semana. Allí la maquinaria aún no ha podido limpiar la vía y los vecinos solo pueden movilizarse a pie o en bicicleta en medio del material caído.
Germán Valverde, ministro de Obras Públicas y Transportes, no duda en señalar esta vía como la más afectada por Nate.
El jerarca del MOPT afirmó que existe la posibilidad de que a finales de esta semana reabran el paso y tengan un inventario detallado de los daños y los costos de reconstrucción. Sin embargo, la contratación de las obras se hará hasta "finales de este año o principios del próximo".
Uno de los principales obstáculos para restaurar la ruta es que no está claro de dónde saldrá el dinero para pagar los trabajos.
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La primera opción es un crédito por $20 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la segunda es echar mano de los fondos para mantenimiento vial, pero eso representa restarle recursos al bacheo y recarpeteo del resto de la red vial nacional.
"Habrá que diseñar soluciones con muros de contención que permitan sustituir rellenos y estabilizar esos tramos de carretera y reconstruir el pavimento", dijo Valverde.
No obstante, los $20 millones que se gestionan ante el BID no serían exclusivos para la Interamericana Sur, ya que otras carreteras nacionales también requieren intervención por la emergencia.
Según el jerarca, en cada sitio que ocurrió un hundimiento, la reconstrucción podría tardar hasta cinco meses y por eso buscarán trabajar de forma simultánea en los puntos donde hay deslizamientos del camino.
Musoc, la empresa encargada de la ruta de bus Pérez Zeledón-San José, no está cumpliendo con su horario regular y está programando salidas según la demanda debido a los problemas con la carretera.
De acuerdo con la empresa, los usuarios deben acudir a la terminal para ver a qué hora se despacha una unidad.
Lo mismo ocurre con Tracopa que viaja más al sur del país. La empresa solo realiza viajes por la mañana y también por la Costanera.
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Los efectos indirectos de la tormenta Nate provocaron lluvias entre el 4 y 5 de octubre que golpearon 76 de 82 cantones en el país. El fenómeno causó 12 muertes, aparte de daños en viviendas, escuelas, acueductos, telecomunicaciones e instalaciones eléctricas, aparte de los daños en caminos.
Comercio agobiado
Mientras las soluciones se gestan, la preocupación se apodera de los comerciantes a lo largo de la vía y los empresarios de Pérez Zeledón, pues el desarrollo económico de la región está ligado a la Interamericana Sur.
"Hay muchos centros de turismo rural y hoteles que les han cancelado reservaciones porque la gente no quiere viajar por la Costanera porque es mucho más largo", comentó Jaime Cervantes, director de la Cámara de Comercio y Turismo de Pérez Zeledón.
"No es solo el comercio, hay personas que deben ir a citas médicas en San José y con estas condiciones se hace mucho más complicado", añadió.
La Cámara de Comercio y Turismo de Pérez Zeledón agrupa a 220 afiliados.
Entre tanto, Marvin Navarro, administrador de la soda Chespirito, ubicada en El Empalme, aseguró que las ventas del negocio ya se redujeron en un 70%. Este local emplea a 30 personas, la mayoría mujeres.
"Hemos mantenido abierto porque hay gente que siempre pasa y hemos intentado mantener el servicio, pero no es rentable porque son pocos clientes y los costos son muy altos", aseveró Navarro.
Melvin Madriz, propietario del hotel Los Crestones, en el centro de Pérez Zeledón, aseguró que las reservaciones han disminuido por las consecuencias de la tormenta; espera que pronto las cosas mejoren.
Los vecinos más cercanos a la carretera también ven su cotidianidad trastornada.
Damaris Abarca Garro, vecina de Villa Mills, uno de los pueblos ubicados en el cerro de la Muerte, no ha podido presentarse a su trabajo como cocinera en el Liceo Rural El Jardín, en Pérez Zeledón, por falta de paso.
"Ahora lo que están haciendo es abrir trocha para que podamos pasar en carros, pero reestablecer el paso del todo puede tardar un mes, según nos han dicho los que están trabajando con la maquinaria", dijo Abarca.
El día que habló con este diario la mujer venía de recoger unas piñas que un camionero les regaló, el producto se estaba perdiendo en uno de los camiones que quedó entre los derrumbes.
"Yo trabajo en el Chespirito que está en la parte más alta del cerro y eso está cerrado porque la carretera parece un desierto", expresó Ronald Abarca, hermano de Damaris.