Alberto González y Lorenzo Serrano ya sienten que están casados, pero dicen que llevarán su lucha por la unión civil de las parejas homosexuales hasta las últimas consecuencias.
“Ya hemos tratado en dos ocasiones de pedir el mínimo, como si fuéramos menos que cualquier otro ciudadano costarricense y ya no lo vamos a aceptar porque nuestra campaña es el todo por el todo”, comentó González ayer, durante un chat con lectores de La Nación en Internet sobre las aristas legales, sociales y religiosas del matrimonio civil de las parejas homosexuales.
Los rostros de esta y otra pareja gay tapizaron los medios de comunicación el lunes en la tarde, cuando presentaron su solicitud de matrimonio civil ante el Juzgado de Familia en San José.
Esta acción, aseguraron, fue su último recurso ante un Congreso que tiene “una coraza de 15 metros de grueso” y poco interés en regular las relaciones del mismo sexo.
Pese a la cobertura que se le ha dado a la noticia, González, de 23 años, y Serrano, de 27, opinaron que existen muchos malentendidos respecto a sus propósitos.
“Nosotros lo que estamos solicitando, y lo que siempre hemos solicitado, es la unión civil. Nunca hemos pedido casarnos por la Iglesia, aunque sí hay iglesias como la luterana que están abiertas a nosotros”, explicó González.
“No estamos pidiendo ni más, ni menos. Somos seres humanos iguales que todos; aquí no hay dos bichos raros”, agregó Serrano.
Ante muchos comentarios y consultas de índole religiosa, la pareja también compartió que, pese a que no pertenecen a ninguna iglesia, ambos creen en Dios.
Ante la eventual negativa del Juzgado de Familia, González y Serrano aseguraron que llevarán el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en la que creen que recibirán un apoyo total.