Jamás creyó que una instrucción suya dividiría al país en dos: los que vislumbran como algo positivo que en las escuelas y colegios con alta densidad de población nicaragüense se entone el himno nacional del país vecino y quienes se sobresaltaron y repudiaron esa medida.
Desde su oficina –atraviada con cortinas de los colores patrios, guarias moradas y chonetes– el director regional de Educación San José Oeste, Wilberth Flores, no deja de repetir la frase "educación intercultural" cuando intenta explicar las razones que motivaron su iniciativa para los centros educativos de Santa Ana, Escazú, Pavas, La Uruca y San José.
"Se les instruye que para el día 30 de setiembre del presente año, como cierre del mes cívico, sobre el tema de la interculturalidad, ese día las instituciones que componen nuestra Dirección Regional entonen y canten el Himno Nacional de Nicaragua como también realicen actividades alusivas a ese país por tener un cantidad significativa de estudiantes nicaragüenses", señala una circular emitida por Flores el 14 de setiembre.
El director regional justificó su decisión en que, por ejemplo, de los 1.567 estudiantes de la escuela Finca La Caja, 207 son nicaragüenses y otros 1.360 tienen esa ascendencia.
"Quiero aclarar que esto es un acto voluntario que respeta los protocolos que ya existen, que son la entrada y la entonación el Saludo a la Bandera, cantar el Himno Nacional, respetar nuestros símbolos nacionales y el 30, con mucha más razón resaltar la epopeya histórica de nuestro libertador, Juan Rafael Mora Porras. Luego, si los niños migrantes quieren escuchar su himno y cantarlo, se les da el espacio. No es que los costarricenses vamos, obligatoriamente, a cantar ese himno", explicó.
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La instrucción generó una serie de debates y cuestionamientos en las redes sociales, algo que el jerarca lamenta. Cabizbajo, Flores admite haber sentido tristeza y preocupación al leer los comentarios que se virtieron tras una confusión que llevó a muchos de los ciudadanos a creer que era una directriz nacional.
"Me pareció que al recibir la noticia, prácticamente me echaron abajo un proyecto al que le hemos dedicado tanto tiempo y que no solo tenía que ver con darle el espacio a los niños para que escucharan o cantaran el himno si querían, sino con una estrategia de educación que toma en cuenta los contextos pluriculturales", afirmó.
No obstante, Flores se negó a condenar los comentarios adversos a su iniciativa.
"La xenofobia es un término muy duro. Yo sigo creyendo que Costa Rica es un país culto", dijo con voz pausada y gesto esperanzado. "Tenemos que tener mentes abiertas y tenemos que apuntar a una ciudadanía un poco más amplia de tolerancia y de respeto", aseveró.
Flores defiende un programa de educación intercultural que heredó de la anterior administración regional y que ha impulsado desde el 2012. Según explicó, comprende ejes como las distintas nacionalidades, religiones, género, violencia, derechos humanos, atención a la diversidad y un enfoque de educación inclusiva.
"¿Qué es educacion intercultural? Valorar el patrimonio que tenemos: primero lo propio, lo nuestro, lo de todos", dice.
Docente en zonas con poblaciones minoritarias. Aunque Flores asegura no tener una relación con la comunidad nicaragüense más allá de los niños y jóvenes migrantes en las aulas de los centros educativos que tiene a cargo, lo cierto es que durante toda su trayectoria ha estado en contacto con poblaciones vulnerables.
Este oriundo de La Cruz de Guanacaste, con 35 años de carrera en el Ministerio de Educación Pública (MEP), tuvo su primer trabajo como profesor en Turrialba, donde llegó a ser también supervisor. Ahí, recuerda, había atención a las comunidades indígenas.
Luego, Flores fue supervisor educativo en Talamanca y años más tarde, director regional en la zona fronteriza de Sarapiquí.
Desde el 2009, asumió las riendas del sector oeste de San José con un marcado énfasis en la diversidad.
Aunque asegura haber nacido en un hogar católico, con respeto a los valores religiosos de los demás, insiste en que medidas como la entonación del himno nicaragüense poco tienen que ver con su propio pensamiento.
"No es algo que yo me quiera atribuir", dice, mientras enfatiza en que las demás direcciones regionales también deben tener iniciativas de acuerdo con sus propios contextos.
Pese al desgaste que reconoce que le han generado las críticas, el jerarca está convencido de que otorgar la libertad de que los niños nicaragüenses puedan al menos escuchar sus himnos en el cierre de las actividades civicas es su grano de arena hacia el respeto de los derechos humanos.
"Me pude haber pensionado hace tres o cuatro años, pero tengo la convicción de que lo que uno hace es importante", dice. "Yo trabajo en este país y en educación por amor".