Para tener acceso a un psiquiatra en la CCSS, una persona debe esperar hasta cuatro meses para lograr una cita, o desembolsar unos ¢100.000 al mes por un médico y fármacos en un hospital privado.
Quienes sufren una enfermedad mental, deben enfrentarse con un sistema de salud casi exclusivo para el Valle Central, y en el cual la promoción de la salud y la prevención son secundarios.
Las largas esperas son la norma en la CCSS. Ese fue el caso de un paciente atendido el 2 de agosto en la Clínica Ricardo Jiménez Núñez, en Goicoechea.
Este paciente esperó casi tres meses para ver por primera vez a un psiquiatra, periodo que estaría dentro de lo normal de no ser porque él afrontaba una crisis psiquiátrica y necesitaba atención inmediata.
“Estas carencias se deben al poco recurso humano en el área de la salud mental, ya que hay regiones con un solo psiquiatra para una alta densidad poblacional”, explicó Sandra Rivera, psicóloga en el Hospital Nacional Psiquiátrico (HNP).
En el Hospital Calderón Guardia, en San José, está el segundo servicio de psiquiatría más importante del país, después del que existe en el HNP.
Según Marco Vera Guzmán, jefe de Clínica de Psiquiatría, y Luis Paulino Hernández Castañeda, director médico del Calderón, en este hospital las esperas para una cita no superan los 15 días.
Ambos médicos aseguran contar con una consulta de choque las 24 horas, en el Servicio de Emergencias.
La Nación intentó conocer la cantidad de pacientes en lista en psiquiatría y psicología en la CCSS, así como el tiempo de espera. Sin embargo, la institución no facilitó los datos tras más de dos semanas de haber solicitado la información.
La información para este reportaje proviene de la experiencia de una decena de pacientes consultados y de asociaciones de enfermos, donde aseguran que la espera por una cita psiquiátrica puede ser de hasta cuatro meses.
Escasos. Según el Colegio de Médicos, en el país hay 173 psiquiatras; 83 de ellos en la Caja. Eso da una relación de un psiquiatra por cada 51.500 personas, si se toma en cuenta que la cobertura de la CCSS es de un 97% del país.
La diferencia es más amplia con los psicólogos: Costa Rica tiene 6.755 de estos profesionales colegiados, de los cuales solo 53 trabajan en la CCSS.
En el caso de los enfermeros especializados en salud mental, solo se dispone de 278 profesionales. Finalmente, hay 2.600 trabajadores sociales, y menos de la quinta parte (577) labora en la CCSS.
La falta de personal obliga a los pocos que hay a dar consultas muy cortas. La duración de una cita en psicología es de 50 minutos y de 30 cuando se trata de la primera cita de psiquiatría. En los centros de salud más saturados, las citas de control no pasan de 15 minutos, aunque en el Calderón Guardia aseguran que el tiempo puede ser mayor si el paciente así lo requiere.
“Es muy difícil realizar una valoración psiquiátrica de calidad en tan solo 15 minutos, lo cual se ha visto respaldado por estudios en los que se demuestra que el diagnóstico psiquiátrico requiere la revisión de múltiples fuentes de información y no solo de la entrevista directa hecha por el psiquiatra”, dijo Javier Contreras, quien es investigador de la Universidad de Costa Rica y miembro de la Fundación Costarricense de Trastorno Bipolar (Fucotbi).
El número de plazas faltante es incierto. La ausencia de un estudio epidemiológico impide saber cuántos especialistas necesita el país.
El cálculo partiría de un diagnóstico sobre la cantidad de enfermos, pero este no existe.
Pacientes sin brújula. Otro problema es que muchas personas que necesitan atención psiquiátrica no saben cómo llegar a ella, desconocen que pueden ir a un Ebáis e iniciar la ruta para recibir el tratamiento.
Mitzi Spesny, psicóloga de Acotar (Asociación Costarricense de Personas con Trastornos Anímicos), dice que muchos pacientes logran entrar directo al sistema con una crisis psiquiátrica a través del Servicio de Emergencias.
Lo corroboran las cifras del primer semestre de este año, en el HNP: en ese periodo, se atendió a 6.959 personas en urgencias. De ellas, 689 eran pacientes nuevos.
“Nunca pasa que la persona vaya al Ebáis porque está mal y le descubran esquizofrenia”, agregó Maritza Meza, de la Fundación Costarricense de Personas con Esquizofrenia.
De esta manera, la crisis o descompensación mental se ha convertido en la “puerta de entrada directa”, en especial en la CCSS.
Ese fue el caso de Sonia Zamora, quien sufre ataques de pánico hace cuatro años. Ella empezó a tratarse con un psiquiatra una vez al mes, periodo que se ha ido extendiendo gracias a los medicamentos que toma.
Hasta hace poco visitaba una psicóloga. Sandra calcula que gasta, al menos, ¢100.000 mensuales en su tratamiento.
Virginia Rosabal, presidenta de la Asociación Costarricense de Psiquiatría, dijo que los precios de una consulta de calidad (como mínimo, de una hora) rondan entre los ¢40.000 y los ¢80.000.
Sonia está dispuesta a esa inversión: “No me importa si necesito una pastilla el resto de mi vida: tengo una familia a la cual hacer frente, una vida que sobrellevar”.