
Este siglo fue de violencia y de guerras. Pero el futuro será diferente si nunca se olvidan los errores cometidos, si se separa al ser humano del camino de la indiferencia y la intolerancia.
"No importa cómo puede ser el siglo XXI, pero que nunca sea como el siglo que acaba", pidió ayer el premio Nobel de la Paz 1986, Elie Weisel. Para el, los horrores de más de 70 guerras --dos de ellas mundiales-- que registra la historia a lo largo de los últimos 95 años, no pueden ser olvidados y deben convertirse en el freno de los "vientos" de fanatismo que soplan.
Wiesel fue el orador principal en la inauguración --anoche-- de la Cátedra Doris Zemurray de Stone, del Centro de Investigación y Adiestramiento Político-Administrativo (CIAPA), organismo que celebra sus 20 años de labores.
Reconocido como un incansable defensor de los derechos humanos, el sobreviviente del campo de concentración nazi de Auschwitz, de origen judío y residente en Estados Unidos, manifestó que nuestro país era especial por ser un pueblo que cree en los derechos humanos y en la tolerancia.
Entre los asistentes a la conferencia titulada "En el umbral del siglo XXI", se encontraban el exmandatario Oscar Arias Sánchez (Nobel de la Paz en 1987), el presidente de la República, José María Figueres; la segunda vicepresidenta, Rebeca Grynspan; el presidente del Tribunal Supremo de Elecciones, Rafael Villegas, y el vicecanciller Rodrigo Carreras.
Asimismo, los diputados Mario Carazo y Saúl Weisleder, y el excandidato presidencial socialcristiano Miguel Angel Rodríguez. También los académicos Samuel Stone, Jaime Daremblum, Thelmo Vargas, Constantino Urcuyo, Rodolfo Cerdas, Francisco Barahona y Daniel Masís.
Aprender del pasado
¿Qué pasó con el siglo XXI? ¿En dónde nos equivocamos? Pese a que este siglo ha tenido avances extraordinarios en la ciencia médica --afirmó el Nobel de la Paz--, fue seducido por la violencia y el odio.
Es por ello que tiene un compromiso con la memoria y el recuerdo ya que, según el, nadie debe volver a ver lo que le tocó presenciar.
A jucio de Elie Weisel, el camino hacia los errores de este siglo lo tomaron los hombres cuando escogieron la opción "fácil" de la indiferencia, pues mirando a otro otro lado se cae en la insensibilidad.
"Lo opuesto del amor no es el odio, es la indiferencia. Cualquier camino que escojamos en la política o en la vida nunca deber ser la indiferencia", insistió Wiesel.