Luis Paulino Gamboa, de 68 años, guardó durante años sus ahorros en Coopeaserrí hasta acumular unos ¢360 millones.
En febrero fue a cambiar unos cupones de intereses, pero los funcionarios le dijeron que no podían realizar el trámite porque la Cooperativa estaba intervenida. Desde ese día, este aserriceño no recibe su dinero y tampoco tiene paz.
“Son mis ahorros de toda la vida. Uno no sabe si los van a entregar. Estoy de manos cruzadas ¿Qué voy a hacer ? ¿A quién voy a demandar? Solo dicen que esperemos a que terminen con la intervención”, dijo Gamboa.
Él siempre prefirió guardar su dinero en la Cooperativa porque le generaba mejores intereses, no había que hacer muchas filas y estaba cerca de su casa, en ese cantón de San José.
Ahora, es uno de los 7.000 asociados afectados por la intervención que el Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) ordenó, el 2 de febrero anterior, sobre la Cooperativa Aserriceña de Ahorro y Crédito R. L. (Coopeaserrí), por un periodo de 90 días.
La medida se tomó debido al incumplimiento del índice de suficiencia patrimonial, la reducción del patrimonio en un 100% y ante una gestión que ponía en riesgo la seguridad y solvencia de la Cooperativa.
“Uno espera que alguien le devuelva ese dinero, pero, en el fondo, sabe que es muy difícil”, se lamentó Gamboa.
En proceso. Johnny Salazar, interventor titular de Coopeaserrí, explicó que el Conassif amplió el plazo de la intervención hasta el 20 de mayo.
“Se acordó que la interventoría gestionara una posible ayuda del sector cooperativo, pero no se ha logrado un resultado positivo”, explicó Salazar.
El 21 de marzo se realizó una asamblea de delegados, en la que se propuso buscar aportes de capital para salvar la entidad, pero no se aprobó la moción.
Por otra parte, Salazar sostuvo que los asociados tienen derecho a ser informados sobre la situación del dinero que tienen en la Cooperativa.
Sin embargo, Evangelina López, otra de las afectadas, concuerda con Gamboa en señalar que lo único que les han dicho es que deben esperar.
“Yo tenía ahí un ahorrito de ¢1,5 millones que era para dejárselo a mis nietos por si algún día falto, pero ya todo se terminó. ¿Quién se va a hacer cargo de la Cooperativa si solo pérdidas tienen? Ya todo mi dinero se perdió y todavía uno va y no le dicen nada”, se quejó López.
¿Y la casa? Para 98 familias, la intervención de la entidad llegó en el peor de los momentos.
Tras realizar un sinfín de trámites, ellos estaban cerca de cumplir su sueño de tener una casa mediante un bono de vivienda tramitado en Coopeaserrí.
Las casas de estas familias estaban en proceso de construcción pero, como los dineros de los bonos se van girando a medida que avanzan las obras, muchas quedaron inconclusas.
Una de esas viviendas sería para Ana Sáenz, madre de cuatro hijos y vecina de Río Frío de Sarapiquí, Heredia.
La constructora solo montó baldosas y techo ya que la Cooperativa no le giró más dinero.
“Estoy preocupada. Vivimos en una casa prestada que está muy mala. Solo tiene un cuarto, dormimos hechos un puñito ahí. La preocupación es que vienen las lluvias y el techo de esta casa está muy podrido. Siempre en invierno me toca poner ollas en todo el piso por las goteras y acomodar las camas para que no se mojen”, relató Sáenz.
Según la mujer, en el Banco Hipotecario de la Vivienda (Banhvi) le dijeron que debía esperar.
Luis Montoya, gerente general del Banhvi, explicó que se llegó a un acuerdo con la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) para aportar el dinero de esas viviendas en proceso (unos ¢550 millones), y que este les sea devuelto cuando se resuelva la intervención.
“Estamos a la espera de que la Junta (del Banhvi) analice el acuerdo y lo apruebe. En esa cooperativa hay otros 127 bonos no formalizados que se trasladaron a la Mucap (Mutual Cartago de Ahorro y Préstamo)”, añadió .