Durante una madrugada de la semana pasada, Beth Gilroy recibió información sobre una niña de unos 14 años, quien deambulaba por San José. La experiencia y la intuición le dicen a Gilroy que esa muchacha, casi con seguridad, está inmersa en una situación de vulnerabilidad y abuso.
“Si la encontramos, ella podría ser nuestra primera chica”, asegura Gilroy, directora del albergue Casa la Libertad, de la asociación Rostro de la Justicia.
El centro, ubicado en San José, abrirá el 15 de octubre, con el objetivo de proporcionar un lugar seguro a mujeres de entre 13 y 17 años, víctimas de trata y de explotación sexual comercial.
“El punto es hacerlas sentir a salvo. Es darles una cama y ropa, para que, después, la psicóloga y la trabajadora social inicien el proceso para identificarlas y conocer su situación”, dijo Gilroy.
La idea es que cada muchacha tenga una estadía de entre dos semanas y seis meses, periodo en el cual recibirá terapia, atención médica y consejo para trazar un plan de vida.
Gilroy explicó que el albergue se financiará, principalmente, con donaciones de organizaciones privadas, la mayoría proveniente del extranjero.
El Patronato Nacional de la Infancia (PANI) será el encargado de referir a las menores que se atenderán en Casa la Libertad. La entidad informó que establecerá un convenio de cooperación con el albergue, a través del cual aportará una cuota mensual por cada menor atendida. El monto está por definirse.
El crimen. Según el Código Penal, la trata consiste en promover el desplazamiento de una persona, dentro o fuera del país, para someterla a explotación.
“Yo defino la trata de personas como la esclavitud del siglo XXI. Es uno de los negocios más lucrativos del mundo”, explicó Sandra Chaves, coordinadora de la Comisión Nacional contra la Trata y Tráfico de Personas (Conatt).
El país registra los casos de trata desde el 2010. Se han contado 143 víctimas, 15 de las cuales se identificaron este año.
Chaves explicó que algunos años se detectan más casos de explotación laboral o de extracción ilícita de órganos. Este año han predominado las víctimas de explotación sexual.
“A veces ellas eligen ir a las calles, pero después las atrapan en una red de control y abuso”, dijo Gilroy.
Chaves explicó que en muchos otros casos, las personas son atraídas con propuestas de trabajo.
“Se les ofrece un empleo y la posibilidad de mejorar su situación. Pero, cuando la persona llega se encuentra con una realidad diferente”, dijo la funcionaria.
Chaves explicó que muchas de las víctimas son costarricenses, pero también se han identificado personas provenientes de países como Indonesia, República Dominicana, China, Filipinas, Nicaragua y Colombia.
El jefe de la Unidad de Trata de la sección de Delitos contra la Integridad Física, Trata y Tráfico del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), cuya identidad se reserva por seguridad, explicó que la mayoría de las víctimas tiene entre 14 y 30 años .
“La ventaja de tener un albergue es que podemos ubicar a la víctima. Vamos a tener un lugar con las condiciones mínimas para que la persona se sienta a salvo por un tiempo y se nos facilite realizar las entrevistas que se requieran”, dijo el funcionario.
Pese a que Casa la Libertad ya tiene los permisos del PANI y el Ministerio de Salud, así como las instalaciones listas para recibir a las primeras jóvenes, aún debe reunir productos como peines, botellas de agua, pijamas, osos de peluche, paños pequeños y cuadernos. Los interesados en colaborar pueden escribir a la dirección info@faceofjustice.com.