Cubanos y africanos comparten pisos, baños, comida y todo cuanto haya en los puestos migratorios ubicados en la frontera de Paso Canoas (limítrofe con Panamá) y en la de Peñas Blancas (con Nicaragua).
Solo en la del sur, la mañana de este sábado había unos 300 isleños intentando continuar su ruta hacia Estados Unidos, según información de la cadena Telesurcostarica.com.
Ahí también estaban anclados, al menos, unos 67 africanos, quienes no pueden avanzar en su travesía hacia EE. UU. porque carecen de sus documentos de identificación.
Al norte, en Peñas Blancas, se mantiene un centenar de cubanos y una veintena de africanos. Los primeros se niegan a dejar los alrededores del puesto migratorio para ir a los albergues, dijo Carlos Alvarado, ministro de Desarrollo Humano.
La Nación intentó hablar e te sábado con Kathya Rodríguez, directora de Migración y Extranjería, para conocer el último registro con el recuento de estos foráneos, pero no fue posible localizarla.
Emergencias. En medio de un escenario humanitario difícil para estos migrantes, se desarrollan historias impactantes.
Una es la de la africana Aobina Liron, de 27 años, quien este martes sufrió un aborto.
Junto a su esposo y una hija de cuatro años, Aobina ha pasado más de dos meses durmiendo en una acera en los alrededores del puesto migratorio costarricense en Paso Canoas.
Solo Lucy Nájera, vecina de esta zona, le puso atención cuando la vio recostada en el piso, con una hemorragia.
Nájera la llevó al Hospital de Ciudad Neily, donde le hicieron el legrado tras haber perdido al bebé. Según dijo esta lugareña, la comunidad se está organizando para llevarle ropa y comida a esta familia africana.
Mientras tanto, los cubanos tampoco no dejan de llegar a este puesto fronterizo, procedentes desde Panamá.