Washington
Sin mucha fanfarria, el presidente Donald Trump firmó el lunes una versión atenuada de su polémico decreto para restringir la entrada de muchos visitantes extranjeros, con la esperanza de evitar una nueva ronda de demandas e indignación, así como cumplir una promesa central de su campaña.
Su decreto aún prohíbe la emisión de nuevas visas para personas de seis naciones de mayoría musulmana, además de cerrar de manera temporal el programa de refugiados en Estados Unidos.
Elimina algunos de los aspectos más controversiales de la primera versión, con el fin de resistir las impugnaciones ante la Justicia que seguramente se presentarán. La primera orden de Trump, emitida tan solo una semana después de tomar posesión, fue frenada en los tribunales federales.
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La nueva versión omite a Irak de la lista de naciones con restricciones —a solicitud del Ejército estadounidense y líderes diplomáticos—, pero afecta a posibles visitantes e inmigrantes de Irán, Siria, Somalia, Sudán, Yemen y Libia.
También deja claro que las personas que ya cuentan actualmente con visas no resultarán afectadas, y retiró la redacción que daba prioridad a las minorías religiosas, una cláusula que algunas personas interpretaron como una manera de ayudar a los cristianos a ingresar al país y excluir a los musulmanes.
Los cambios resaltan la muy distinta posición en la que se encuentra el mandatario.
Hace cinco semanas, Trump presentó su primer decreto con bombos y platillos, tomando por sorpresa a legisladores y miembros de su gobierno. Firmó el documento en una ceremonia en la Sala de Héroes del Pentágono y bajo la mirada del secretario de Defensa, James Mattis.
En esta ocasión, el mandatario se saltó su habitual ceremonia pública. En su lugar, el gobierno eligió a los secretarios de Seguridad Interior, John Kelly; de Estado, Rex Tillerson, y de Justicia, Jeff Sessions, como rostros públicos de la medida durante un breve anuncio ante la prensa.
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Al presentar la nueva orden ejecutiva, Tillerson expresó que se trata de una "medida vital" para la seguridad nacional estadounidense.
Es una "solemne responsabilidad del presidente proteger a los estadounidenses", expresó.
Por su parte, Sessions manifestó que el nuevo decreto "proporcionará una necesaria pausa para que podamos revisar el actual escrutinio de las personas que vienen desde países que nos preocupan".
Para Kelly, la medida "hará que este país sea más seguro y además atenderá viejas preocupaciones sobre la seguridad de nuestro sistema de migración".
Legalidad en veremos. Los expertos jurídicos afirman que el nuevo decreto atiende algunas de las preocupaciones legales que recalcó la Corte Federal de Apelaciones respecto a la medida inicial, pero que aún hay lugar para más impugnaciones legales.
"Es mucho más clara sobre cómo no aplica a grupos de inmigrantes con derechos constituciones más claramente establecidos", consideró Stephen Vladeck, profesor de leyes de la Universidad de Texas. "Ese es un paso realmente importante".
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Como ya había ocurrido en enero, las reacciones al decreto migratorio surgieron de inmediato.
El Comité Nacional del Partido Demócrata afirmó en una nota oficial que "la obsesión de Trump con la discriminación religiosa es asquerosa".
Este nuevo "bloqueo a los musulmanes es tan inconstitucional como el anterior, y no hará que nuestro país sea más seguro", afirmó la dirección del partido opositor.
El senador Bernie Sanders, exaspirante presidencial por ese partido, manifestó en una nota que es "necesario llamar a las cosas por lo que son. Este bloqueo es una tentativa racista y anti islámica para dividirnos".
El fiscal general del estado de Washington, Bob Ferguson, quien había logrado la cancelación de los efectos del decreto original de Trump, declaróm este lunes a la prensa que su equipo analizaba "cuidadosamente" la nueva orden ejecutiva.
Al emitir un nuevo decreto y cancelar el decreto anterior, Trump "dejó claro que el bloqueo original era indefendible legalmente, constitucionalmente y moralmente", agregó.
En tanto, la influyente organización Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en inglés) apuntó que Trump "admitió que su bloqueo a los musulmanes era indefendible, pero lo reemplazó con una versión más suavizada que contiene los mismos errores".
Para la entidad, "la única forma de arreglar un bloqueo a musulmanes es no tener un bloqueo a musulmanes. Pero el presidente sigue comprometido con la discriminación religiosa, y esperamos que haya desaprobación por parte de las cortes y de los estadounidenses".
Por su parte, Marielena Hincapié, directora del Centro Nacional de Derecho para Migración, señaló: "Nuestro mensaje al gobierno de Trump es este: nos veremos en la corte".
La restricción original causó caos en los aeropuertos debido a que los funcionarios de Seguridad Interior trataban de dilucidar la forma de implementarla. Algunos viajeros fueron detenidos antes de ser devueltos a sus naciones de origen, o se les impidió abordar aviones en el extranjero. La medida se convirtió rápidamente en tema de varias impugnaciones legales y el mes pasado un juez federal del estado de Washington la suspendió.
El presidente insistió en repetidas ocasiones en que seguiría peleando por la orden original, incluso en momentos en los que sus asistentes trabajaban por idear un nuevo decreto. Al final, decidieron rescindir la orden previa.