Beirut
Al menos 22 personas murieron el jueves en el peor atentado registrado en Líbano en tres décadas, que sacudió un barrio del sur de Beirut, feudo del Hezbolá chiita, aliado del régimen sirio, según un nuevo balance divulgado este viernes.
La fuerte explosión, reivindicada por un grupúsculo que afirma pertenecer a la rebelión siria, parece un desafío al jefe del movimiento chiita Hasan Nasralá, quien aseguró la víspera que había adoptado medidas para evitar un segundo atentado después del que ocurrió el 9 de noviembre en este barrio.
Además de las 22 víctimas mortales, la Cruz Roja Libanesa informó que al menos 325 personas resultaron heridas.
La Agencia nacional de información indicó además el viernes por la mañana que siete personas, entre ellas un hombre y sus tres hijos, seguían desaparecidas.
El atentado con coche bomba se produjo en Rueiss, un sector popular del suburbio chiita, informó el ejército.
El viernes, investigadores proseguían su trabajo en el lugar de la explosión, cerrado por miembros de la seguridad de Hezbolá, constató un fotógrafo de la AFP.
Estos miembros del partido, vestidos de civil, inspeccionaban igualmente los automóviles en otras zonas del sur de la capital.
El Hezbolá, un sólido aliado del régimen de Asad y que combate desde hace meses con sus tropas contra los rebeldes en Siria, se ha convertido en objetivo militar de los insurgentes sirios, en su mayoría sunitas.
Un grupúsculo desconocido, con una fuerte connotación sunita, "Las compañías de Aicha Um el Muminin" (nombre de la esposa favorita de Mahoma) reivindicó el atentado en un video.
"Hasan Nasralá te enviamos nuestro segundo potente mensaje, ya que sigues sin comprender", indicó un hombre encapuchado al lado de dos hombres armados.
Es el segundo atentado en seis semanas en los sectores populares de Bir el Abed y de Rueis.
Un grupo sirio desconocido, Brigada 313, reivindicó el atentado, una respuesta, según el mismo, a la implicación del Hezbolá en Siria.
El presidente de la república libanesa, Michel Suleiman, condenó el atentado "terrorista", "criminal" y "cobarde" que lleva según él todas las "huellas de Israel", enemigo jurado del Hezbolá.
El presidente israelí Shimon Peres rechazó el viernes esas alegaciones. "Me sorprende que el presidente libanés haya afirmado una vez más que Israel es responsable. ¿Por qué mira del lado de Israel, cuando el Hezbolá rompe los huesos del Líbano y mata a gente en Siria sin la aprobación del gobierno libanés?, afirmó Peres, según su portavoz.
"Este atentado se inscribe en la guerra que se libran Israel y el movimiento chiita, y que se tradujo recientemente en la incursión de soldados israelíes en territorio libanés. El Estado hebreo y el Hezbolá intercambian mensajes explosivos", dijo por su parte el analista y experto del Hezbolá, Wadah Charara.
En una entrevista el miércoles con el canal Al Mayadeen, el jefe del Hezbolá reivindicó dos explosiones que causaron heridas el 7 de agosto a cuatro soldados israelíes, afirmando que su partido "responderá" a toda nueva violación de parte del Estado hebreo.
El primer ministro, Najib Mikati, decretó un duelo nacional el viernes mientras el exjefe del gobierno Saad Hariri, rival de Hezbolá, también condenó la explosión que pretende "sembrar la discordia en Líbano".
El país está muy dividido entre partidarios del régimen sirio, liderados por Hezbolá, y los detractores de Bashar al Asad, que lidera Hariri. Las divisiones sobre Siria han aumentado las tensiones en el país entre sunitas y chiitas.
En Nueva York el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon y el Consejo de Seguridad condenaron el atentado.
El secretario general pidió "unidad" a los libaneses y el Consejo de Seguridad que se "abstengan de implicarse en la crisis siria".