Washington. EFE y AP. El ministro de Relaciones Exteriores de Siria, Walid al-Mualem, afirmó ayer que el gobierno de Bashar al-Asad permitirá a Estados Unidos atacar al Estado Islámico (EI) dentro de sus fronteras, siempre y cuando sea “en coordinación previa” con las autoridades de Damasco.
En una rueda de prensa en la capital siria, Al-Mualem aseguró que Siria da “la bienvenida a cualquiera, incluidos Reino Unido y Estados Unidos, para realizar acciones contra el EI y el Frente al-Nusra (filial de al-Qaeda en Siria)”, aunque condicionó su permiso a que los ataques se realicen “en plena coordinación con el Gobierno” .
En este sentido, la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, insistió en que esta concesión de Damasco no significa que ambos países se hayan aliado, y acusó al régimen de Al-Asad de ayudar al fortalecimiento de EI por no frenarlo en el contexto de la guerra civil que vive el país.
Psaki agregó que el presidente Barack Obama todavía no ha tomado decisión alguna sobre una posible acción militar en territorio sirio, aunque advirtió de que Estados Unidos “hará lo que sea necesario para proteger a los ciudadanos estadounidenses que puedan estar riesgo”.
La posible intervención de Estados Unidos sobre [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20140824_0004 ]]enclaves yihadistas [[END:INLINEREF]]en Siria seguiría a la llevada a cabo por Washington en las últimas semanas en Irak, después que EI se acercó a la región autónoma del Kurdistán iraquí, donde EE. UU. posee intereses estratégicos.
El general Martin Dempsey, jefe del Estado Mayor Conjunto, dijo que la intervención desde Siria dependerá de si se determina que el EI es una amenaza directa para el territorio estadounidense.
Aseguró que, por el momento, considera al grupo insurgente una amenaza regional y que no está contemplando ataques en Estados Unidos o Europa.
Dempsey opinó que los aliados clave en la región, como Jordania, Turquía y Arabia Saudí, se sumarían a Estados Unidos para aplastar al Estado Islámico, si esto fuera necesario.
“Creo que el EI ha sido tan brutal y se ha envuelto en una legitimidad religiosa extremista que amenaza a todos esos países, que creo serán socios bien dispuestos”.