Jerusalén. AFP. Amnistía Internacional (AI) denunció el miércoles que hay “pruebas contundentes” de que Israel cometió crímenes de guerra durante un asalto para recuperar a un soldado capturado en el conflicto de Gaza, el año pasado.
“Hay pruebas contundentes de que las fuerzas israelíes cometieron crímenes de guerra durante el incesante y masivo bombardeo de áreas residenciales de Rafah para recuperar al teniente Hadar Goldin, con un sorprendente desprecio a las vidas de los civiles”, manifestó Philip Luther, director para Oriente Medio y el Norte de África de la organización.
“Llevaron a cabo una serie de ataques desproporcionados o indiscriminados, que no han investigado de manera independiente”, añadió.
La ofensiva, conocida como Viernes Negro , se produjo el 1.° de agosto del 2014, cuando Goldin fue capturado, aproximadamente un mes después de que se inició la guerra.
El teniente Goldin desapareció ese día y, al siguiente, Israel lo dio por muerto. Actualmente, las autoridades israelíes estarían negociando con el movimiento islamista palestino Hamás para recuperar su cadáver a cambio de la liberación de varios presos.
El grupo de defensa de los derechos humanos pidió que los acusados de estos supuestos crímenes sean procesados, tras efectuar un análisis basado en testimonios, imágenes por satélite, fotos y videos del asalto, en el que murieron al menos 153 personas.
Informe sin bases. Israel negó las acusaciones y afirmó que el informe de AI utiliza metodologías erróneas para analizar los hechos, la base legal y para llegar a conclusiones.
“Uno diría que AI se olvidó de que había un conflicto en curso (...) y de que las organizaciones terroristas palestinas estaban llevando ataques intensivos contra el Ejército israelí desde zonas civiles”, alegó el Ministerio de Relaciones Exteriores, el cual defendió que el país actuó conforme al derecho internacional.
AI acusó a Israel de haber activado el “procedimiento Hannibal”, que consiste en lanzar un operativo de asedio para impedir que el militar sea capturado.
El Ejército israelí niega que exista este protocolo.
De acuerdo con Amnistía Internacional –cuya sede está en Londres–, Israel bombardeó la ciudad de Rafah y sus alrededores en un momento en que los civiles habían comenzado a volver a sus casas después de que se anunció un alto el fuego.
“Se inició un bombardeo masivo y prolongado sin avisar de ello, mientras grandes grupos de personas se encontraban en las calles y muchas de ellas, sobre todo las que estaban en vehículos, se convirtieron en objetivos” de los ataques, explicó la organización no gubernamental.
“Los testigos visuales describieron escenas horrorosas de caos y pánico, mientras las calles se inundaron con el fuego procedente de cazas F-16, drones, helicópteros y artillería, cayendo sobre civiles que iban a pie o en coche, así como ambulancias y otros vehículos que evacuaban a los heridos”.
Un informe de las Naciones Unidas, publicado en junio, dijo que tanto Israel como los grupos armados palestinos incurrieron en crímenes de guerra durante el conflicto en Gaza, y condenó una devastación y un sufrimiento humanos “sin precedentes”.
En el informe también se condenó el disparo “indiscriminado” de miles de cohetes y morteros a Israel por milicianos palestinos, así como la “enorme potencia de fuego” que Israel empleó en Gaza.
El enclave palestino, en el que viven 1,8 millones de personas sometidas al bloqueo israelí, ha sufrido tres guerras en seis años. Hamás, el movimiento islamista que lo controla, es considerado una organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea.
La guerra en Gaza el pasado verano boreal dejó 2.251 palestinos muertos, incluidos unos 500 niños, mientras que hubo 73 víctimas israelíes, de las cuales 67 eran soldados.