Brasilia. AFP. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tildó este martes de “traidor” a su vicepresidente, Michel Temer, y lo acusó de apoyar el juicio político con que la oposición quiere sacarla del poder .
La principal economía latinoamericana vive horas de creciente tensión, que ponen a prueba su joven democracia: el viernes, la Cámara de Diputados abrirá tres días de debates con la intención de pronunciarse el domingo sobre el pedido de destitución de la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT), acusada de manipular las cuentas públicas.
Su vicepresidente, Michel Temer, que la reemplazaría hasta el fin del mandato en el 2018, se ha convertido en su principal enemigo desde la ruptura, el mes pasado, de la alianza entre su partido, el centrista Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y el PT.
Por su parte, Temer dejó claro, por si alguien lo dudaba, que se prepara para esa eventualidad al divulgar el lunes involuntariamente , según adujo, un audio en el que daba por hecha la aprobación en la Cámara de la moción de impeachment (juicio político) contra la mandataria.
En la grabación llama a formar “un gobierno de unidad nacional” para “pacificar” el país y sacarlo de la recesión y anuncia un tiempo de “sacrificios”, aunque promete respetar las “conquistas sociales” obtenidas bajo los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y de Rousseff.
Ese audio “revela una traición hacia mí y hacia la democracia, de ese jefe conspirador que tampoco tiene compromisos con el pueblo”, proclamó Rousseff en un acto en el palacio presidencial de Planalto, sin mencionar el nombre de su vicepresidente.
“Vivimos tiempos extraños y preocupantes. Tiempos de golpe de Estado, de farsa y de traición”, agregó Rousseff, al acusar a Temer de ser “uno de los jefes de la conspiración”.
“Ayer quedó claro que existen dos jefes del golpe, que actúan en conjunto y de forma premeditada”, aseguró, apuntando sus dardos igualmente contra el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, que promueve activamente su destitución.
Menos respaldo. En tanto, el Partido Progresista (PP) también decidió salirse de la coalición gobernante y anunció que la mayoría de sus 51 diputados votará a favor de la destitución de Rousseff.
“El partido salió de la base aliada por decisión de la mayoría”, dijo este martes una vocera de esta organización, con la que el Gobierno quería reconstruir su base en la Cámara de Diputados para frenar el impeachment en la votación del domingo.
Si la Cámara aprueba el pedido de impeachment por una mayoría de dos tercios (342 diputados de un total de 513) y el Senado avala posteriormente esa decisión, Rousseff sería reemplazada por Temer, quien estaría confirmado en el cargo si en 180 días la Cámara Alta la declara culpable.
Asimismo, los opositores festejaron este lunes la aprobación de la recomendación de un grupo parlamentario para abrir un juicio político a la presidenta.
Sin embargo, el Gobierno está decidido a dar la gran batalla en la Cámara de Diputados .
“La verdad va a prevalecer. El golpe no va a pasar. El impeachment será bloqueado”, manifestó Rousseff.
“El Gobierno está tranquilo y hay confianza de que es posible vencer”, dijo una fuente gubernamental, que aseguró que la iniciativa será rechazada.
Los debates empezarán el viernes, pero la votación comenzará el domingo y el resultado podría saberse al inicio de la noche.
Partidarios y adversarios de Rousseff llamaron a manifestarse ese día en Brasilia para presionar a los legisladores. La Policía tendió un enorme vallado a lo largo de la explanada de los Ministerios, que pretende mantener a los activistas separados para evitar enfrentamientos.